/ viernes 9 de octubre de 2020

Gracias por la vacuna anti-influenza, pero…

QUO VADIS

Antes de compartirles estas líneas que representan un botón de muestra en las acciones para vacunar contra la influenza estacional en esta capital, patentizo a los trabajadores de Salud que arriesgan sus vidas para atender a enfermos del Covid-19, reconocimiento y solidaridad por entregar su vida con más voluntad que herramientas apropiadas porque ellos, no quienes determinan las políticas públicas y por ende su desafortunada situación laboral en estos tiempos de muerte, caos y aflicción que impone la pandemia, son los que a final de cuentas enaltecen el quehacer médico-asistencial, nadie más.

El caso es que desde muy temprano en diversos centros comerciales se están instalando módulos para aplicar la vacuna contra la influenza estacional a la población abierta y eso, bajo las condiciones en que ocurre, se contrapone a las premisas para prevenir el contagio del Covid-19.

Vamos por partes: Desde las 7.30 horas del pasado martes 6, en el interior de la Plaza Nuevo Mexicali (Lázaro Cárdenas) llegaron cinco personas para hacer fila en espera del módulo de vacunación que ahí opera desde las 9:00 a las 2:00 de la tarde. Puntuales llegaron a su dignificante labor una trabajadora del sector Salud y un joven con bata que lo acreditaba como universitario. A las 9:15 iniciaron el registro y ya había cuando menos 150 personas haciendo fila de espera.

Sin embargo, de la “nada” comenzaron a hacer “bola” entre 20 y 30 personas sin respetar la fila, seis de ellas en silla de ruedas, acompañadas de dos o más familiares y otras -- evidentemente en buen estado físico-- negándose a hacer fila porque argumentaron ser de la tercera edad.

Ante esta situación, la trabajadora de la salud y los guardias de seguridad no pudieron poner orden y se decidió hacer dos filas y dar registro intercalando uno a uno. Pero tampoco sirvió porque la trabajadora también hacía lo propio con sus acompañantes, lo que provocó la irritación de las decenas que tenían horas esperando ser atendidos.

En suma: Esto refleja que es un error asignar dos personas para atender un módulo a donde van a llegar entre 300 y 400, porque además la ineficiencia provoca hacer dos filas: Una para registrarse y otra para vacunarse. Otra pifia es no establecer claramente el trato para personas vulnerables y quienes le acompañen, no toda la familia; igualmente resulta injustificable que el módulo opere en la entrada de grandes centros comerciales porque obligan a mucha gente ajena a transitar en un breve espacio y por último no hay quién ponga orden y garantice la sana distancia entre los que hacen fila para vacunarse.

Quizá este tipo de situaciones no importe a algunos, pero el desorden, riesgos de contagio y desabasto en esta campaña son tan evidentes que mucha gente se pregunta: ¿Qué pasará cuando comience la vacuna anti-Covid-19? ¿Otro viacrucis? No, por favor… ¿O no?

pibenavarro115@hotmail.com


QUO VADIS

Antes de compartirles estas líneas que representan un botón de muestra en las acciones para vacunar contra la influenza estacional en esta capital, patentizo a los trabajadores de Salud que arriesgan sus vidas para atender a enfermos del Covid-19, reconocimiento y solidaridad por entregar su vida con más voluntad que herramientas apropiadas porque ellos, no quienes determinan las políticas públicas y por ende su desafortunada situación laboral en estos tiempos de muerte, caos y aflicción que impone la pandemia, son los que a final de cuentas enaltecen el quehacer médico-asistencial, nadie más.

El caso es que desde muy temprano en diversos centros comerciales se están instalando módulos para aplicar la vacuna contra la influenza estacional a la población abierta y eso, bajo las condiciones en que ocurre, se contrapone a las premisas para prevenir el contagio del Covid-19.

Vamos por partes: Desde las 7.30 horas del pasado martes 6, en el interior de la Plaza Nuevo Mexicali (Lázaro Cárdenas) llegaron cinco personas para hacer fila en espera del módulo de vacunación que ahí opera desde las 9:00 a las 2:00 de la tarde. Puntuales llegaron a su dignificante labor una trabajadora del sector Salud y un joven con bata que lo acreditaba como universitario. A las 9:15 iniciaron el registro y ya había cuando menos 150 personas haciendo fila de espera.

Sin embargo, de la “nada” comenzaron a hacer “bola” entre 20 y 30 personas sin respetar la fila, seis de ellas en silla de ruedas, acompañadas de dos o más familiares y otras -- evidentemente en buen estado físico-- negándose a hacer fila porque argumentaron ser de la tercera edad.

Ante esta situación, la trabajadora de la salud y los guardias de seguridad no pudieron poner orden y se decidió hacer dos filas y dar registro intercalando uno a uno. Pero tampoco sirvió porque la trabajadora también hacía lo propio con sus acompañantes, lo que provocó la irritación de las decenas que tenían horas esperando ser atendidos.

En suma: Esto refleja que es un error asignar dos personas para atender un módulo a donde van a llegar entre 300 y 400, porque además la ineficiencia provoca hacer dos filas: Una para registrarse y otra para vacunarse. Otra pifia es no establecer claramente el trato para personas vulnerables y quienes le acompañen, no toda la familia; igualmente resulta injustificable que el módulo opere en la entrada de grandes centros comerciales porque obligan a mucha gente ajena a transitar en un breve espacio y por último no hay quién ponga orden y garantice la sana distancia entre los que hacen fila para vacunarse.

Quizá este tipo de situaciones no importe a algunos, pero el desorden, riesgos de contagio y desabasto en esta campaña son tan evidentes que mucha gente se pregunta: ¿Qué pasará cuando comience la vacuna anti-Covid-19? ¿Otro viacrucis? No, por favor… ¿O no?

pibenavarro115@hotmail.com