A la memoria del entrañable amigo Gustavo de Hoyos G.
A partir del primero de septiembre entró en funciones la XXIV legislatura estatal, integrada por 11 hombres y 14 mujeres, destacando siete que fueron reelectos y 18 que por vez primera incursionan en tareas legislativas.
Su conformación atípica nos invitó a plantear algunas reflexiones. Llama la atención la participación de siete diputados reelectos para la honrosa representación.
Es de esperarse que la experiencia adquirida, combinada con el interés de los nuevos por servir honesta y eficientemente, permitan que los diputados todos cumplan su noble misión de legislar en favor de la comunidad no de sus partidos, grupos de poder o intereses personales. No olvidar que el legislativo es un poder, no empleado del poder.
Otro detalle significativo es que la fracción parlamentaria más importante es la del partido Morena, con 13 diputados que le permiten ser mayoría indiscutible.
En lo que se refiere a los partidos calificados como de oposición, vale acotar que todos en conjunto únicamente suman doce diputados, mientras que Morena acumula trece. Tres de ellos, del PT tienen simpatías con el partido guinda.
Otro dato relevante: ¿dominio femenino en la legislatura XXIV por aquello que de los 25, catorce son mujeres? ¿Hasta dónde llegará su fuerza a la hora de las grandes decisiones legislativas, una vez alcanzado el empoderamiento que siempre anhelaron? Veremos y comentaremos.
¿Ahora bien, cuáles son los retos que esperan a la nueva legislatura? El primero sería, reconciliarse con la ciudadanía; recuperar la confianza perdida por criticables desempeños de ciertos diputados y fundamentalmente, buscar el mejoramiento de la imagen negativa que de ellos se tiene. Hay que decirlo: tarea nada fácil.
Cerramos con el enérgico exhorto que hiciera el filósofo y escritor francés Víctor Hugo a sus colegas parlamentarios: “a la hora de aprobar leyes, piensen en su conciencia, no en su bolsillo.”.
