ESTRATEGIA$
Hace unos días, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) entregó al Congreso de la Unión los Pre-Criterios Generales de Política Económica (PGPE) para 2019. En éste augura que la economía mexicana crecerá en un rango de 2.5 a 3.5%, para una meta puntual de 3.0%.
Este documento -al igual que en años anteriores- servirá de base para la elaboración del paquete económico del año próximo.
La verdad, resulta difícil aceptar las cifras de la dependencia encargada de las finanzas nacionales, pues no ha acertado una sola vez las metas establecidas en los PGPE en lo que va de la presente administración.
Una revisión de los documentos indica que en 2013 la meta de crecimiento del PIB se estableció en 3.8%, siendo el resultado real 1.4%. Para 2014 se proyectó una expansión de 4.0% y se logró 2.7%. Al año siguiente se fijó 4.7% y se consiguió 3.1%.
A partir de 2016, la SHCP modificó la exposición de los PGPE al establecer un rango de proyección, en vez de una cifra puntual. Así, en dicho año se trazó un crecimiento comprendido entre 3.3 y 4.3%, para un promedio de 3.8%. El resultado fue de únicamente 2.7%. Para 2017, el pronóstico era de 2.6 a 3.6%, para un promedio de 3.0% y cifras preliminares muestran que sólo se alcanzó 2.1%.
Para 2018, el planteamiento fue un aumento de 2.0 a 3.0%. Hasta ahora organismos internacionales y analistas independientes coinciden en que se obtendrá un resultado comprendido entre 2.0 y 2.3%. De ser así, sería el mejor año para Hacienda en términos de sus ejercicios de prognosis. No obstante, falta mucho para que concluya el año y no se puede descartar que la economía quede por debajo de la cifra mínima esperada de 2.0%.
Hay que reconocer que el panorama económico para 2019, si bien presenta retos derivados del proceso político en el que estamos inmersos, así como el futuro que depara el resultado de las negociaciones en torno al TLCAN, no tiene porqué ser diferente -en términos de pronóstico- a lo establecido en años anteriores. Y es que, contrario a lo que muchos piensan, la economía no desvariará del rumbo y ritmo que lleva actualmente, como consecuencia de los resultados electorales.
Es cierto que el paquete económico del 2019 lo habrá de presentar el Presidente entrante a más tardar el próximo 15 de diciembre (normalmente la fecha límite es el 8 de septiembre, con excepción de años de elección presidencial). Y también, que este proceso puede complicarse en caso de ser Andrés Manuel López Obrador quien quedara a cargo. Sin embargo, por muchos cambios que éste quisiera introducir, es difícil imaginar un conflicto entre poderes que impida llegar a acuerdos.
El optimismo de Hacienda respecto a 2019 ya está en entredicho. De acuerdo con la encuesta mensual sobre las expectativas de los especialistas en economía del sector privado que realiza el Banco de México, éstos redujeron marginalmente su pronóstico en marzo. En febrero consideraban que la economía nacional podría alcanzar una expansión de 2.36% y para marzo la expectativa fue de 2.34%. Ambas cifras, abajo del mínimo de 2.5% que proyecta la SHCP.
En lo personal, veo difícil que la economía crezca más en 2019 que lo que se logre este año. Por un lado, está el hecho que se proyecta un desempeño menor para la economía de Estados Unidos de 2.4% contra un esperado de 2.7% este año, según el más reciente pronóstico dado a conocer por el Federal Open Market Committee (20 de marzo).
Por otro, por las posibles consecuencias sobre el crecimiento global que puede tener una guerra comercial. Y es que las medidas recientes del presidente Donald Trump contra importaciones de China y Europa, ya empezaron a generar represalias.
Es tradicional en nuestro país que se registre una desaceleración de la inversión privada ante un cambio del Ejecutivo. Y más en esta ocasión, donde se vislumbra incertidumbre política, gane quien gane. En general, el optimismo de Hacienda se verá aminorado conforme se acerque la fecha para la presentación del paquete económico. La única duda hasta el momento es cuánto.
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