/ lunes 26 de noviembre de 2018

Incursión fallida

Voz Campesina


El domingo anterior, migrantes centroamericanos ubicados en Tijuana (se supone hondureños la mayoría) intentaron cruzar a territorio estadounidense sin más autorización que su desesperado afán de obtener asilo en aquel país.

Si legalmente es un procedimiento complicado, transgredir las leyes migratorias le añade el riesgo de cometer algún delito.

Por fortuna la reacción de la Patrulla Fronteriza consistió sólo en lanzar gases lacrimógenos para impedirles ingresar. Sin embargo, el zipizape provocó cerrar durante horas las garitas de El Chaparral y San Ysidro. Con independencia del trastorno que paralizó a la ciudad, resultan imaginables las enormes pérdidas de haber ocurrido en un día de normal e intensa actividad empresarial inter-fronteriza. Ahora bien, a cabal respeto de los derechos humanos de quienes aseguran escapar de la violencia, pobreza y falta de trabajo en sus lugares de origen, el entorno económico, turístico, etc., etc., que enlaza nuestra vecindad con Estados Unidos no tendrían que afectarlo mediante actitudes belicosas. Máxime cuando gracias al esfuerzo oficial y de la sociedad civil se les brinda el auxilio posible.

Además, existiendo el módulo tijuanense del sector maquilador de exportación para otorgarles empleo temporal bajo autorización de las autoridades competentes (admitido en su momento por migrantes haitianos), todo indica que en el caso particular a lo que aspiran es a migrar ‘del otro lado’. Mientras tanto, la Secretaría de Gobernación anunció que deportará a las personas, plenamente identificadas, que pretendieron cruzar de esa manera la frontera.

Y a escasos días de tomar posesión el Presidente electo de México, el futuro Secretario de Relaciones Exteriores declaró que la forma de detener la migración ilegal es a través de un plan de desarrollo social para Centroamérica.

Manifestando nuestra modesta opinión a favor del proyecto, reiteramos el argumento que formulamos semanas atrás en cuanto al absoluto silencio y omisiva actitud, a la fecha, de los Presidentes de las naciones centroamericanas involucradas: La buena voluntad del Gobierno mexicano no podrá aterrizar ningún plan estratégico sin la participación de los países donde se genera el fenómeno migratorio masivo, mejor conocido como caravanas.

Ojalá admitan el diálogo e intervengan en la búsqueda de soluciones.


Voz Campesina


El domingo anterior, migrantes centroamericanos ubicados en Tijuana (se supone hondureños la mayoría) intentaron cruzar a territorio estadounidense sin más autorización que su desesperado afán de obtener asilo en aquel país.

Si legalmente es un procedimiento complicado, transgredir las leyes migratorias le añade el riesgo de cometer algún delito.

Por fortuna la reacción de la Patrulla Fronteriza consistió sólo en lanzar gases lacrimógenos para impedirles ingresar. Sin embargo, el zipizape provocó cerrar durante horas las garitas de El Chaparral y San Ysidro. Con independencia del trastorno que paralizó a la ciudad, resultan imaginables las enormes pérdidas de haber ocurrido en un día de normal e intensa actividad empresarial inter-fronteriza. Ahora bien, a cabal respeto de los derechos humanos de quienes aseguran escapar de la violencia, pobreza y falta de trabajo en sus lugares de origen, el entorno económico, turístico, etc., etc., que enlaza nuestra vecindad con Estados Unidos no tendrían que afectarlo mediante actitudes belicosas. Máxime cuando gracias al esfuerzo oficial y de la sociedad civil se les brinda el auxilio posible.

Además, existiendo el módulo tijuanense del sector maquilador de exportación para otorgarles empleo temporal bajo autorización de las autoridades competentes (admitido en su momento por migrantes haitianos), todo indica que en el caso particular a lo que aspiran es a migrar ‘del otro lado’. Mientras tanto, la Secretaría de Gobernación anunció que deportará a las personas, plenamente identificadas, que pretendieron cruzar de esa manera la frontera.

Y a escasos días de tomar posesión el Presidente electo de México, el futuro Secretario de Relaciones Exteriores declaró que la forma de detener la migración ilegal es a través de un plan de desarrollo social para Centroamérica.

Manifestando nuestra modesta opinión a favor del proyecto, reiteramos el argumento que formulamos semanas atrás en cuanto al absoluto silencio y omisiva actitud, a la fecha, de los Presidentes de las naciones centroamericanas involucradas: La buena voluntad del Gobierno mexicano no podrá aterrizar ningún plan estratégico sin la participación de los países donde se genera el fenómeno migratorio masivo, mejor conocido como caravanas.

Ojalá admitan el diálogo e intervengan en la búsqueda de soluciones.


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