/ lunes 9 de abril de 2018

Inflación cede, mas no se elimina

ESTRATEGIA$

Este lunes el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) informó que en marzo los precios de los bienes y servicios en el país aumentaron 0.32% respecto a febrero, para un resultado anualizado (marzo 2018 respecto a marzo de 2017) de 5.0%.

La variación mensual de los precios fue menor a lo esperado por los analistas privados, quienes consideraban que el alza podría ser de 0.39%. Asimismo, confirmó la tendencia a la baja del ritmo de expansión de los precios, condición que en 2017 nos llevó a cerrar con una inflación de 6.8%, la más elevada en los últimos 17 años.

Lo anterior no debe ser motivo para echar las campanas al vuelo -como se dice popularmente- pues faltan 9 meses para que concluya el año y aún pueden darse factores tanto internos como externos que reviertan esta tendencia.

De acuerdo con la encuesta más reciente del Banco de México entre los especialistas de la economía nacional, se espera que la inflación concluya el año con un acumulado de 4.1%, cifra ligeramente superior a la meta máxima del propio organismo central que normalmente contempla un rango de 2 a 4%, para un promedio de 3%. Sin embargo, en febrero reconoció que no se lograría este objetivo, sino hasta el próximo año. Y anunció que lo más probable es que el INPC sea de 3.8% en 2018.

Desde mi perspectiva, el alza promedio de los precios en el país cerrará más cerca de 4.5% que de 4.0%, a menos que el Inegi nos sorprenda con el cambio de metodología que tiene previsto aplicar a partir de la segunda quincena de julio próximo y cuyos resultados empezará a difundir a partir de agosto.

Las principales razones por las que el alza de precios ha mantenido una dinámica a la baja hasta ahora, tienen que ver con factores de distinto índole. En principio está el hecho que el tipo de cambio también ha reflejado una tendencia descendente. De una cotización promedio de $19.18 pesos por dólar en diciembre (Fix), pasó a una de $18.91 en enero, a $18.64 en febrero y a $18.63 en marzo. Es decir, nuestra moneda se apreció en promedio 2.9% en los últimos tres meses. Esto obviamente ha tenido un efecto positivo sobre el costo de los insumos importados.

Es innegable que las alzas a la tasa de interés objetivo aplicadas por Banco de México contribuyeron significativamente a una mayor estabilidad del peso. Esto, sin dejar de reconocer que la continuación de las negociaciones en torno al TLCAN y un mayor ritmo de expansión de las exportaciones y el turismo extranjero, también han sido factores positivos en la recuperación cambiaria.

La contención del gasto público en los primeros meses del año, si bien se ha reflejado en una disminución de la actividad económica, ha actuado como factor de restricción al consumo que al incidir sobre el crecimiento de la demanda agregada, ha sido un freno a la carrera alcista de los precios.

El escepticismo de los consumidores en los últimos tres meses también ha impactado la tendencia a la baja del INPC. No obstante, se prevé esto cambie con motivo de la derrama económica que generarán las campañas políticas de aquí al primero de julio.

Contrario a lo que algunos opinan, no creo que el resultado electoral vaya a incidir sobre la tendencia de los precios. Por el contrario, de llevarse a cabo sin mayores incidentes, bien podría contribuir a generar un clima de mayor seguridad y confianza tanto a consumidores como inversionistas, pues los riesgos de un repunte de la inflación siguen presentes.

erovirosa01@gmail.com



ESTRATEGIA$

Este lunes el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) informó que en marzo los precios de los bienes y servicios en el país aumentaron 0.32% respecto a febrero, para un resultado anualizado (marzo 2018 respecto a marzo de 2017) de 5.0%.

La variación mensual de los precios fue menor a lo esperado por los analistas privados, quienes consideraban que el alza podría ser de 0.39%. Asimismo, confirmó la tendencia a la baja del ritmo de expansión de los precios, condición que en 2017 nos llevó a cerrar con una inflación de 6.8%, la más elevada en los últimos 17 años.

Lo anterior no debe ser motivo para echar las campanas al vuelo -como se dice popularmente- pues faltan 9 meses para que concluya el año y aún pueden darse factores tanto internos como externos que reviertan esta tendencia.

De acuerdo con la encuesta más reciente del Banco de México entre los especialistas de la economía nacional, se espera que la inflación concluya el año con un acumulado de 4.1%, cifra ligeramente superior a la meta máxima del propio organismo central que normalmente contempla un rango de 2 a 4%, para un promedio de 3%. Sin embargo, en febrero reconoció que no se lograría este objetivo, sino hasta el próximo año. Y anunció que lo más probable es que el INPC sea de 3.8% en 2018.

Desde mi perspectiva, el alza promedio de los precios en el país cerrará más cerca de 4.5% que de 4.0%, a menos que el Inegi nos sorprenda con el cambio de metodología que tiene previsto aplicar a partir de la segunda quincena de julio próximo y cuyos resultados empezará a difundir a partir de agosto.

Las principales razones por las que el alza de precios ha mantenido una dinámica a la baja hasta ahora, tienen que ver con factores de distinto índole. En principio está el hecho que el tipo de cambio también ha reflejado una tendencia descendente. De una cotización promedio de $19.18 pesos por dólar en diciembre (Fix), pasó a una de $18.91 en enero, a $18.64 en febrero y a $18.63 en marzo. Es decir, nuestra moneda se apreció en promedio 2.9% en los últimos tres meses. Esto obviamente ha tenido un efecto positivo sobre el costo de los insumos importados.

Es innegable que las alzas a la tasa de interés objetivo aplicadas por Banco de México contribuyeron significativamente a una mayor estabilidad del peso. Esto, sin dejar de reconocer que la continuación de las negociaciones en torno al TLCAN y un mayor ritmo de expansión de las exportaciones y el turismo extranjero, también han sido factores positivos en la recuperación cambiaria.

La contención del gasto público en los primeros meses del año, si bien se ha reflejado en una disminución de la actividad económica, ha actuado como factor de restricción al consumo que al incidir sobre el crecimiento de la demanda agregada, ha sido un freno a la carrera alcista de los precios.

El escepticismo de los consumidores en los últimos tres meses también ha impactado la tendencia a la baja del INPC. No obstante, se prevé esto cambie con motivo de la derrama económica que generarán las campañas políticas de aquí al primero de julio.

Contrario a lo que algunos opinan, no creo que el resultado electoral vaya a incidir sobre la tendencia de los precios. Por el contrario, de llevarse a cabo sin mayores incidentes, bien podría contribuir a generar un clima de mayor seguridad y confianza tanto a consumidores como inversionistas, pues los riesgos de un repunte de la inflación siguen presentes.

erovirosa01@gmail.com