PENSARES
Cuántas veces hemos sufrido de injusticias, unos más, otros menos, pero al final de cuentas injusticias.
Cuando a una persona lo ponen de jefe de alguna organización y esa persona no conoce ni lo más elemental de administración, comete muchas injusticias que a propósito las comete porque no tienen ni la más remota educación y con eso trata de justificarse, pero existe la Ley del Karma, que lo que hace uno aquí, aquí lo paga, él puede sentirse muy satisfecho por los actos que comete en contra de algunos empleados y cree que con esas acciones está obrando bien cometiendo injusticias, sobre todo con personas de la tercera edad que tiene que estar tolerando, pero no siempre se extralimitan con ellos, sin pensar que ya les llegará su tiempo y seguramente se les va a revertir esta situación.
Nunca hay que hacer a otros lo que no queramos que nos hagan a nosotros. Qué triste es esto y ver que se alegran si alguno sale perjudicado. ¡Dale poder al indio!, reza un refrán. Uno debe de ser tolerante y no hacer caso de personas que actúan así, que ya les llegará su hora para que les pase lo mismo y mil veces peor. Cuentan que una persona era tan ignorante que en alguna ocasión una persona quiso ayudarlo y lo puso de jefe en su oficina. A uno de los empleados se le enfermó su esposa y él no quiso darle permiso de que fuera a su casa y poderle brindar atención. Cuando llegó a su casa ella ya había fallecido, sin poderla haber auxiliado en su momento.
El jefe le negó el permiso para salir a verla. Como esta injusticia hay muchas y desgraciadamente esas personas no pueden reclamar nada. Al tiempo al jefe se le enfermó su esposa y él por sentirse “muy muy” llegó demasiado tarde para poderla ayudar. Se acordó del empleado y solo así supo valorar la acción del empleado y recapacitó lo que él había hecho con su empleado.
Quiso componer la situación, pero al empleado -que ya era mayor- y ese trabajo era lo que lo sostenía en lo económico, aun así lo despidió.
