/ viernes 5 de junio de 2020

¿Irresponsabilidad criminal…?

QUO VADIS

A menos de 72 horas transcurridas desde el primer minuto del primero de junio en que oficialmente se daba por terminada la sana distancia y se entra a una etapa donde en unos lugares sí y en otros no es obligatorio el uso de cubrebocas y autoridades federales como locales determinarán discrecionalmente quién, cuándo y cómo podrá reactivarse en medio de la pandemia, ocurre lo peor: El mayor número de víctimas y contagios…y la cuenta sigue.

Independientemente del esgrima verbal de López-Gatell para tratar de justificar sus indescifrables proyecciones, curvas, rectas, aplanamientos y “domadas” de la pandemia, la cifra conservadora advierte que “si bien nos va” para antes de septiembre podrían contabilizarse alrededor de 30 mil decesos o en el peor de los escenarios de 90 a 100 mil, como ocurre en Estados Unidos, donde ya no ven lo duro sino lo tupido al sumarse al problema de salud los reclamos pacíficos y violentos contra el racismo en EU por la muerte del afroamericano George Floyd a manos de un policía de Minnesota.

Volviendo a nuestro territorio, ya es del dominio público la arbitraria como confusa política pública en materia de salud porque está en franco contraste con prácticas y experiencias en otros países, tanto que no pocos gobernadores se rehúsan a asumir responsabilidades federales a pesar de advertirse la cercanía de escenarios mucho más dolorosos y costosos a causa del Covid-19.

Así las cosas, quiérase o no, falta mucho por hacer para ponerse a salvo del virus que según el “semáforo” federal tiene a todo el país en alerta roja y con ello suponer como una verdadera ilusión la posibilidad de reflexionar que no hay que alarmarse y ser realista, como lo decía López-Gatell a finales de enero cuando China apenas contabilizaba 17 decesos y 400 contagios.

Hoy la actitud, hechos y dichos de López-Gatell son calificados por el periodista Ciro Gómez Leyva como una “irresponsabilidad criminal” porque de la política pública federal en materia sanitaria y económica siguen dependiendo la salud y estabilidad de decenas de millones de mexicanos y ya no hay, por lo visto, espacios para retóricas que dejan entrever la incapacidad oficial por acción u omisión en el trato de la pandemia. Como tampoco hay necesidad de que las autoridades sean tolerantes a la reprobable actitud de millones de personas que si bien parece justificable tengan que salir a ganarse la vida ante la pérdida de sus empleos formales o informales y la falta de apoyos oficiales, desatienden su cuidado personal en la calle o trabajo para reducir a su mínima expresión el riesgo de contagio.

Ahora, pese al largo confinamiento, pifias como éxitos durante la pandemia, seremos cada vez más las personas que tendremos que adaptarnos y de alguna manera rehacer nuestras vidas sin dejar de confrontar el riesgo de contagio…las estadísticas, las que se tienen y aún están lejos de lo real, así lo indican. ¿O no?

pibenavarro115@gmail.com


QUO VADIS

A menos de 72 horas transcurridas desde el primer minuto del primero de junio en que oficialmente se daba por terminada la sana distancia y se entra a una etapa donde en unos lugares sí y en otros no es obligatorio el uso de cubrebocas y autoridades federales como locales determinarán discrecionalmente quién, cuándo y cómo podrá reactivarse en medio de la pandemia, ocurre lo peor: El mayor número de víctimas y contagios…y la cuenta sigue.

Independientemente del esgrima verbal de López-Gatell para tratar de justificar sus indescifrables proyecciones, curvas, rectas, aplanamientos y “domadas” de la pandemia, la cifra conservadora advierte que “si bien nos va” para antes de septiembre podrían contabilizarse alrededor de 30 mil decesos o en el peor de los escenarios de 90 a 100 mil, como ocurre en Estados Unidos, donde ya no ven lo duro sino lo tupido al sumarse al problema de salud los reclamos pacíficos y violentos contra el racismo en EU por la muerte del afroamericano George Floyd a manos de un policía de Minnesota.

Volviendo a nuestro territorio, ya es del dominio público la arbitraria como confusa política pública en materia de salud porque está en franco contraste con prácticas y experiencias en otros países, tanto que no pocos gobernadores se rehúsan a asumir responsabilidades federales a pesar de advertirse la cercanía de escenarios mucho más dolorosos y costosos a causa del Covid-19.

Así las cosas, quiérase o no, falta mucho por hacer para ponerse a salvo del virus que según el “semáforo” federal tiene a todo el país en alerta roja y con ello suponer como una verdadera ilusión la posibilidad de reflexionar que no hay que alarmarse y ser realista, como lo decía López-Gatell a finales de enero cuando China apenas contabilizaba 17 decesos y 400 contagios.

Hoy la actitud, hechos y dichos de López-Gatell son calificados por el periodista Ciro Gómez Leyva como una “irresponsabilidad criminal” porque de la política pública federal en materia sanitaria y económica siguen dependiendo la salud y estabilidad de decenas de millones de mexicanos y ya no hay, por lo visto, espacios para retóricas que dejan entrever la incapacidad oficial por acción u omisión en el trato de la pandemia. Como tampoco hay necesidad de que las autoridades sean tolerantes a la reprobable actitud de millones de personas que si bien parece justificable tengan que salir a ganarse la vida ante la pérdida de sus empleos formales o informales y la falta de apoyos oficiales, desatienden su cuidado personal en la calle o trabajo para reducir a su mínima expresión el riesgo de contagio.

Ahora, pese al largo confinamiento, pifias como éxitos durante la pandemia, seremos cada vez más las personas que tendremos que adaptarnos y de alguna manera rehacer nuestras vidas sin dejar de confrontar el riesgo de contagio…las estadísticas, las que se tienen y aún están lejos de lo real, así lo indican. ¿O no?

pibenavarro115@gmail.com