/ lunes 16 de abril de 2018

Juego de seducción

EL MURO

Con un poco de labia y de información un emporio, cualquiera puede ser don Juan Tenorio. O lo que es lo mismo: La clave está en saber cada detalle de la persona a convencer porque el resto llega casi por añadidura.

“¿Cuántos días empleáis en cada mujer que amáis?”. Don Juan responde: “Partid los días del año entre las que ahí encontráis. Uno para enamorarlas, otro para conseguirlas, otro para abandonarlas, dos para sustituirlas y una hora para olvidarlas”.

Podrá sonar cruel, pero es lo que hacen las empresas de redes sociales cibernéticas con nuestros datos personales: Los facilitan a otras empresas, las cuales luego nos ofrecen un producto o un servicio a nuestra medida. Haga de cuenta que nos conocieran de toda la vida y en parte así es.

Aunque negocios son negocios, la avaricia debe tener un límite. El Congreso de los Estados Unidos citó a declarar al propietario de Facebook, ya que existe evidencia de que los datos personales de millones de norteamericanos adheridos a dicha red social, fueron utilizados para armar la exitosa estrategia electoral de Donald Trump.

Pero cómo funciona esto. Imagine el motivo de sus sueños, digamos que trata de una mujer a la que solo vio una vez y que como en el caso del Tenorio, usted se autoimpuso como meta conquistarla en seis días. Alguien le dice que por una corta suma puede brindarle el secreto para su éxito; acepta, a cambio recibe toneladas de información perfectamente categorizada, así que no batallará para interpretarla, solo es cuestión de poner manos a la obra.

De entrada sabe qué frases no utilizar porque con esas fracasaron los pretendientes previos (tuvo acceso a las charlas supuestamente privadas), también se ha enterado qué tipo de mensajes motivadores ha leído en los últimos tres días.

Le queda claro cuáles son sus temores, desde a las arañas hasta que alguien intente subirse a su carro mientras espera que el semáforo se ponga en verde. Le gustan las enchiladas suizas, en particular de una fonda llamada “El corrientazo” y su fantasía romántica no sexual es que un hombre vestido de vaquero la invite a cenar.

Claro que usted puede fallar en su cometido si se comporta como un torpe desesperado, que de buenas a primeras se presenta como Charles Bronson, dueño de una compañía de fumigaciones, que posee acciones en otra de alarmas y seguridad, al que le gustan las enchiladas verdes.

Pero ¿qué tanto saben las empresas cibernéticas -no solo Facebook- de nuestros gustos personales? Lamento informarle que mucho, muchísimo más de lo que su mente “conspiranoica” sospecha y lo suficiente como para que el relato anterior pueda en realidad ocurrir: Tantas como 70 categorías distintas, hecho que además no ocultan, ya que es posible consultarlo en https://www.facebook.com/help/131112897028467?helpref=faq_content#!/help/405183566203254?helpref=page_content

Morir en una guerra nuclear no me apura tanto (digo, tampoco es cosa que me dé gusto) como ver el daño constante que nos hacemos por lo avariciosos que somos…

vicmarcen09@gmail.com


EL MURO

Con un poco de labia y de información un emporio, cualquiera puede ser don Juan Tenorio. O lo que es lo mismo: La clave está en saber cada detalle de la persona a convencer porque el resto llega casi por añadidura.

“¿Cuántos días empleáis en cada mujer que amáis?”. Don Juan responde: “Partid los días del año entre las que ahí encontráis. Uno para enamorarlas, otro para conseguirlas, otro para abandonarlas, dos para sustituirlas y una hora para olvidarlas”.

Podrá sonar cruel, pero es lo que hacen las empresas de redes sociales cibernéticas con nuestros datos personales: Los facilitan a otras empresas, las cuales luego nos ofrecen un producto o un servicio a nuestra medida. Haga de cuenta que nos conocieran de toda la vida y en parte así es.

Aunque negocios son negocios, la avaricia debe tener un límite. El Congreso de los Estados Unidos citó a declarar al propietario de Facebook, ya que existe evidencia de que los datos personales de millones de norteamericanos adheridos a dicha red social, fueron utilizados para armar la exitosa estrategia electoral de Donald Trump.

Pero cómo funciona esto. Imagine el motivo de sus sueños, digamos que trata de una mujer a la que solo vio una vez y que como en el caso del Tenorio, usted se autoimpuso como meta conquistarla en seis días. Alguien le dice que por una corta suma puede brindarle el secreto para su éxito; acepta, a cambio recibe toneladas de información perfectamente categorizada, así que no batallará para interpretarla, solo es cuestión de poner manos a la obra.

De entrada sabe qué frases no utilizar porque con esas fracasaron los pretendientes previos (tuvo acceso a las charlas supuestamente privadas), también se ha enterado qué tipo de mensajes motivadores ha leído en los últimos tres días.

Le queda claro cuáles son sus temores, desde a las arañas hasta que alguien intente subirse a su carro mientras espera que el semáforo se ponga en verde. Le gustan las enchiladas suizas, en particular de una fonda llamada “El corrientazo” y su fantasía romántica no sexual es que un hombre vestido de vaquero la invite a cenar.

Claro que usted puede fallar en su cometido si se comporta como un torpe desesperado, que de buenas a primeras se presenta como Charles Bronson, dueño de una compañía de fumigaciones, que posee acciones en otra de alarmas y seguridad, al que le gustan las enchiladas verdes.

Pero ¿qué tanto saben las empresas cibernéticas -no solo Facebook- de nuestros gustos personales? Lamento informarle que mucho, muchísimo más de lo que su mente “conspiranoica” sospecha y lo suficiente como para que el relato anterior pueda en realidad ocurrir: Tantas como 70 categorías distintas, hecho que además no ocultan, ya que es posible consultarlo en https://www.facebook.com/help/131112897028467?helpref=faq_content#!/help/405183566203254?helpref=page_content

Morir en una guerra nuclear no me apura tanto (digo, tampoco es cosa que me dé gusto) como ver el daño constante que nos hacemos por lo avariciosos que somos…

vicmarcen09@gmail.com