/ martes 7 de mayo de 2019

La Alcaldesa

El Muro


En el verano de 1986, los votantes cachanillas que buscaban una alternativa al candidato del sistema a la Alcaldía, Guillermo Aurelio Aldrete Haas, tuvieron en la boleta la opción panista encabezada por la joven y muy guapa madre de familia María Cristina Ramos Flores (“un piloto de avión sin horas de vuelo”, por cierto).

De las penas que vivió Macristy -el 23 de mayo se cumplen 18 años de su partida- como candidata en un mundo de machos ochenteros, pueden dar fe bastantes personas, entre las que se encuentra el hoy aspirante por Morena a una diputación Juan Manuel Molina García, quien en aquel entonces como miembro de las juventudes panistas volanteaba, pegaba propaganda y pintaba bardas a favor de la candidata.

Lo bueno es que ahora, en pleno siglo XXI, las cosas son favorables para una mujer que aspira a gobernar la capital de uno de los Estados más prósperos del país. Los primeros que se muestran tolerantes hacia una candidata sin experiencia gubernativa, pero con muchas ganas de servir, son los panistas, pero en específico las mujeres blanquiazules. Ellas no creen en el dicho “No hay peor enemigo de una mujer que otra mujer”, ni tampoco hacen caso del refrán “El éxito es como un flato, solo molesta cuando es ajeno”.

Antes de criticar, recuerdan que Macristy fue candidata cuando su hermano Samuel Enrique era un distinguido priísta integrante de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), por lo tanto les queda claro que asuntos similares no necesariamente implican un conflicto de interés.

Los panistas son tan de avanzada en materia de respeto a los derechos humanos, que jamás se les ocurriría desprestigiar a una candidata rival usando comentarios misóginos, cuestionando su integridad moral, su inteligencia o sugerir que es mangoneada por hombres, ni qué decir sobre la posibilidad de organizar ataques para luego divulgarlos por medios de alcance masivo, usando para ello recursos del erario.

Son tan libres de culpa que pueden lanzar la primera piedra, pero no lo hacen. Saben que la mujer tiene un espacio preponderante en su agenda, por lo que jamás las tomarían como un relleno. Son unos comprometidos con la equidad de género que ni caso hacen de las recomendaciones, porque en el PAN al menos el 70% de las candidaturas y cargos públicos de alto impacto son para la mujer.

En sus 116 años, este pueblo ha sido gobernado por una mujer solo una vez (Angélica Obeso, suplente de Francisco José Pérez Tejada Aguilera; duró en el cargo del 2 de mayo de 1995 hasta el 30 de noviembre) y por primera ocasión las probabilidades de que una mujer triunfe en una jornada electoral compitiendo para ser Alcaldesa son altas, aunque les inquiete a algunos.

El Muro


En el verano de 1986, los votantes cachanillas que buscaban una alternativa al candidato del sistema a la Alcaldía, Guillermo Aurelio Aldrete Haas, tuvieron en la boleta la opción panista encabezada por la joven y muy guapa madre de familia María Cristina Ramos Flores (“un piloto de avión sin horas de vuelo”, por cierto).

De las penas que vivió Macristy -el 23 de mayo se cumplen 18 años de su partida- como candidata en un mundo de machos ochenteros, pueden dar fe bastantes personas, entre las que se encuentra el hoy aspirante por Morena a una diputación Juan Manuel Molina García, quien en aquel entonces como miembro de las juventudes panistas volanteaba, pegaba propaganda y pintaba bardas a favor de la candidata.

Lo bueno es que ahora, en pleno siglo XXI, las cosas son favorables para una mujer que aspira a gobernar la capital de uno de los Estados más prósperos del país. Los primeros que se muestran tolerantes hacia una candidata sin experiencia gubernativa, pero con muchas ganas de servir, son los panistas, pero en específico las mujeres blanquiazules. Ellas no creen en el dicho “No hay peor enemigo de una mujer que otra mujer”, ni tampoco hacen caso del refrán “El éxito es como un flato, solo molesta cuando es ajeno”.

Antes de criticar, recuerdan que Macristy fue candidata cuando su hermano Samuel Enrique era un distinguido priísta integrante de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), por lo tanto les queda claro que asuntos similares no necesariamente implican un conflicto de interés.

Los panistas son tan de avanzada en materia de respeto a los derechos humanos, que jamás se les ocurriría desprestigiar a una candidata rival usando comentarios misóginos, cuestionando su integridad moral, su inteligencia o sugerir que es mangoneada por hombres, ni qué decir sobre la posibilidad de organizar ataques para luego divulgarlos por medios de alcance masivo, usando para ello recursos del erario.

Son tan libres de culpa que pueden lanzar la primera piedra, pero no lo hacen. Saben que la mujer tiene un espacio preponderante en su agenda, por lo que jamás las tomarían como un relleno. Son unos comprometidos con la equidad de género que ni caso hacen de las recomendaciones, porque en el PAN al menos el 70% de las candidaturas y cargos públicos de alto impacto son para la mujer.

En sus 116 años, este pueblo ha sido gobernado por una mujer solo una vez (Angélica Obeso, suplente de Francisco José Pérez Tejada Aguilera; duró en el cargo del 2 de mayo de 1995 hasta el 30 de noviembre) y por primera ocasión las probabilidades de que una mujer triunfe en una jornada electoral compitiendo para ser Alcaldesa son altas, aunque les inquiete a algunos.