/ miércoles 30 de diciembre de 2020

La economía como asunto de salud pública

CONTRASENTIDO

En vísperas de iniciar un nuevo año, la pregunta común en el imaginario colectivo es cómo será económicamente el 2021, sobre todo después de un desastroso 2020 que gracias a sus efectos tiene hechas añicos las economías local, nacional e internacional.

El prolongado confinamiento y una ineficiente, pero necesaria intentona de recuperar la normalidad, nos han llevado a sufrir los estragos de una paralización de diversos sectores imprescindibles para el crecimiento.

La experiencia nos dice que ya sabemos lo que es doblegar la economía por un asunto de salud pública. El Covid-19 desnudó las carencias de nuestro sistema de salud por las históricas ineficiencias y malas decisiones en la materia, por el desprecio a la vida de las autoridades y en algunos casos de nosotros como ciudadanos. Pero en materia económica teníamos, incluso, peores carencias como falta de ahorro en lo individual por los bajos salarios, mala alimentación por la carestía de productos básicos y una serie de factores que detonaron en un amargo, inolvidable y lacerante 2020.

Parecía ser que el panorama económico para 2021 era bastante alentador por la irrupción de las vacunas, que incluso aparecieron en 2020 y todos los problemas se resumían a una cuestión de logística para resolver los inconvenientes de distribución y con ello paulatinamente se inyectaría la confianza en el mercado necesaria para lograr una recuperación en la materia sin precedentes. Todo parecía perfecto, sin embargo la aparición de la nueva cepa del virus parece ser que nos obliga a rehacer las predicciones económicas para el venidero año.

En un principio la nueva cepa no es más peligrosa en cuanto a su agresividad y lo más probable es que las vacunas en circulación puedan lograr inmunidad, pero tiene el gran inconveniente en su alto nivel de contagio que pudiera hacer llegar la enfermedad del Covid-19 a un amplio sector de riesgo que había permanecido sin ser contagiado gracias al confinamiento y a las medidas sanitarias.

Tener un rebrote mucho más exponencial al que se tenía considerado, nos puede llevar al desánimo y a un sentimiento de derrota colectivo, lo cual nos llevaría a la peor crisis económica de la historia de la humanidad y todo por el simple hecho de no haber sido capaces como sociedad de apoyarnos y de entender que somos el resultado de un colectivo y no de acciones individuales.

El tiempo es perfecto (utopía) para anuncios solidarios de las grandes farmacéuticas y de los gobiernos con la liberación de patentes. ¿De qué estamos hechos?

CONTRASENTIDO

En vísperas de iniciar un nuevo año, la pregunta común en el imaginario colectivo es cómo será económicamente el 2021, sobre todo después de un desastroso 2020 que gracias a sus efectos tiene hechas añicos las economías local, nacional e internacional.

El prolongado confinamiento y una ineficiente, pero necesaria intentona de recuperar la normalidad, nos han llevado a sufrir los estragos de una paralización de diversos sectores imprescindibles para el crecimiento.

La experiencia nos dice que ya sabemos lo que es doblegar la economía por un asunto de salud pública. El Covid-19 desnudó las carencias de nuestro sistema de salud por las históricas ineficiencias y malas decisiones en la materia, por el desprecio a la vida de las autoridades y en algunos casos de nosotros como ciudadanos. Pero en materia económica teníamos, incluso, peores carencias como falta de ahorro en lo individual por los bajos salarios, mala alimentación por la carestía de productos básicos y una serie de factores que detonaron en un amargo, inolvidable y lacerante 2020.

Parecía ser que el panorama económico para 2021 era bastante alentador por la irrupción de las vacunas, que incluso aparecieron en 2020 y todos los problemas se resumían a una cuestión de logística para resolver los inconvenientes de distribución y con ello paulatinamente se inyectaría la confianza en el mercado necesaria para lograr una recuperación en la materia sin precedentes. Todo parecía perfecto, sin embargo la aparición de la nueva cepa del virus parece ser que nos obliga a rehacer las predicciones económicas para el venidero año.

En un principio la nueva cepa no es más peligrosa en cuanto a su agresividad y lo más probable es que las vacunas en circulación puedan lograr inmunidad, pero tiene el gran inconveniente en su alto nivel de contagio que pudiera hacer llegar la enfermedad del Covid-19 a un amplio sector de riesgo que había permanecido sin ser contagiado gracias al confinamiento y a las medidas sanitarias.

Tener un rebrote mucho más exponencial al que se tenía considerado, nos puede llevar al desánimo y a un sentimiento de derrota colectivo, lo cual nos llevaría a la peor crisis económica de la historia de la humanidad y todo por el simple hecho de no haber sido capaces como sociedad de apoyarnos y de entender que somos el resultado de un colectivo y no de acciones individuales.

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