“Los gobiernos no han tenido compasión de los desheredados y los han convertido en fieras”. Gral. Felipe Ángeles
El 20 de julio de 1923, cerca de las 8:00 de la mañana, Francisco Villa fue acribillado en Parral, Chihuahua. Terminaba la aventura de un caudillo revolucionario que logró convertirse en precursor del movimiento social más importante del siglo 20 mexicano.
Con la muerte de Villa iniciaba el mito y la leyenda del héroe popular Pancho Villa, un forajido que conoció en carne propia las penurias de los desheredados durante la prolongada dictadura de Porfirio Díaz.
Aquel temible guerrillero se sumó al movimiento revolucionario encabezado por Francisco I. Madero, quien logró convencerlo para que se pusiera al servicio de la Revolución iniciada el 20 de noviembre de 1910. Su astucia como combatiente y su conocimiento de las tácticas de la guerra informal se sumaron a los ideales del maderismo.
En 1913, con el magnicidio del presidente Madero, Pancho Villa emprende una campaña implacable en contra de las tropas federales de Victoriano Huerta. Los sonorenses José María Maytorena y Adolfo de la Huerta lo aconsejan para que emprenda una ruta de combate en el territorio de Chihuahua. Por su parte, Venustiano Carranza y Álvaro Obregón dirigen los ejércitos que combaten en las regiones de Sonora, Coahuila y Tamaulipas, todos en contra del usurpador Huerta.
En 1914 Pancho Villa se convirtió en el villano favorito del público norteamericano. Su División del Norte fue filmada mediante un cuantioso contrato donde queda claro que Pancho será concebido como el Robin Hood mexicano.
Los problemas empiezan cuando Venustiano Carranza empieza a desconfiar del proceder de Villa… pero Pancho desafía al Barón de Cuatro Ciénagas, Villa ya era “El soldado del pueblo”, como lo bautizó el Gral. Felipe Ángeles, su estratega militar.
Villa, gobernador de Chihuahua. Su breve gestión gubernamental se caracterizó por el apoyo a las comunidades empobrecidas, a los peones, a las familias de campesinos que serían dueños de las tierras donde fueron explotados. Su idea era generar derechos patrimoniales para sus hermanos de clase.
Para Villa la Revolución Mexicana debía servir para sacar de la miseria a las familias marginadas, no debía convertirse en un trampolín para los arribistas, para los ambiciosos del poder y el dinero. Sin embargo, los caudillos Carranza, Obregón, Calles y Villa no logran disipar sus diferencias; el Constitucionalismo debe abrirse paso pese a las rivalidades personales.
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