/ domingo 1 de agosto de 2021

La historia sucediendo hoy

LA ESPIGA

La pandemia del Covid-19 marcó esta parte del siglo XIX, sus causas y efectos impactaron a todo el planeta, en términos de salud pública, economía y seguridad, el mundo globalizado resintió este suceso tremendamente perturbador.

La era de la depresión y la ansiedad. No solo en los indicadores económicos, la afectación masiva por el Covid-19 también se presentó en el terreno de la salud emocional, el confinamiento obligatorio y la mortalidad de tantas personas crearon un ambiente de zozobra permanente, de inseguridad, angustia y estrés no registrados de manera tan amplia en tiempos recientes.

El “Quédate en casa” nos hizo sentir vulnerables, la reclusión nos llevó a experimentar una sensación de aislamiento perturbador, el ambiente era el de una guerra contra un enemigo invisible capaz de atacarnos en cualquier lugar y a toda hora.

El Covid-19 y la historia de las pandemias. Desde los años 1918-1920 con la pandemia conocida como “Influenza Española”, la cual ocasionó 40 millones de muertes en el planeta, los terrícolas no habíamos caído en un marasmo tan amplio y publicitado (por el internet). De Asia llegó a Europa y a América, su propagación parecida a la de un incendio fuera de control, llegó al ciberespacio de donde nos surtimos de escenas terribles. De manera cotidiana vimos hospitales saturados, ambulancias transportando enfermos, sirenas, cuadros de horror, la tragedia por todos lados, dentro de nuestras familias y conocidos.

Llegaron las vacunas y se encendió una luz de esperanza. El 2020 fue concebido como el de una debacle generalizada; la internet y los celulares nos brindaban cifras ascendentes de víctimas, pasamos de 2 a 4 millones de fallecidos y las estadísticas parecían no darnos sosiego, día tras día las imágenes del terror no paraban de producirse.

Los países ricos y los países pobres: La lucha por las vacunas. El 2021 nos trajo la posibilidad salvadora de las vacunas. Entonces llegaron los tumultos para tratar de obtener las dosis del biológico capaz de brindarnos cierta tranquilidad; la urgencia por vacunarnos mostró el instinto de sobrevivencia de las multitudes, sin importar las incomodidades obtener la vacuna fue la prioridad.

Las vacunas en primeras dosis y sus refuerzos nos fortalecieron para seguir adelante. Con cubrebocas, gel antibacterial, la sana distancia y el lavado de manos, empezamos a salir como soldados medio armados para combatir en la guerra contra el virus asesino y sus temibles variantes.

En nuestro país la vacunación por rangos de edades se vivió con toda pasión, a través de las redes sociales pudimos chismorrear sobre penas y glorias ocasionadas por el proceso de vacunación. Pobres y ricos buscaron las inyecciones. En La Cachanilla o en San Diego la vacunación fue posible para casi todos.

Jóvenes y adultos (a excepción de algunos loquitos y excéntricos) obtuvieron sus vacunas, ni el calorón ni las aglomeraciones impidieron que los Servidores de la Nación hicieran su correctamente su trabajo. Las enormes filas de autos para ingresar a la Ciudad Deportiva o al Fex mostraron la determinación de los cachanillas, quienes a la mitad del 2021 añoramos ver de nuevo el rostro de la vieja normalidad.

oscarh1955@yahoo.com.mx

LA ESPIGA

La pandemia del Covid-19 marcó esta parte del siglo XIX, sus causas y efectos impactaron a todo el planeta, en términos de salud pública, economía y seguridad, el mundo globalizado resintió este suceso tremendamente perturbador.

La era de la depresión y la ansiedad. No solo en los indicadores económicos, la afectación masiva por el Covid-19 también se presentó en el terreno de la salud emocional, el confinamiento obligatorio y la mortalidad de tantas personas crearon un ambiente de zozobra permanente, de inseguridad, angustia y estrés no registrados de manera tan amplia en tiempos recientes.

El “Quédate en casa” nos hizo sentir vulnerables, la reclusión nos llevó a experimentar una sensación de aislamiento perturbador, el ambiente era el de una guerra contra un enemigo invisible capaz de atacarnos en cualquier lugar y a toda hora.

El Covid-19 y la historia de las pandemias. Desde los años 1918-1920 con la pandemia conocida como “Influenza Española”, la cual ocasionó 40 millones de muertes en el planeta, los terrícolas no habíamos caído en un marasmo tan amplio y publicitado (por el internet). De Asia llegó a Europa y a América, su propagación parecida a la de un incendio fuera de control, llegó al ciberespacio de donde nos surtimos de escenas terribles. De manera cotidiana vimos hospitales saturados, ambulancias transportando enfermos, sirenas, cuadros de horror, la tragedia por todos lados, dentro de nuestras familias y conocidos.

Llegaron las vacunas y se encendió una luz de esperanza. El 2020 fue concebido como el de una debacle generalizada; la internet y los celulares nos brindaban cifras ascendentes de víctimas, pasamos de 2 a 4 millones de fallecidos y las estadísticas parecían no darnos sosiego, día tras día las imágenes del terror no paraban de producirse.

Los países ricos y los países pobres: La lucha por las vacunas. El 2021 nos trajo la posibilidad salvadora de las vacunas. Entonces llegaron los tumultos para tratar de obtener las dosis del biológico capaz de brindarnos cierta tranquilidad; la urgencia por vacunarnos mostró el instinto de sobrevivencia de las multitudes, sin importar las incomodidades obtener la vacuna fue la prioridad.

Las vacunas en primeras dosis y sus refuerzos nos fortalecieron para seguir adelante. Con cubrebocas, gel antibacterial, la sana distancia y el lavado de manos, empezamos a salir como soldados medio armados para combatir en la guerra contra el virus asesino y sus temibles variantes.

En nuestro país la vacunación por rangos de edades se vivió con toda pasión, a través de las redes sociales pudimos chismorrear sobre penas y glorias ocasionadas por el proceso de vacunación. Pobres y ricos buscaron las inyecciones. En La Cachanilla o en San Diego la vacunación fue posible para casi todos.

Jóvenes y adultos (a excepción de algunos loquitos y excéntricos) obtuvieron sus vacunas, ni el calorón ni las aglomeraciones impidieron que los Servidores de la Nación hicieran su correctamente su trabajo. Las enormes filas de autos para ingresar a la Ciudad Deportiva o al Fex mostraron la determinación de los cachanillas, quienes a la mitad del 2021 añoramos ver de nuevo el rostro de la vieja normalidad.

oscarh1955@yahoo.com.mx