/ lunes 9 de agosto de 2021

La ineficiencia la pagamos todas

LA POLÍTICA DE LAS PERSONAS

Algo que podemos presumir son las cosas que se hacen “a la mexicana” y me refiero a aquella creatividad que nos sale cuando el recurso es un impedimento. Cuando tenemos que cumplir un objetivo y no hay dinero no se nos cierra el mundo; todo lo contrario, nos caracterizamos por hacer que las cosas funcionen con lo que tengamos a la mano y a veces hasta salen mejor.

Caso contrario ha sucedido con nuestras administraciones públicas y es que les hemos dado carta abierta y casi casi un cheque en blanco para que trabajen, se les ha olvidado la creatividad, se les ha olvidado trabajar en equipo con personas que sí saben hacer las cosas y en vez de ir avanzando en hacer más con menos, gastan muchísimo más de lo que ingresa y a eso, entre otras cosas, se le llama ineficiencia.

Es impensable que en una empresa una persona que no cumpla con objetivos, que sea ineficiente y no sepa hacer su trabajo, mantenga su puesto o siquiera lo contraten, pero para elegir a nuestros servidores públicos a veces pareciera que es requisito.

En Baja California nos hemos vuelto noticia nacional durante los últimos dos años, pero por lo mucho que molestamos a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para que le dé para atrás a aberraciones o incongruencias que aprueban el Congreso, los municipios a través de los cabildos y que vienen de Gobierno del Estado.

Actualmente tres de cinco síndicos se presentaron con la Suprema Corte por irregularidades en la aferración de querer municipalizar el agua en Baja California sin analizar a fondo lo que esto implicaría, sobre todo en las finanzas municipales.

La ineficiencia la pagamos todas las personas, no nada más cuando piensan que el dinero es infinito y no les importa seguirnos endeudando. Recordemos la deuda de más de 40 mil millones de pesos en nuestro Estado y no nos cansaremos de repetirla hasta ver que se están tomando las medidas necesarias para revertirla. No se puede seguir gastando más de lo que ingresa.

También pagamos la ineficiencia cuando les estamos pagando por hacer un trabajo y en vez de hacerlo, por caprichos personales y de sus bolsillos andan viendo qué cambiar en la ley aunque sepan perfectamente que no se puede o que no son las formas. La ineficiencia es la incapacidad para realizar o cumplir adecuadamente una función, pero es una enfermedad que tiene cura: La ineficiencia de nuestros gobiernos es y seguirá siendo directamente proporcional a lo que las personas les exijamos.

¿Qué debemos exigir? Debemos de tener sistemas, procesos para trabajar, no podemos estar a la merced de quien está en la silla para ver cómo trabaja y tampoco para que sea de su criterio a ver qué cosas y a quién sí se castiga o no o qué cambios a la ley se hacen aun así la Constitución no lo permita y ahí entra la importancia de fortalecer nuestras instituciones con autonomía. La ineficiencia se ha dado porque hemos dejado que unos cuantos hagan y deshagan a su merced, no nos hemos involucrado en conocer la ley y eso ha permitido que cualquiera quiera venir a cambiarla.

flores.aguirre@hotmail.com


LA POLÍTICA DE LAS PERSONAS

Algo que podemos presumir son las cosas que se hacen “a la mexicana” y me refiero a aquella creatividad que nos sale cuando el recurso es un impedimento. Cuando tenemos que cumplir un objetivo y no hay dinero no se nos cierra el mundo; todo lo contrario, nos caracterizamos por hacer que las cosas funcionen con lo que tengamos a la mano y a veces hasta salen mejor.

Caso contrario ha sucedido con nuestras administraciones públicas y es que les hemos dado carta abierta y casi casi un cheque en blanco para que trabajen, se les ha olvidado la creatividad, se les ha olvidado trabajar en equipo con personas que sí saben hacer las cosas y en vez de ir avanzando en hacer más con menos, gastan muchísimo más de lo que ingresa y a eso, entre otras cosas, se le llama ineficiencia.

Es impensable que en una empresa una persona que no cumpla con objetivos, que sea ineficiente y no sepa hacer su trabajo, mantenga su puesto o siquiera lo contraten, pero para elegir a nuestros servidores públicos a veces pareciera que es requisito.

En Baja California nos hemos vuelto noticia nacional durante los últimos dos años, pero por lo mucho que molestamos a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para que le dé para atrás a aberraciones o incongruencias que aprueban el Congreso, los municipios a través de los cabildos y que vienen de Gobierno del Estado.

Actualmente tres de cinco síndicos se presentaron con la Suprema Corte por irregularidades en la aferración de querer municipalizar el agua en Baja California sin analizar a fondo lo que esto implicaría, sobre todo en las finanzas municipales.

La ineficiencia la pagamos todas las personas, no nada más cuando piensan que el dinero es infinito y no les importa seguirnos endeudando. Recordemos la deuda de más de 40 mil millones de pesos en nuestro Estado y no nos cansaremos de repetirla hasta ver que se están tomando las medidas necesarias para revertirla. No se puede seguir gastando más de lo que ingresa.

También pagamos la ineficiencia cuando les estamos pagando por hacer un trabajo y en vez de hacerlo, por caprichos personales y de sus bolsillos andan viendo qué cambiar en la ley aunque sepan perfectamente que no se puede o que no son las formas. La ineficiencia es la incapacidad para realizar o cumplir adecuadamente una función, pero es una enfermedad que tiene cura: La ineficiencia de nuestros gobiernos es y seguirá siendo directamente proporcional a lo que las personas les exijamos.

¿Qué debemos exigir? Debemos de tener sistemas, procesos para trabajar, no podemos estar a la merced de quien está en la silla para ver cómo trabaja y tampoco para que sea de su criterio a ver qué cosas y a quién sí se castiga o no o qué cambios a la ley se hacen aun así la Constitución no lo permita y ahí entra la importancia de fortalecer nuestras instituciones con autonomía. La ineficiencia se ha dado porque hemos dejado que unos cuantos hagan y deshagan a su merced, no nos hemos involucrado en conocer la ley y eso ha permitido que cualquiera quiera venir a cambiarla.

flores.aguirre@hotmail.com