Juego de Palabras
La victoria de la Selección Mexicana el pasado domingo ayudó a muchos a mexicanos. A la inmensa mayoría porque fue una inyección de optimismo el comprobar que nuestro modesto Tri era capaz de hacer morder el pasto a los arrogantes campeones del mundo y que si 11 mexicanos habían logrado consumar esa hazaña, era definitivamente posible que 111 millones - con algunos ceros más o menos- pudieran derrotar a los muchos que se nos atraviesan en el camino hacia la paz, la seguridad, el bienestar y la prosperidad.
Así fue con la inmensa mayoría. A la inmensa minoría, a los dos candidatos que se disputan el segundo lugar en la intención de voto, les sirvió para volver a sacar del disco duro los errores demoscópicos en el Brexit y en la elección de los E.E. U.U. y allá, en el fondo del alma, donde arden los rescoldos que aún les quedan de inocencia y de fe, esperar que con ellos el milagro se repita. (Irónicamente fundamentan sus esperanzas en los ejemplos de que las encuestas no son ni con mucho infalibles).
El México de corcho
Pese a lo que digan los geólogos, hay fundadas razones para creer que este país es de corcho. No pudieron hundirlo los españoles, ni los franceses, ni -por lo menos hasta ahora- los gringos.
Quienes creen en la insumergibilidad mexicana están teniendo en estos días una excelente oportunidad de demostrar que tienen razón porque como alguien le pronosticaba a Ruy Díaz de Vivar: Cosas veredes, mío Cid…
Aparte de lo deprimente cotidiano entre las aguas -entre las del Pacífico, las del Atlántico, las del Bravo y el Suchiate- extrafronteras el panorama está gris con pespuntes negros.
Por ejemplo, la guerra de aranceles entre Washington y Beijing y le dio tan tremendo raspón a la calle de la Pared que le amputó al Dow Jones -el índice industrial más elocuente de los mercados del mundo- todas las ganancias de este año de gracia de 2018. Y como cuando a Nueva York le da clamidia a la CDMX le da el Sida, el IPC desciende como un pavo congelado amarrado a yunque y dejado caer desde la azotea de la Torre Mayor.
¿Y el TLCAN? Tal vez sólo para sugerir que todavía no ha entrado a la etapa zombi, alguien declaró en la Ciudad de los Lavaderos que en “algunas semanas” se anunciará un acuerdo. Encantador importamadrismo.