/ martes 19 de junio de 2018

La inmensa minoría

Juego de Palabras


La victoria de la Selección Mexicana el pasado domingo ayudó a muchos a mexicanos. A la inmensa mayoría porque fue una inyección de optimismo el comprobar que nuestro modesto Tri era capaz de hacer morder el pasto a los arrogantes campeones del mundo y que si 11 mexicanos habían logrado consumar esa hazaña, era definitivamente posible que 111 millones - con algunos ceros más o menos- pudieran derrotar a los muchos que se nos atraviesan en el camino hacia la paz, la seguridad, el bienestar y la prosperidad.

Así fue con la inmensa mayoría. A la inmensa minoría, a los dos candidatos que se disputan el segundo lugar en la intención de voto, les sirvió para volver a sacar del disco duro los errores demoscópicos en el Brexit y en la elección de los E.E. U.U. y allá, en el fondo del alma, donde arden los rescoldos que aún les quedan de inocencia y de fe, esperar que con ellos el milagro se repita. (Irónicamente fundamentan sus esperanzas en los ejemplos de que las encuestas no son ni con mucho infalibles).


El México de corcho

Pese a lo que digan los geólogos, hay fundadas razones para creer que este país es de corcho. No pudieron hundirlo los españoles, ni los franceses, ni -por lo menos hasta ahora- los gringos.

Quienes creen en la insumergibilidad mexicana están teniendo en estos días una excelente oportunidad de demostrar que tienen razón porque como alguien le pronosticaba a Ruy Díaz de Vivar: Cosas veredes, mío Cid…

Aparte de lo deprimente cotidiano entre las aguas -entre las del Pacífico, las del Atlántico, las del Bravo y el Suchiate- extrafronteras el panorama está gris con pespuntes negros.

Por ejemplo, la guerra de aranceles entre Washington y Beijing y le dio tan tremendo raspón a la calle de la Pared que le amputó al Dow Jones -el índice industrial más elocuente de los mercados del mundo- todas las ganancias de este año de gracia de 2018. Y como cuando a Nueva York le da clamidia a la CDMX le da el Sida, el IPC desciende como un pavo congelado amarrado a yunque y dejado caer desde la azotea de la Torre Mayor.

¿Y el TLCAN? Tal vez sólo para sugerir que todavía no ha entrado a la etapa zombi, alguien declaró en la Ciudad de los Lavaderos que en “algunas semanas” se anunciará un acuerdo. Encantador importamadrismo.


Juego de Palabras


La victoria de la Selección Mexicana el pasado domingo ayudó a muchos a mexicanos. A la inmensa mayoría porque fue una inyección de optimismo el comprobar que nuestro modesto Tri era capaz de hacer morder el pasto a los arrogantes campeones del mundo y que si 11 mexicanos habían logrado consumar esa hazaña, era definitivamente posible que 111 millones - con algunos ceros más o menos- pudieran derrotar a los muchos que se nos atraviesan en el camino hacia la paz, la seguridad, el bienestar y la prosperidad.

Así fue con la inmensa mayoría. A la inmensa minoría, a los dos candidatos que se disputan el segundo lugar en la intención de voto, les sirvió para volver a sacar del disco duro los errores demoscópicos en el Brexit y en la elección de los E.E. U.U. y allá, en el fondo del alma, donde arden los rescoldos que aún les quedan de inocencia y de fe, esperar que con ellos el milagro se repita. (Irónicamente fundamentan sus esperanzas en los ejemplos de que las encuestas no son ni con mucho infalibles).


El México de corcho

Pese a lo que digan los geólogos, hay fundadas razones para creer que este país es de corcho. No pudieron hundirlo los españoles, ni los franceses, ni -por lo menos hasta ahora- los gringos.

Quienes creen en la insumergibilidad mexicana están teniendo en estos días una excelente oportunidad de demostrar que tienen razón porque como alguien le pronosticaba a Ruy Díaz de Vivar: Cosas veredes, mío Cid…

Aparte de lo deprimente cotidiano entre las aguas -entre las del Pacífico, las del Atlántico, las del Bravo y el Suchiate- extrafronteras el panorama está gris con pespuntes negros.

Por ejemplo, la guerra de aranceles entre Washington y Beijing y le dio tan tremendo raspón a la calle de la Pared que le amputó al Dow Jones -el índice industrial más elocuente de los mercados del mundo- todas las ganancias de este año de gracia de 2018. Y como cuando a Nueva York le da clamidia a la CDMX le da el Sida, el IPC desciende como un pavo congelado amarrado a yunque y dejado caer desde la azotea de la Torre Mayor.

¿Y el TLCAN? Tal vez sólo para sugerir que todavía no ha entrado a la etapa zombi, alguien declaró en la Ciudad de los Lavaderos que en “algunas semanas” se anunciará un acuerdo. Encantador importamadrismo.


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