PENSARES
Ustedes habrán oído de la adicción al alcohol, al juego, a la comida, a las drogas o comprar cosas, pero también hay personas que tienen adicción a la ira.
La ira es un estado emocional normal. Cuando a uno le pisan el pie, brinca. En ese caso la ira es un sentimiento normal. Hay otro grado al cual puede llegar la ira, que es lo que llamamos la rabia, la furia, ese es un grado muy grande de ira. La ira normal no lleva a la agresión, puede ser una agresión de palabra que tampoco está bien, pero la rabia es una forma muy fuerte de sentir la ira, es la más terrible y lleva a la agresión, a la violencia.
Esta persona piensa en lo que le hicieron y lo va guardando. Por eso se llama resentimiento, pero significa volver a sentir la ira, va destruyendo a la persona que la siente, no la que causó el resentimiento, esa persona ni se entera. La ira siempre lo destruye a uno y el odio es el proceso final del resentimiento. Hay personas adictas a la ira. ¿Cuándo se puede decir que una persona es adicta a la ira?, cuando no tiene control sobre la ira y ésta es algo crónico.
Hemos oído estas frases “A mí me importan más mis resentimientos que tú” y “yo sé que estuve abusando de ti, pero no puedo parar”, “no me puedo
controlar”. Su ira es adicta a la ira, igual que el que está tomando no puede controlarse. La adicción a la ira tiene una relación al alcohol y a las drogas; ningún adicto a la ira quiere admitir esa adicción, es más fácil admitir que uno es adicto a una sustancia. Es un caso como el del abusador: No quiere admitir que está maltratando.
La ira y el abusador se utilizan como un mecanismo para resolver los problemas, pero resulta que ni el alcohol ni otras drogas, ni la violencia,
resuelven los problemas que hay en la familia o en la persona. Ese mecanismo llega a ser autodestructivo. Una ira verbal es tan mala como una física.
