/ viernes 26 de febrero de 2021

La mujer al poder…

Quo Vadis


Luego de años de viacrucis, el Congreso de la Ciudad de México aprobó un dictamen de reforma a su Código Penal para sancionar con entre 2 y 6 años de cárcel y una multa a los servidores públicos que de forma indebida difundan información, fotografías o documentos relacionados con algún procedimiento penal. A esto le llaman Ley Ingrid.

Antes, en el Senado se aprobaron reformas a la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y del Código Penal Federal para sancionar la violencia digital; el dictamen tipifica y sanciona el acoso, hostigamiento y difusión de contenido sexual en plataformas de internet o redes sociales, así como las agresiones en contra de las mujeres en medios de comunicación. A esto le llaman Ley Olimpia.

Así las mujeres avanzan en el respeto que, como personas, tienen derecho, aunque por ahí en las Constituciones federal y local como en leyes y normas que de las mismas se derivan, hay incontables configuraciones de delitos o faltas que se siguen cometiendo contra las damas con total impunidad. Por eso, porque su lucha es incansable y avanza solo en la medida de su capacidad de maniobra, pero sobre todo en el espacio que el patriarcado (predominio o mayor autoridad del varón en una sociedad o grupo social) domina en México, es preciso que gobiernen.

Que gobiernen el país, el Estado, el municipio…que lo hagan en todos los espacios de poder político y económico porque, claro está, los masculinos no pueden, no saben o no quieren (salvo contadísimas excepciones en el mundo) garantizar a la mujer, como ser humano, todo cuanto merece.

Y, más aún, tratándose no solo de lo individual, sino de lo social, qué mejor que tener a la vista gobernantes femeninas que seguramente darán no un giro, sino un golpe de timón a los estilos de gobierno machistas que hoy, como ayer, demuestran sus limitaciones, egoísmos y frustraciones.

Esto no tiene nada de feminista sino de lógica si se entienden las capacidades, virtudes y otro tipo de particularidades que las mujeres tienen. Por ejemplo: Son más proclives a salvaguardar y proteger la vida que lo material en función de su instinto maternal y un ejemplo actualizado de esto es precisamente el exitoso liderazgo de la mujer en el manejo de la pandemia y, por otra parte, es innegable su capacidad para multiplicarse como jefas de familia que en no pocos casos mantienen, visten y alimentan a su pareja varón.

Podemos añadir su inteligencia y memoria…realmente privilegiadas y su temperamento, por naturaleza, rebasa por mucho la actitud transgresora y egoísta de los hombres.

Hay muchas ventajas más de las mujeres en comparación con los hombres por naturaleza propia. De tal forma que si a la humanidad le urge cambiar su destino y calidad de vida tendrá que ser de fondo no solo de forma y eso quizá, tan solo quizá, lo puede lograr una mayoría femenina en el poder público porque los hombres, por favor, para donde voltee en el orbe parecen cangrejos. ¿O no?

Quo Vadis


Luego de años de viacrucis, el Congreso de la Ciudad de México aprobó un dictamen de reforma a su Código Penal para sancionar con entre 2 y 6 años de cárcel y una multa a los servidores públicos que de forma indebida difundan información, fotografías o documentos relacionados con algún procedimiento penal. A esto le llaman Ley Ingrid.

Antes, en el Senado se aprobaron reformas a la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y del Código Penal Federal para sancionar la violencia digital; el dictamen tipifica y sanciona el acoso, hostigamiento y difusión de contenido sexual en plataformas de internet o redes sociales, así como las agresiones en contra de las mujeres en medios de comunicación. A esto le llaman Ley Olimpia.

Así las mujeres avanzan en el respeto que, como personas, tienen derecho, aunque por ahí en las Constituciones federal y local como en leyes y normas que de las mismas se derivan, hay incontables configuraciones de delitos o faltas que se siguen cometiendo contra las damas con total impunidad. Por eso, porque su lucha es incansable y avanza solo en la medida de su capacidad de maniobra, pero sobre todo en el espacio que el patriarcado (predominio o mayor autoridad del varón en una sociedad o grupo social) domina en México, es preciso que gobiernen.

Que gobiernen el país, el Estado, el municipio…que lo hagan en todos los espacios de poder político y económico porque, claro está, los masculinos no pueden, no saben o no quieren (salvo contadísimas excepciones en el mundo) garantizar a la mujer, como ser humano, todo cuanto merece.

Y, más aún, tratándose no solo de lo individual, sino de lo social, qué mejor que tener a la vista gobernantes femeninas que seguramente darán no un giro, sino un golpe de timón a los estilos de gobierno machistas que hoy, como ayer, demuestran sus limitaciones, egoísmos y frustraciones.

Esto no tiene nada de feminista sino de lógica si se entienden las capacidades, virtudes y otro tipo de particularidades que las mujeres tienen. Por ejemplo: Son más proclives a salvaguardar y proteger la vida que lo material en función de su instinto maternal y un ejemplo actualizado de esto es precisamente el exitoso liderazgo de la mujer en el manejo de la pandemia y, por otra parte, es innegable su capacidad para multiplicarse como jefas de familia que en no pocos casos mantienen, visten y alimentan a su pareja varón.

Podemos añadir su inteligencia y memoria…realmente privilegiadas y su temperamento, por naturaleza, rebasa por mucho la actitud transgresora y egoísta de los hombres.

Hay muchas ventajas más de las mujeres en comparación con los hombres por naturaleza propia. De tal forma que si a la humanidad le urge cambiar su destino y calidad de vida tendrá que ser de fondo no solo de forma y eso quizá, tan solo quizá, lo puede lograr una mayoría femenina en el poder público porque los hombres, por favor, para donde voltee en el orbe parecen cangrejos. ¿O no?