/ miércoles 14 de julio de 2021

La Olimpiada

CONTRASENTIDO

El próximo 23 de julio se estará celebrando el inicio de los Juegos Olímpicos en Tokio. Serán, sin lugar a duda, unas olimpiadas para la historia por la pandemia de la Covid-19, que logró aplazar un año la justa deportiva y que incluso ahora estará enmarcada por un estricto control de sanidad para evitar que los contagios se salgan de las manos.

En el caso de México se tendrá un representativo discreto con pocas posibilidades reales de lograr medallas. Por lo anterior, resurge la pregunta que cada ciclo olímpico nos hacemos: ¿Por qué no conseguimos más medallas? La respuesta tiene varias causas que provocan el efecto de resultados poco halagadores para la gran cantidad de población que tenemos.

Cortesía | Reuters

Una Olimpiada tiene como su eje principal la competitividad de grandes potencias económicas que aprovechan toda esa infraestructura para generar atletas con amplias posibilidades de preseas. También es cierto que algunos regímenes políticos usan a los deportes para mostrar sus avances y que aún sin ser potencias económicas tienen posibilidades de lograr medallas. Por otro lado, el reparto de medallas en su totalidad se carga a algunos deportes que reparten muchas más preseas que otros, beneficiando a algunos países por sus condiciones geográficas y genéticas. Y todo lo anterior es el principio de la respuesta planteada.

El sistema educativo mexicano debería impulsar el gran semillero de atletas de alto rendimiento, pero desgraciadamente existe un desprecio generalizado por las asignaturas de educación física por parte de las autoridades, directores, maestros, alumnos y padres de familia. Generalmente la asignatura de deportes es vista como de relleno y no se le da la seriedad que debería de tener, por lo que no se hace ejercicio y mucho menos se busca, forma y canaliza el talento.

Así que hay que cruzar los dedos para que casos excepcionales de atletas mexicanos puedan darnos suficientes alegrías en los Juegos Olímpicos y que no se queden en el “ya merito” o con la honrosa frase “lo importante es competir”.

La buena noticia es que últimamente los gobiernos se están poniendo las pilas en el tema del combate a la obesidad y se han hecho reformas curriculares en nuestro sistema educativo para activar a la población. Ahora solo hace falta que las autoridades deportivas dialoguen con las educativas para acondicionar las escuelas como verdaderos centros de formación de atletas de alto rendimiento que sean capaces de ser competitivos. ¡Tenemos con qué!

glinarez@hotmail.com


CONTRASENTIDO

El próximo 23 de julio se estará celebrando el inicio de los Juegos Olímpicos en Tokio. Serán, sin lugar a duda, unas olimpiadas para la historia por la pandemia de la Covid-19, que logró aplazar un año la justa deportiva y que incluso ahora estará enmarcada por un estricto control de sanidad para evitar que los contagios se salgan de las manos.

En el caso de México se tendrá un representativo discreto con pocas posibilidades reales de lograr medallas. Por lo anterior, resurge la pregunta que cada ciclo olímpico nos hacemos: ¿Por qué no conseguimos más medallas? La respuesta tiene varias causas que provocan el efecto de resultados poco halagadores para la gran cantidad de población que tenemos.

Cortesía | Reuters

Una Olimpiada tiene como su eje principal la competitividad de grandes potencias económicas que aprovechan toda esa infraestructura para generar atletas con amplias posibilidades de preseas. También es cierto que algunos regímenes políticos usan a los deportes para mostrar sus avances y que aún sin ser potencias económicas tienen posibilidades de lograr medallas. Por otro lado, el reparto de medallas en su totalidad se carga a algunos deportes que reparten muchas más preseas que otros, beneficiando a algunos países por sus condiciones geográficas y genéticas. Y todo lo anterior es el principio de la respuesta planteada.

El sistema educativo mexicano debería impulsar el gran semillero de atletas de alto rendimiento, pero desgraciadamente existe un desprecio generalizado por las asignaturas de educación física por parte de las autoridades, directores, maestros, alumnos y padres de familia. Generalmente la asignatura de deportes es vista como de relleno y no se le da la seriedad que debería de tener, por lo que no se hace ejercicio y mucho menos se busca, forma y canaliza el talento.

Así que hay que cruzar los dedos para que casos excepcionales de atletas mexicanos puedan darnos suficientes alegrías en los Juegos Olímpicos y que no se queden en el “ya merito” o con la honrosa frase “lo importante es competir”.

La buena noticia es que últimamente los gobiernos se están poniendo las pilas en el tema del combate a la obesidad y se han hecho reformas curriculares en nuestro sistema educativo para activar a la población. Ahora solo hace falta que las autoridades deportivas dialoguen con las educativas para acondicionar las escuelas como verdaderos centros de formación de atletas de alto rendimiento que sean capaces de ser competitivos. ¡Tenemos con qué!

glinarez@hotmail.com