/ martes 20 de agosto de 2019

La sequía

Entre Teclas


Para David Raff, asesor de medio ambiente del Buro de Reclamaciones de los Estados Unidos, los primeros 15 años de este siglo ha sido el período más seco en los últimos mil años. Y según las proyecciones de las autoridades estadounidenses, la sequía podría prolongarse hasta 2035.

Así las cosas, la situación en el noroeste de México y el suroeste de los Estados Unidos se prevé muy grave en los próximos años en lo que se refiere a la disponibilidad de agua en ambos lados de la frontera. En el valle de Mexicali las primeras señales de escasez de agua se registraron hace alrededor de 25 años cuando se dejaron de enviar desde los Estados Unidos los llamados “escurrimientos” que permitían a los agricultores de esta región sembrar los “dobles cultivos”.

Todavía en los años 80’s, el Río Colorado lucía pletórico por el fuerte caudal, cuyo punto final era el Alto Golfo de California. Sin embargo, desde 1995 a la fecha las autoridades de los Estados Unidos han aplicado una serie de restricciones en el uso y manejo de agua, lo que ha disminuido el agua rodada en nuestra región.

El Río Colorado nace en Wyoming, recorre 2.300 kilómetros, satisface las necesidades de 40 millones de personas, riega 1.8 millones de hectáreas de cultivos, genera 4.200 megavatios de electricidad. Es un río pequeño comparado con otros de Estados Unidos. Su caudal medio histórico es de 18.500 millones de metros cúbicos.

Hace apenas unos días, la Comisión Internacional de Límites y Aguas de Mexico y Estados Unidos emitió un comunicado conjunto en el que anunció que los usuarios de agua tanto de México como de los Estados Unidos deberán llevar a cabo ahorros de volúmenes específicos de agua durante 2020, de conformidad con lo establecido en el Plan Binacional de Contingencia ante la Escasez de Agua y en el Plan de Contingencia Contra la Sequía de la Cuenca Baja en los Estados Unidos.

Las proyecciones de las elevaciones en las presas por parte del Buró de Reclamación de los Estados Unidos indican que estos planes, descritos en el Acta 323, un acuerdo de la CILA de 2017, serán detonados por primera vez en 2020 en respuesta a la peor sequía de 20 años de que se tenga registro.

La semana pasada los siete Estados que beben de la cuenca del Colorado (Wyoming, Utah, Colorado, California, Nuevo México, Arizona y Nevada) ratificaron un acuerdo por el que se comprometen a reducir su consumo de agua y a aplicar recortes si continúa la situación de sequía.

El llamado Plan de Contingencia de Sequía es un acuerdo calificado como histórico y provocado por la urgencia de ver que el actual uso del río no es sostenible si sigue bajando.

En México se debería integrar un comité para atender la emergencia donde estén representantes de los tres niveles de gobierno, productores, industriales, los organismos operadores del agua y desde luego investigadores, para acordar medidas emergentes para cuidar el agua. Debe tratarse de un comité fundamentalmente técnico, a fin de que sus decisiones no se contaminen con determinaciones de tipo político.

La sequía es real, la escasez de agua es real y los problemas que se están presentando en los centros poblacionales y regiones agrícolas en ambos de la frontera también son reales.

Hoy más que nunca es fundamental que todos los sectores de la sociedad unan esfuerzos para ganarle la batalla a la sequía y lograr preservar el desarrollo de las ciudades, el crecimiento de la industria y garantizar la producción agropecuaria en toda la región. De lo contrario, pronto lo podríamos estar lamentando. Al tiempo.

Entre Teclas


Para David Raff, asesor de medio ambiente del Buro de Reclamaciones de los Estados Unidos, los primeros 15 años de este siglo ha sido el período más seco en los últimos mil años. Y según las proyecciones de las autoridades estadounidenses, la sequía podría prolongarse hasta 2035.

Así las cosas, la situación en el noroeste de México y el suroeste de los Estados Unidos se prevé muy grave en los próximos años en lo que se refiere a la disponibilidad de agua en ambos lados de la frontera. En el valle de Mexicali las primeras señales de escasez de agua se registraron hace alrededor de 25 años cuando se dejaron de enviar desde los Estados Unidos los llamados “escurrimientos” que permitían a los agricultores de esta región sembrar los “dobles cultivos”.

Todavía en los años 80’s, el Río Colorado lucía pletórico por el fuerte caudal, cuyo punto final era el Alto Golfo de California. Sin embargo, desde 1995 a la fecha las autoridades de los Estados Unidos han aplicado una serie de restricciones en el uso y manejo de agua, lo que ha disminuido el agua rodada en nuestra región.

El Río Colorado nace en Wyoming, recorre 2.300 kilómetros, satisface las necesidades de 40 millones de personas, riega 1.8 millones de hectáreas de cultivos, genera 4.200 megavatios de electricidad. Es un río pequeño comparado con otros de Estados Unidos. Su caudal medio histórico es de 18.500 millones de metros cúbicos.

Hace apenas unos días, la Comisión Internacional de Límites y Aguas de Mexico y Estados Unidos emitió un comunicado conjunto en el que anunció que los usuarios de agua tanto de México como de los Estados Unidos deberán llevar a cabo ahorros de volúmenes específicos de agua durante 2020, de conformidad con lo establecido en el Plan Binacional de Contingencia ante la Escasez de Agua y en el Plan de Contingencia Contra la Sequía de la Cuenca Baja en los Estados Unidos.

Las proyecciones de las elevaciones en las presas por parte del Buró de Reclamación de los Estados Unidos indican que estos planes, descritos en el Acta 323, un acuerdo de la CILA de 2017, serán detonados por primera vez en 2020 en respuesta a la peor sequía de 20 años de que se tenga registro.

La semana pasada los siete Estados que beben de la cuenca del Colorado (Wyoming, Utah, Colorado, California, Nuevo México, Arizona y Nevada) ratificaron un acuerdo por el que se comprometen a reducir su consumo de agua y a aplicar recortes si continúa la situación de sequía.

El llamado Plan de Contingencia de Sequía es un acuerdo calificado como histórico y provocado por la urgencia de ver que el actual uso del río no es sostenible si sigue bajando.

En México se debería integrar un comité para atender la emergencia donde estén representantes de los tres niveles de gobierno, productores, industriales, los organismos operadores del agua y desde luego investigadores, para acordar medidas emergentes para cuidar el agua. Debe tratarse de un comité fundamentalmente técnico, a fin de que sus decisiones no se contaminen con determinaciones de tipo político.

La sequía es real, la escasez de agua es real y los problemas que se están presentando en los centros poblacionales y regiones agrícolas en ambos de la frontera también son reales.

Hoy más que nunca es fundamental que todos los sectores de la sociedad unan esfuerzos para ganarle la batalla a la sequía y lograr preservar el desarrollo de las ciudades, el crecimiento de la industria y garantizar la producción agropecuaria en toda la región. De lo contrario, pronto lo podríamos estar lamentando. Al tiempo.

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