/ miércoles 18 de septiembre de 2024

La sopa está lista…

Daniel Hernández Aldaco

Creo que, en comparación con otros, este sexenio entrante tiene la mesa más puesta que nunca para poder impulsar políticas públicas contundentes contra el racismo.

Veo al menos dos generaciones—la de los 1990 y la de los 2020—coincidiendo y reuniendo los ingredientes necesarios para cocinar políticas efectivas. Por un lado, la generación de los años noventa que impulsó el movimiento de pueblos originarios y afrodescendientes contemporáneo, marcado por el auge zapatista en 1994 y por la organización de pueblos afrodescendientes en la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca desde 1989.

Imagen Ilustrativa: Freepik

Este avance sigue vigente: El pasado 9 de agosto se aprobó una reforma al artículo 2º promoviendo derechos en salud, educación y consultas para dichas comunidades. Paralelamente, una nueva generación ha emergido, formada por colectivos jóvenes como Racismo MX, Prietologías, Mano Vuelta, Basta Racismo A.C. y muchas más, que en apenas un lustro han pasado del activismo en redes a agendas de incidencia concretas, impulsadas por el innegable discurso racializado de López Obrador y eventos globales como el asesinato de George Floyd.

Estas dos generaciones son ahora contemporáneas y su combinación aporta los ingredientes necesarios para políticas públicas antirracistas: tomadores de decisión y propuestas concretas.

En cuanto a tomadores de decisión, algunos de los líderes fundadores noventeros siguen activos haciendo política. En cuanto a propuestas, vale la pena ver un ejemplo reciente: La Agenda Nacional Contra el Racismo, presentada por RacismoMX el 13 de septiembre. Ésta incluye 20 propuestas desarrolladas por al menos 60 organizaciones. Creo que es uno de los ejercicios más transparentes, inclusivos e inteligentes que he visto en la materia en los últimos años.

Las discusiones sobre el racismo están presentes en la idiosincrasia nacional en redes sociales, medios de comunicación e incluso en la academia. Desde hashtags como #prietos, #whitexicans, y #fifísvschairos, hasta innumerables cuentas de sátira y activismo. El mayor reto será que estas propuestas y estos líderes logren llegar a los verdaderos tomadores de decisiones. Sin embargo, creo que la sopa se está cocinando y está lista para dejar atrás a los detractores simplistas que tachan al movimiento antirracista de "resentido" y de ser #pobresporquequieren y para llevar el debate al mundo de la evidencia, las propuestas concretas, los datos, los liderazgos y en general una agenda estructurada que deje con buen sabor de boca a todos.

Daniel Hernández Aldaco

Creo que, en comparación con otros, este sexenio entrante tiene la mesa más puesta que nunca para poder impulsar políticas públicas contundentes contra el racismo.

Veo al menos dos generaciones—la de los 1990 y la de los 2020—coincidiendo y reuniendo los ingredientes necesarios para cocinar políticas efectivas. Por un lado, la generación de los años noventa que impulsó el movimiento de pueblos originarios y afrodescendientes contemporáneo, marcado por el auge zapatista en 1994 y por la organización de pueblos afrodescendientes en la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca desde 1989.

Imagen Ilustrativa: Freepik

Este avance sigue vigente: El pasado 9 de agosto se aprobó una reforma al artículo 2º promoviendo derechos en salud, educación y consultas para dichas comunidades. Paralelamente, una nueva generación ha emergido, formada por colectivos jóvenes como Racismo MX, Prietologías, Mano Vuelta, Basta Racismo A.C. y muchas más, que en apenas un lustro han pasado del activismo en redes a agendas de incidencia concretas, impulsadas por el innegable discurso racializado de López Obrador y eventos globales como el asesinato de George Floyd.

Estas dos generaciones son ahora contemporáneas y su combinación aporta los ingredientes necesarios para políticas públicas antirracistas: tomadores de decisión y propuestas concretas.

En cuanto a tomadores de decisión, algunos de los líderes fundadores noventeros siguen activos haciendo política. En cuanto a propuestas, vale la pena ver un ejemplo reciente: La Agenda Nacional Contra el Racismo, presentada por RacismoMX el 13 de septiembre. Ésta incluye 20 propuestas desarrolladas por al menos 60 organizaciones. Creo que es uno de los ejercicios más transparentes, inclusivos e inteligentes que he visto en la materia en los últimos años.

Las discusiones sobre el racismo están presentes en la idiosincrasia nacional en redes sociales, medios de comunicación e incluso en la academia. Desde hashtags como #prietos, #whitexicans, y #fifísvschairos, hasta innumerables cuentas de sátira y activismo. El mayor reto será que estas propuestas y estos líderes logren llegar a los verdaderos tomadores de decisiones. Sin embargo, creo que la sopa se está cocinando y está lista para dejar atrás a los detractores simplistas que tachan al movimiento antirracista de "resentido" y de ser #pobresporquequieren y para llevar el debate al mundo de la evidencia, las propuestas concretas, los datos, los liderazgos y en general una agenda estructurada que deje con buen sabor de boca a todos.

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