Prisma
Con el triunfalismo que caracteriza a los integrantes del equipo del presidente Enrique Peña Nieto -que riñe con la realidad que vive el país-, el Secretario de Hacienda compareció ante el Congreso de la Unión para realizar la glosa de su último informe de labores.
Obviamente, el funcionario se mostró enfático al citar una danza de cifras millonarias utilizadas para justificar la “eficiencia” del gobierno que se va, manchado con actos de corrupción, abusos de poder e impunidad nunca vistos en el sector público. Mencionar los más “sobresalientes” no viene al caso; millones de mexicanos los conocemos y vemos con asombro y tristeza cómo funcionarios corruptos no recibirán el castigo que merecen.
Por ejemplo, reconoció que el crecimiento económico alcanzado en el sexenio que concluye fue mediocre -2.5% anual-. Según los expertos necesitaríamos crecer arriba del 5 para mejorar la economía del país y crear el millón y medio de empleos -bien pagados y estables- que reclaman los mexicanos.
Destacó que estamos mejor que naciones como Brasil y Chile. Qué nos importa eso. Lo que nos interesa es lo que ocurra en nuestro país. Mencionó que fueron rescatados de la pobreza 2 millones de mexicanos, pero no dijo que siguen igual de vulnerables más otros 50 millones que no tienen acceso a servicios de salud y educación eficientes.
No faltó el presumir que las empresas calificadoras -la mayoría extranjeras- mencionan perspectivas económicas y estables, pese a las bajas tasas de crecimiento económico que han propiciado empleos formales, mal pagados y en su mayoría eventuales, según estiman expertos en cuestiones laborales.
Al mencionar los grandes blindajes financieros que tiene el país -reservas internacionales y una línea de crédito del FMI-, olvidó señalar que el altísimo costo de la supermillonaria deuda pública que heredará Peña Nieto al futuro gobierno, debilitará las finanzas nacionales. Sin comentarios.
Agradecimiento especial
Nuestro agradecimiento al Club Primera Plana de la Ciudad de México por el otorgamiento de una placa conmemorativa en reconocimiento a nuestra trayectoria en el maldito oficio del periodismo de Baja California -como lo calificaba don Ignacio Aguirre Calleja- durante 60 años.
Por razones de salud y otras circunstancias, no fue posible asistir a recibirla personalmente el pasado 2 de octubre. Fue nuestra colega Colilá Eguía, dirigente nacional de FAPERMEX, la encargada de recibirla, a quien damos las gracias de manera especial.
Aprovechamos el espacio para recordar con gratitud y afecto a un grupo de jóvenes periodistas -cuya mayoría ya no están con nosotros- que hace más de 50 años fuimos invitados por el maestro del periodismo Cristóbal Garcilazo a fundar el periódico que hoy tiene en sus manos.
