/ lunes 27 de agosto de 2018

Las Disidencias Empresariales con AMLO

Estrategia$


Los representantes de organismos privados deben tener presente que gran parte de los mexicanos les otorga calificación negativa, tratándose de algunas propuestas para mejorar la gobernanza del país.

Con honrosas excepciones, los simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) los culpa de la corrupción e impunidad que reina en el país. En muchos casos lo son, por lo que los señalamientos tienen sustento. De aquí que los directivos deban ser cautos en sus críticas hacia el plan de trabajo del nuevo Gobierno federal.

Es indiscutible que dicho programa es perfectible, pero una cosa es hacer sugerencias en este sentido y otra muy diferente, adoptar posturas de rechazo. Más, cuando en la administración de Enrique Peña Nieto la mayoría calló o fue condescendiente ante los abusos de poder y la continuación de políticas fallidas.

México no sólo necesita reconciliarse, sino reconfigurarse. La situación exige congruencia, sensatez y tolerancia de los líderes empresariales, pues son pieza clave para superar la adversidad y progresar sin que haya un estallido social en los próximos años.

El despertar que mostró la contienda presidencial no puede ignorase. Se votó por un cambio que requiere tiempo y esfuerzo para concretarse. Todos debemos contribuir a su éxito, lo que implica dejar atrás intereses de toda índole.

Los empresarios deben concientizarse y sumarse al sacrificio. Aceptar que las políticas económicas no deben privilegiar una injusta distribución del ingreso. Esa que surge por la precarización del trabajo y las ganancias extraordinarias basadas en una competencia desleal y oligopólica. Y, en general, por Gobiernos que olvidaron su papel conciliador entre sociedad y sectores productivos.

Los planteamientos deben ser mesurados. Dar oportunidad a AMLO para implementar los cambios. Darle el beneficio de la duda. El mismo que tuvieron administraciones pasadas. Y no olvidar que son una de las piezas del rompecabezas y que su opinión, si bien es importante, no es exclusiva respecto al rumbo que debe seguir el país.

En este contexto, contar con una Fiscalía General Autónoma no garantiza una justicia pronta y expedita. Es una opción que, al igual que otras, puede o no cumplir los objetivos que se persiguen. Ante esta disyuntiva, no hay razón para oponerse a que la próxima administración inicie con un fiscal ratificado por el Senado, a sugerencia de candidatos que reúnan los mejores perfiles y cuenten con el aval de la sociedad.

Tampoco, negarse a que entren autos usados procedentes de EUA, siempre y cuando cumplan las disposiciones legales al respecto. No todos pueden comprar un auto nuevo y la competencia que genera los importados es benéfica para aquellos de bajos ingresos.

Contrario a lo que se afirma (no existe estudio al respecto), los autos usados de procedencia extranjera no representan una competencia desleal a la venta de unidades nuevas, pues son mercados diferenciados por factores como ingreso, facilidades crediticias, costo de tenencia y otros.

Si es urgente regularizará los denominados chocolates, como también ejercer acción penal contra quienes defraudan a sus propietarios con la promesa de legalizarlos. Se debe exponer a los funcionarios y políticos corruptos detrás de esta mega estafa, cuyos nombres y apellidos son del conocimiento de muchos.

La crítica constructiva no sólo es válida, sino necesaria. Los empresarios están en su derecho de defender aquello que les atañe, pero el interés particular no puede prevalecer por encima del bienestar general.


Estrategia$


Los representantes de organismos privados deben tener presente que gran parte de los mexicanos les otorga calificación negativa, tratándose de algunas propuestas para mejorar la gobernanza del país.

Con honrosas excepciones, los simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) los culpa de la corrupción e impunidad que reina en el país. En muchos casos lo son, por lo que los señalamientos tienen sustento. De aquí que los directivos deban ser cautos en sus críticas hacia el plan de trabajo del nuevo Gobierno federal.

Es indiscutible que dicho programa es perfectible, pero una cosa es hacer sugerencias en este sentido y otra muy diferente, adoptar posturas de rechazo. Más, cuando en la administración de Enrique Peña Nieto la mayoría calló o fue condescendiente ante los abusos de poder y la continuación de políticas fallidas.

México no sólo necesita reconciliarse, sino reconfigurarse. La situación exige congruencia, sensatez y tolerancia de los líderes empresariales, pues son pieza clave para superar la adversidad y progresar sin que haya un estallido social en los próximos años.

El despertar que mostró la contienda presidencial no puede ignorase. Se votó por un cambio que requiere tiempo y esfuerzo para concretarse. Todos debemos contribuir a su éxito, lo que implica dejar atrás intereses de toda índole.

Los empresarios deben concientizarse y sumarse al sacrificio. Aceptar que las políticas económicas no deben privilegiar una injusta distribución del ingreso. Esa que surge por la precarización del trabajo y las ganancias extraordinarias basadas en una competencia desleal y oligopólica. Y, en general, por Gobiernos que olvidaron su papel conciliador entre sociedad y sectores productivos.

Los planteamientos deben ser mesurados. Dar oportunidad a AMLO para implementar los cambios. Darle el beneficio de la duda. El mismo que tuvieron administraciones pasadas. Y no olvidar que son una de las piezas del rompecabezas y que su opinión, si bien es importante, no es exclusiva respecto al rumbo que debe seguir el país.

En este contexto, contar con una Fiscalía General Autónoma no garantiza una justicia pronta y expedita. Es una opción que, al igual que otras, puede o no cumplir los objetivos que se persiguen. Ante esta disyuntiva, no hay razón para oponerse a que la próxima administración inicie con un fiscal ratificado por el Senado, a sugerencia de candidatos que reúnan los mejores perfiles y cuenten con el aval de la sociedad.

Tampoco, negarse a que entren autos usados procedentes de EUA, siempre y cuando cumplan las disposiciones legales al respecto. No todos pueden comprar un auto nuevo y la competencia que genera los importados es benéfica para aquellos de bajos ingresos.

Contrario a lo que se afirma (no existe estudio al respecto), los autos usados de procedencia extranjera no representan una competencia desleal a la venta de unidades nuevas, pues son mercados diferenciados por factores como ingreso, facilidades crediticias, costo de tenencia y otros.

Si es urgente regularizará los denominados chocolates, como también ejercer acción penal contra quienes defraudan a sus propietarios con la promesa de legalizarlos. Se debe exponer a los funcionarios y políticos corruptos detrás de esta mega estafa, cuyos nombres y apellidos son del conocimiento de muchos.

La crítica constructiva no sólo es válida, sino necesaria. Los empresarios están en su derecho de defender aquello que les atañe, pero el interés particular no puede prevalecer por encima del bienestar general.