/ viernes 6 de diciembre de 2019

Los “desaparecidos” aparecidos…

Quo Vadis


Años atrás, cuando todavía no estaba de moda el Sistema Penal Adversarial, recuerdo que en la “reporteada” policíaca de personas desaparecidas y que tiempo después “aparecían” como por arte de magia, las autoridades encargadas de su búsqueda informaban a la prensa las causas reales de buen número de ausencias no por morbo, sino para evidenciar que muchos de los casos fueron falsas alarmas, que solo se trataba de “pecadillos” en que incurrían las supuestas víctimas de ambos sexos y cualquier edad.

Así se podía conocer públicamente el número de infantes, jóvenes o adultos que practicaban actitudes nada apropiadas porque simplemente se “desconectaban” de la familia y/o amistades para irse de “parranda” o de “fuga” amorosa, por citar solo dos ejemplos de la variedad de formas en que las personas suelen ausentarse por corto o largo tiempo sin causa justificada.

Esa información, la que revelaba las verdaderas causas de la “desaparición” y luego “aparición” de niños, jóvenes o adultos de ambos sexos y de cualquier edad, en donde usted quiera y mande a lo largo y ancho del país, inducía a la sociedad organizada y autoridades a trabajar intensamente en una cultura preventiva que se orientaba más a que las personas, TODAS, NO FUERAN IRRESPONSABLES y se aseguraran de mantener informada a familia y amistades con quién, cuándo y dónde andaban en tránsito, nomás para no “preocuparse”…

Pero los tiempos cambiaron: El Sistema Penal vigente parece acallar por ley a las autoridades para divulgar las causas que motivaron una “desaparición” y luego “aparición” de equis persona así, como por arte de magia… y con ello dejar vigente y robusta la percepción de inseguridad cuando en realidad fue falsa alarma, mientras los involucrados por pena o vergüenza exigen mantener en secrecía la causa de su ausencia.

Ahí está el caso de “Karen”, mujer treintañera que vive en la Ciudad de México y que alertó por la noche del pasado día tres a medio mundo al mandar un mensaje por whatsapp en el sentido de que viajaba en un taxi conducido por “un señor que se ve bien sospechoso y grosero”… lo que alertó a los familiares, pero 14 horas después la joven apareció ¡en otro taxi! a las puertas de su hogar y nadie sabe nada, solo el dicho de un familiar en el sentido de que la mujer llegó en “estado de shock”… Punto.

Por eso y sin quitarle importancia al altísimo número de “desaparecidos” reales en México, creo importante que TODOS estemos conectados en tiempo, forma y lugar gracias a las benditas y a veces malditas redes, pero más importante es que las autoridades informen no en detalle, pero sí genéricamente a la sociedad cuál es el verdadero número de “desapariciones” y cuántas no fueron tal porque las “víctimas” simple y llanamente les importó un cacahuate ausentarse y no informar a sus cercanos. Digo, para ser realistas cuando menos en el manejo de la estadística de “desapariciones” porque de que hay personas así (sin referirme al caso Karen explícitamente)… las hay y no es justo ni práctico destinar decenas o cientos de agentes para buscar a alguien que se ausenta a propósito. ¿O no?

Quo Vadis


Años atrás, cuando todavía no estaba de moda el Sistema Penal Adversarial, recuerdo que en la “reporteada” policíaca de personas desaparecidas y que tiempo después “aparecían” como por arte de magia, las autoridades encargadas de su búsqueda informaban a la prensa las causas reales de buen número de ausencias no por morbo, sino para evidenciar que muchos de los casos fueron falsas alarmas, que solo se trataba de “pecadillos” en que incurrían las supuestas víctimas de ambos sexos y cualquier edad.

Así se podía conocer públicamente el número de infantes, jóvenes o adultos que practicaban actitudes nada apropiadas porque simplemente se “desconectaban” de la familia y/o amistades para irse de “parranda” o de “fuga” amorosa, por citar solo dos ejemplos de la variedad de formas en que las personas suelen ausentarse por corto o largo tiempo sin causa justificada.

Esa información, la que revelaba las verdaderas causas de la “desaparición” y luego “aparición” de niños, jóvenes o adultos de ambos sexos y de cualquier edad, en donde usted quiera y mande a lo largo y ancho del país, inducía a la sociedad organizada y autoridades a trabajar intensamente en una cultura preventiva que se orientaba más a que las personas, TODAS, NO FUERAN IRRESPONSABLES y se aseguraran de mantener informada a familia y amistades con quién, cuándo y dónde andaban en tránsito, nomás para no “preocuparse”…

Pero los tiempos cambiaron: El Sistema Penal vigente parece acallar por ley a las autoridades para divulgar las causas que motivaron una “desaparición” y luego “aparición” de equis persona así, como por arte de magia… y con ello dejar vigente y robusta la percepción de inseguridad cuando en realidad fue falsa alarma, mientras los involucrados por pena o vergüenza exigen mantener en secrecía la causa de su ausencia.

Ahí está el caso de “Karen”, mujer treintañera que vive en la Ciudad de México y que alertó por la noche del pasado día tres a medio mundo al mandar un mensaje por whatsapp en el sentido de que viajaba en un taxi conducido por “un señor que se ve bien sospechoso y grosero”… lo que alertó a los familiares, pero 14 horas después la joven apareció ¡en otro taxi! a las puertas de su hogar y nadie sabe nada, solo el dicho de un familiar en el sentido de que la mujer llegó en “estado de shock”… Punto.

Por eso y sin quitarle importancia al altísimo número de “desaparecidos” reales en México, creo importante que TODOS estemos conectados en tiempo, forma y lugar gracias a las benditas y a veces malditas redes, pero más importante es que las autoridades informen no en detalle, pero sí genéricamente a la sociedad cuál es el verdadero número de “desapariciones” y cuántas no fueron tal porque las “víctimas” simple y llanamente les importó un cacahuate ausentarse y no informar a sus cercanos. Digo, para ser realistas cuando menos en el manejo de la estadística de “desapariciones” porque de que hay personas así (sin referirme al caso Karen explícitamente)… las hay y no es justo ni práctico destinar decenas o cientos de agentes para buscar a alguien que se ausenta a propósito. ¿O no?