/ domingo 18 de abril de 2021

Los Mexicalifornianos

La Espiga


El cronista de Mexicali, don Alejandro Lomelí Cota, no se equivocó al bautizar a los cachanillas con esta doble identidad cultural: Mexicanos y californianos.

Al ser la migración el factor primordial para el surgimiento de nuestro asentamiento fronterizo, es justo reafirmar la condición de mexicanos provenientes de todas las regiones del país. Nuestros padres y abuelos pioneros tuvieron la necesidad de migrar hacia la frontera noroeste de México se arraigaron en Mexicali y aquí hicieron vida familiar aprovechando las oportunidades laborales y de negocios en ambos lados del cerco fronterizo.

La migración hizo de Mexicali un lugar habitable, colmado de prosperidad, progreso y bienestar para personas dotadas de una identidad diversa, enriquecida por sus lugares de origen y del imperativo de superación. Los migrantes mexicanos y extranjeros trajeron a estos valles y desiertos del Río Colorado sus formas originales de comportamiento, de vestimenta y de alimentación, sus prácticas religiosas y sus aptitudes para el estudio, el ahorro, el emprendimiento, para la aventura existencial en las inmediaciones del Paraíso del Dinero llamado el Imperio del Dólar.

Mexi-Cali al aparecer como una comunidad mitad mexicana y mitad californiana se hermana con Cal-Exico desde sus orígenes comunes, desde su bautizo primigenio con las aguas del Río Colorado y los negocios agrícolas binacionales. Mexicali y Calexico: Donde el español es la lengua madre y los dólares americanos el ideal común de ambas poblaciones donde predominan las clases medias.

El origen agrícola de Mexicali y Calexico vincula a estas comunidades a un tiempo histórico donde el esfuerzo humano por hacer producir a la Madre Tierra y al padre Sol fue el imperativo para conseguir el progreso en el contexto de una férrea economía de mercado. Los mexicaliforniamos habitamos desde principios del siglo veinte en MEX-AMERICA, nos habituamos al espaninglish, al inglés con acento “pocho” y al español revuelto con la “totacha” de los “emigrados” o de los naturalizados gringos “made in mexico”.

Para los nacidos en Mexicali a partir de la generación de los “Baby Boomers” las primeras referencias cosmopolitas fueron las intrincadas súper carreteras (freeways) de Los Ángeles, Ca., los centros comerciales (malls) de San Diego, Ca., el viaje obligado a Disney World en los tiempos cuando -el hoy veterano- Mickey Mouse maravillaba a los niños.

En la década de los años sesenta la primera impresión juvenil del Zoológico o del Sea World de San Diego era una experiencia fantástica, donde fantasía y realidad nos educaban con un nuevo conocimiento: “…Somos niños mexicanos tercermundistas, pero tenemos el privilegio de disfrutar de los pasatiempos disponibles en la gran democracia del dólar…”.

Ya de adolescente los parientes radicados en Los Ángeles, San José y Fresno, Ca., nos preguntaban con nostalgia por “Mecsicali”, aquel pueblo que dejaron para buscar un nuevo destino al otro lado del cerco fronterizo. En Los Ángeles los parientes te enseñaban cómo ser mexicano en una urbe donde podías convivir con personas provenientes de todas partes del mundo mundial.

Los tacos de machaca y los tamales son iguales en Mexicali y Calexico. Nuestros parientes de allá son mexicoamericanos, pero en inglés y español nos entendemos a la perfección.

La Espiga


El cronista de Mexicali, don Alejandro Lomelí Cota, no se equivocó al bautizar a los cachanillas con esta doble identidad cultural: Mexicanos y californianos.

Al ser la migración el factor primordial para el surgimiento de nuestro asentamiento fronterizo, es justo reafirmar la condición de mexicanos provenientes de todas las regiones del país. Nuestros padres y abuelos pioneros tuvieron la necesidad de migrar hacia la frontera noroeste de México se arraigaron en Mexicali y aquí hicieron vida familiar aprovechando las oportunidades laborales y de negocios en ambos lados del cerco fronterizo.

La migración hizo de Mexicali un lugar habitable, colmado de prosperidad, progreso y bienestar para personas dotadas de una identidad diversa, enriquecida por sus lugares de origen y del imperativo de superación. Los migrantes mexicanos y extranjeros trajeron a estos valles y desiertos del Río Colorado sus formas originales de comportamiento, de vestimenta y de alimentación, sus prácticas religiosas y sus aptitudes para el estudio, el ahorro, el emprendimiento, para la aventura existencial en las inmediaciones del Paraíso del Dinero llamado el Imperio del Dólar.

Mexi-Cali al aparecer como una comunidad mitad mexicana y mitad californiana se hermana con Cal-Exico desde sus orígenes comunes, desde su bautizo primigenio con las aguas del Río Colorado y los negocios agrícolas binacionales. Mexicali y Calexico: Donde el español es la lengua madre y los dólares americanos el ideal común de ambas poblaciones donde predominan las clases medias.

El origen agrícola de Mexicali y Calexico vincula a estas comunidades a un tiempo histórico donde el esfuerzo humano por hacer producir a la Madre Tierra y al padre Sol fue el imperativo para conseguir el progreso en el contexto de una férrea economía de mercado. Los mexicaliforniamos habitamos desde principios del siglo veinte en MEX-AMERICA, nos habituamos al espaninglish, al inglés con acento “pocho” y al español revuelto con la “totacha” de los “emigrados” o de los naturalizados gringos “made in mexico”.

Para los nacidos en Mexicali a partir de la generación de los “Baby Boomers” las primeras referencias cosmopolitas fueron las intrincadas súper carreteras (freeways) de Los Ángeles, Ca., los centros comerciales (malls) de San Diego, Ca., el viaje obligado a Disney World en los tiempos cuando -el hoy veterano- Mickey Mouse maravillaba a los niños.

En la década de los años sesenta la primera impresión juvenil del Zoológico o del Sea World de San Diego era una experiencia fantástica, donde fantasía y realidad nos educaban con un nuevo conocimiento: “…Somos niños mexicanos tercermundistas, pero tenemos el privilegio de disfrutar de los pasatiempos disponibles en la gran democracia del dólar…”.

Ya de adolescente los parientes radicados en Los Ángeles, San José y Fresno, Ca., nos preguntaban con nostalgia por “Mecsicali”, aquel pueblo que dejaron para buscar un nuevo destino al otro lado del cerco fronterizo. En Los Ángeles los parientes te enseñaban cómo ser mexicano en una urbe donde podías convivir con personas provenientes de todas partes del mundo mundial.

Los tacos de machaca y los tamales son iguales en Mexicali y Calexico. Nuestros parientes de allá son mexicoamericanos, pero en inglés y español nos entendemos a la perfección.