Pensares
Los niños y las niñas de hoy vienen hechos en formatos del 2013. Antes de hablar bien ya saben usar un teléfono, aprenden a manejar la computadora con mayor rapidez que muchos adultos, saben cuál es la diferencia entre comida saludable y comida rápida o chatarra; ya casi no piden muñecas, casitas o carritos, prefieren juegos de video, computadora, celulares, ropa.
Aprenden a hablar un segundo idioma casi al mismo tiempo que desarrollan el lenguaje; tienen vida social, crecen con grupos de amiguitos de la guardería o del preescolar y comparten en fiestas infantiles inspirados en personajes de los videojuegos o programas de televisión. Antes de caminar ya han recibido estimulación temprana, por eso entran a la piscina como pececitos o cantan y llevan ritmo. Desarrollan de forma temprana la ubicación temporal, saben cuándo y a qué hora dan sus programas favoritos, a qué hora llega su mamá o su papá y cuando es tiempo de dormir, no es tan sencillo engañarlos.
Se ubican en lugares mejor de lo que muchos de nosotros logramos hacerlo. Saben qué cerca está la venta de helados, casi huelen que están cerca de la casa de sus abuelos, de la tía favorita, de su mejor amigo. No son amantes de los abrigos, sombreros, bufandas y cuanto artefacto sienten que les coarta su capacidad de movimiento; cuestionan cuando reconocen que hay una persona que no hace aquello que les es exigido en una regla.
Pero deben enfrentarse en forma muy temprana a temas de abuso. Debemos decirles y advertirles de potenciales peligros y de cuidados que deben tener para con su cuerpo. Tienen que andar siempre cerca de sus padres o cuidadores, pues corren los mismos riesgos que hoy en día corremos los adultos cada vez que salimos a la calle. Deben vivir en lugares residenciales o en zonas resguardadas por guardias, alarmas o dispositivos de seguridad. Se han visto privados de la grata experiencia que tuvimos muchos adultos cuando éramos niños y jugábamos en el campo o incluso en la calle.
Dependen de una cajita que usan sus cuidadores para seleccionar los programas de televisión que pueden ver, pues de lo contrario se ven expuestos a programas con altos contenidos sexuales que se transmiten ahora en cualquier momento del día. Tienen que saber enfrentar a un matón desde edades muy tempranas. Son víctimas de discriminación por ser diferentes, ya no importa de qué color sea su cabello o el tono de su piel, igual los rechazan si son el único negro en su clase o si son el único rubio de ojos claros en una clase de niños y niñas de piel morena y cabello oscuro...
La inocencia es una virtud en ellos, pero hoy más que nunca están expuestos a renunciar a mucha de esa inocencia para que puedan sobrevivir en un mundo que ya no está hecho para ellos… Los niños y las niñas de hoy son un regalo de Dios y de la vida en un mundo lleno de adultos que olvidaron lo que era ser niño.
