/ martes 24 de abril de 2018

Los sueños de James K. Polk

VIENTOS

James K. Polk era presidente de los Estados Unidos en 1846. Era abril de ese año cuando Polk tuvo el pretexto para declarar la guerra a México: hace ya 172 años y el punto de arranque, el rancho “Carricitos”.

Lo de “Carricitos” fue una escaramuza entre una patrulla de la caballería del ejército norteamericano (cuatro solamente) y una sección del Ejército Mexicano. Claro, perdió la patrulla extranjera y Polk encontró, vio, confirmó el camino expansionista y a la gandallería tan arraigada en su pueblo de conquistadores, que le permitió a los “gloriosos” norteamericanos robarnos más de la mitad de nuestro territorio, asunto que no fue mayor gracias a un consciente norteamericano diplomático de gran valía: don Nicholas Trist.

No sé si el lector recuerde que la rebelión muchas veces recalentada por los tejanos que en su mayoría eran sajones, terminó propiciando la separación de la Provincia de Tejas de la República Mexicana en el año de 1836 y que más tarde se unió a la guerra injusta en nuestra contra en 1847, con el derivado que aún vivo de los abusos y disposiciones arbitrarias del vencedor del Norte y las sombras imborrables de nuestro anecdotario por las traiciones en las que se vio involucrada la Iglesia y la inmoralidad de la traición de algunos mexicanos.

Quizá usted recuerde también que el límite al Sur del vecino del Norte y por acuerdo de ellos mismos, era el río Nueces y no el río Bravo que ellos llaman aún Río Grande; y así recuerde que la distancia entre uno y otro río es de ¡300 kilómetros!, mismos que los texanos se robaron cuando se autoanexaron a los Estados Unidos. Antes con nosotros eran Tejas. Hoy son Texas. Esa anexión fue el 29 de diciembre de 1845. Se armaba la estrategia de Polk. Y así empezó la negra historia de una vecindad que muchos alaban, que muchos buscan aunque no los quieran allá, vecindad que otros despreciamos por conocer la historia y el gran daño que nos han causado al través de los años y ahora con mayor rigor porque se agrega el insulto, la majadería, la truhanería, el estulticia y la falta de espíritu humanista que hoy se implora por error.

El presidente Polk ordenó a una corporación de su ejército avanzar (en enero de 1846) hasta el límite erróneo del sur norteamericano que situó, gracias a los texanos, en el río Bravo, es decir en territorio mexicano, pero en la desembocadura del río Nueces tenían un punto comercial llamado Corpus Christi. De este punto hasta Matamoros, Tamaulipas, y por los vados avanzó el general Zachary Taylor entre víboras y otros animales peligrosos, para dar inicio a una guerra trágica para los mexicanos, desvergonzada para los norteamericanos y tan estéril en realidad que todavía ellos necesitan los brazos y manos de los vencidos para poder levantar sus cosechas y lograr sus alimentos. Y aún así siguen apoyando a un presidente indigerible, incluso por la mayoría.

Pero por hoy no sigo en esta historia de rabias y triunfalismos insatisfechos que ya habrá lugar de contar mejor más adelante.

Permítaseme terminar por hoy. Gracias.

jaimepardoverdugo@yahoo.com.mx

VIENTOS

James K. Polk era presidente de los Estados Unidos en 1846. Era abril de ese año cuando Polk tuvo el pretexto para declarar la guerra a México: hace ya 172 años y el punto de arranque, el rancho “Carricitos”.

Lo de “Carricitos” fue una escaramuza entre una patrulla de la caballería del ejército norteamericano (cuatro solamente) y una sección del Ejército Mexicano. Claro, perdió la patrulla extranjera y Polk encontró, vio, confirmó el camino expansionista y a la gandallería tan arraigada en su pueblo de conquistadores, que le permitió a los “gloriosos” norteamericanos robarnos más de la mitad de nuestro territorio, asunto que no fue mayor gracias a un consciente norteamericano diplomático de gran valía: don Nicholas Trist.

No sé si el lector recuerde que la rebelión muchas veces recalentada por los tejanos que en su mayoría eran sajones, terminó propiciando la separación de la Provincia de Tejas de la República Mexicana en el año de 1836 y que más tarde se unió a la guerra injusta en nuestra contra en 1847, con el derivado que aún vivo de los abusos y disposiciones arbitrarias del vencedor del Norte y las sombras imborrables de nuestro anecdotario por las traiciones en las que se vio involucrada la Iglesia y la inmoralidad de la traición de algunos mexicanos.

Quizá usted recuerde también que el límite al Sur del vecino del Norte y por acuerdo de ellos mismos, era el río Nueces y no el río Bravo que ellos llaman aún Río Grande; y así recuerde que la distancia entre uno y otro río es de ¡300 kilómetros!, mismos que los texanos se robaron cuando se autoanexaron a los Estados Unidos. Antes con nosotros eran Tejas. Hoy son Texas. Esa anexión fue el 29 de diciembre de 1845. Se armaba la estrategia de Polk. Y así empezó la negra historia de una vecindad que muchos alaban, que muchos buscan aunque no los quieran allá, vecindad que otros despreciamos por conocer la historia y el gran daño que nos han causado al través de los años y ahora con mayor rigor porque se agrega el insulto, la majadería, la truhanería, el estulticia y la falta de espíritu humanista que hoy se implora por error.

El presidente Polk ordenó a una corporación de su ejército avanzar (en enero de 1846) hasta el límite erróneo del sur norteamericano que situó, gracias a los texanos, en el río Bravo, es decir en territorio mexicano, pero en la desembocadura del río Nueces tenían un punto comercial llamado Corpus Christi. De este punto hasta Matamoros, Tamaulipas, y por los vados avanzó el general Zachary Taylor entre víboras y otros animales peligrosos, para dar inicio a una guerra trágica para los mexicanos, desvergonzada para los norteamericanos y tan estéril en realidad que todavía ellos necesitan los brazos y manos de los vencidos para poder levantar sus cosechas y lograr sus alimentos. Y aún así siguen apoyando a un presidente indigerible, incluso por la mayoría.

Pero por hoy no sigo en esta historia de rabias y triunfalismos insatisfechos que ya habrá lugar de contar mejor más adelante.

Permítaseme terminar por hoy. Gracias.

jaimepardoverdugo@yahoo.com.mx