/ viernes 14 de febrero de 2020

Marina, de Mexicali y Arturo, de Tijuana

Quo Vadis


Cuando se habla de justicia para la gente, hay quienes la etiquetan -coloquialmente- como “humana” y no hay nada qué discutir al respecto, pero cuando se habla de justicia para animales no hay forma de añadirle palabras, sino simplemente entenderlo como lo que es y, para el efecto, bastan tres ejemplos recientes.

Primero: Por instrucciones de la Presidenta Municipal de Mexicali se ha logrado convencer a importante parte de la población mexicalense para adoptar mascotas que son capturadas deambulando en las calles de la capital bajacaliforniana y…sin costo.

Y segundo, por instrucciones del alcalde de Tijuana, Arturo González Cruz, su Cuerpo de Bomberos adquirió 23 equipos para dar atención a mascotas, como tres mascarillas de oxígeno de diferentes tamaños, así como un manual para respiración asistida en caso de emergencia. También en Tijuana que a partir de este 12 de febrero opera la primera etapa de la Clínica Veterinaria Gratuita donde se podrán brindar consultas, esterilizar gatos o perros, desparasitaciones, vacunas antirrábicas, aplicaciones de suero y medicamentos endovenosos para mascotas enfermas, en beneficio de miles de poseedores de estos animalitos de casa.

Las dos noticias son en realidad merecedoras de extenderles un amplio y sonoro reconocimiento a los dos alcaldes porque con ello no solo ponen ejemplo de lo que debe ser “justicia animal”, sino que siembran empatía con miles de sus gobernados que no quieren, sino que aman realmente a sus mascotas y ahí encuadra, creo, una minoría del volumen de bajacalifornianos que tienen en cautiverio animalitos.

Pero hay otros que no actúan ni son así de considerados porque incurren y/o pasan por alto incalculables abusos y maltratos a mascotas ya sea por incapacidad de recursos humanos, materiales y financieros o simplemente porque no tienen ánimo de corregir su actitud y menos denunciar casos, a pesar de que hay normas y leyes que rigen cómo se debe atender a los animales en casa.

En fin, hay mucho qué hacer y procurar por estas criaturas indefensas, las que andan deambulando en las urbes por abandono de gente irresponsable, las que buscan adaptarse contra quienes invadieron su hábitat o las que están en cautiverio en casa, en el zoológico, en cualquier lugar.

Así que a los alcaldes Marina, de Mexicali y Arturo, de Tijuana, muchas gracias y enhorabuena por darse tiempo de coadyuvar para que gobernados y gobernantes demos trato digno a las mascotas, porque de algo puede estar casi seguro todo aquel que de alguna forma fue o es víctima directa o indirecta de la violencia genocida que ocurre en México contra todo ser vivo: La maldad comienza a manifestarse contra los animales.

Por algo se ha catalogado al ser humano como el peor depredador de todos los tiempos y eso no cambia, al contrario -muy desafortunadamente- se reafirma en el día a día que vivimos y con marcado morbo de no pocos que se encargan de ser mensajeros del mal aun en el “Mes del Amor y la Amistad”, sin respeto a nada ni a nadie. ¿O no?

Quo Vadis


Cuando se habla de justicia para la gente, hay quienes la etiquetan -coloquialmente- como “humana” y no hay nada qué discutir al respecto, pero cuando se habla de justicia para animales no hay forma de añadirle palabras, sino simplemente entenderlo como lo que es y, para el efecto, bastan tres ejemplos recientes.

Primero: Por instrucciones de la Presidenta Municipal de Mexicali se ha logrado convencer a importante parte de la población mexicalense para adoptar mascotas que son capturadas deambulando en las calles de la capital bajacaliforniana y…sin costo.

Y segundo, por instrucciones del alcalde de Tijuana, Arturo González Cruz, su Cuerpo de Bomberos adquirió 23 equipos para dar atención a mascotas, como tres mascarillas de oxígeno de diferentes tamaños, así como un manual para respiración asistida en caso de emergencia. También en Tijuana que a partir de este 12 de febrero opera la primera etapa de la Clínica Veterinaria Gratuita donde se podrán brindar consultas, esterilizar gatos o perros, desparasitaciones, vacunas antirrábicas, aplicaciones de suero y medicamentos endovenosos para mascotas enfermas, en beneficio de miles de poseedores de estos animalitos de casa.

Las dos noticias son en realidad merecedoras de extenderles un amplio y sonoro reconocimiento a los dos alcaldes porque con ello no solo ponen ejemplo de lo que debe ser “justicia animal”, sino que siembran empatía con miles de sus gobernados que no quieren, sino que aman realmente a sus mascotas y ahí encuadra, creo, una minoría del volumen de bajacalifornianos que tienen en cautiverio animalitos.

Pero hay otros que no actúan ni son así de considerados porque incurren y/o pasan por alto incalculables abusos y maltratos a mascotas ya sea por incapacidad de recursos humanos, materiales y financieros o simplemente porque no tienen ánimo de corregir su actitud y menos denunciar casos, a pesar de que hay normas y leyes que rigen cómo se debe atender a los animales en casa.

En fin, hay mucho qué hacer y procurar por estas criaturas indefensas, las que andan deambulando en las urbes por abandono de gente irresponsable, las que buscan adaptarse contra quienes invadieron su hábitat o las que están en cautiverio en casa, en el zoológico, en cualquier lugar.

Así que a los alcaldes Marina, de Mexicali y Arturo, de Tijuana, muchas gracias y enhorabuena por darse tiempo de coadyuvar para que gobernados y gobernantes demos trato digno a las mascotas, porque de algo puede estar casi seguro todo aquel que de alguna forma fue o es víctima directa o indirecta de la violencia genocida que ocurre en México contra todo ser vivo: La maldad comienza a manifestarse contra los animales.

Por algo se ha catalogado al ser humano como el peor depredador de todos los tiempos y eso no cambia, al contrario -muy desafortunadamente- se reafirma en el día a día que vivimos y con marcado morbo de no pocos que se encargan de ser mensajeros del mal aun en el “Mes del Amor y la Amistad”, sin respeto a nada ni a nadie. ¿O no?