/ miércoles 3 de marzo de 2021

Marzo otro poco

Contrasentido

Reza el viejo adagio “Febrero loco, marzo otro poco”. Con esas bajas expectativas iniciamos marzo, misma fecha en la que cumpliremos un año de un fatídico encierro orillado por la más cruenta pandemia de la historia moderna de la humanidad.

Ya casi un año de vivir bajo la zozobra de un virus invisible, pero tan mortal que no ha dejado familia que no haya sufrido sus embates. Aun cuando la frase tiene como sentido de referencia el clima, pero la realidad nos dice que aplica para todo.

Con la cristalización de la vacuna en diciembre se pensó que la pandemia llegaría a su fin en pocos meses. Sin embargo, en febrero se suspendió la entrega de dosis a México por la voracidad de las potencias económicas por no permitir la salida de vacunas a países vecinos, lo cual complicó todo el proceso de fin de la pandemia no solo por el retraso de los planes de vacunación, sino porque con ello se abre posibilidad que el virus de la Covid-19 mute y por lo tanto se pierda efectividad en las vacunas actuales. Gracias a esa falta de solidaridad, empatía y entendimiento de una pandemia, febrero fue muy loco para todos por la instauración de la desesperanza debido al cansancio colectivo por los estragos de un prolongado confinamiento.

Durante marzo veremos si los arribos de las vacunas que se han podido conseguir con países verdaderamente solidarios son las suficientes para poner fin a la pandemia. Sin embargo, no es tiempo de echar las campanas al vuelo porque una cosa es terminar con una pandemia, pero otra muy diferente es terminar con la enfermedad de la Covid-19. Es decir, la pandemia como tal (capacidad de súper contagio) pudiera en el mejor de los casos minarse en los próximos meses, pero sus estragos seguirán estando en la sociedad actual.

Durante toda la pandemia el acaparamiento, voracidad y falta de empatía estuvo: Primero, con los insumos para evitar los contagios y segundo, con las vacunas. Siempre actuamos de una forma egoísta que también nosotros somos culpables de este febrero y marzo loco. Solo espero que algún día controlemos este terrible mal para que podamos sentarnos a dialogar sobre lo sucedido, para poder recuperar un tan urgente aprendizaje que nos permita vivir mejor como sociedad a todos y no solo a unos cuantos. ¡Vamos en el mismo barco!

Contrasentido

Reza el viejo adagio “Febrero loco, marzo otro poco”. Con esas bajas expectativas iniciamos marzo, misma fecha en la que cumpliremos un año de un fatídico encierro orillado por la más cruenta pandemia de la historia moderna de la humanidad.

Ya casi un año de vivir bajo la zozobra de un virus invisible, pero tan mortal que no ha dejado familia que no haya sufrido sus embates. Aun cuando la frase tiene como sentido de referencia el clima, pero la realidad nos dice que aplica para todo.

Con la cristalización de la vacuna en diciembre se pensó que la pandemia llegaría a su fin en pocos meses. Sin embargo, en febrero se suspendió la entrega de dosis a México por la voracidad de las potencias económicas por no permitir la salida de vacunas a países vecinos, lo cual complicó todo el proceso de fin de la pandemia no solo por el retraso de los planes de vacunación, sino porque con ello se abre posibilidad que el virus de la Covid-19 mute y por lo tanto se pierda efectividad en las vacunas actuales. Gracias a esa falta de solidaridad, empatía y entendimiento de una pandemia, febrero fue muy loco para todos por la instauración de la desesperanza debido al cansancio colectivo por los estragos de un prolongado confinamiento.

Durante marzo veremos si los arribos de las vacunas que se han podido conseguir con países verdaderamente solidarios son las suficientes para poner fin a la pandemia. Sin embargo, no es tiempo de echar las campanas al vuelo porque una cosa es terminar con una pandemia, pero otra muy diferente es terminar con la enfermedad de la Covid-19. Es decir, la pandemia como tal (capacidad de súper contagio) pudiera en el mejor de los casos minarse en los próximos meses, pero sus estragos seguirán estando en la sociedad actual.

Durante toda la pandemia el acaparamiento, voracidad y falta de empatía estuvo: Primero, con los insumos para evitar los contagios y segundo, con las vacunas. Siempre actuamos de una forma egoísta que también nosotros somos culpables de este febrero y marzo loco. Solo espero que algún día controlemos este terrible mal para que podamos sentarnos a dialogar sobre lo sucedido, para poder recuperar un tan urgente aprendizaje que nos permita vivir mejor como sociedad a todos y no solo a unos cuantos. ¡Vamos en el mismo barco!