/ viernes 2 de noviembre de 2018

Mexicali del Sol

La Espiga de Neón


El cronista de Mexicali, Alejandro Lomelí Cota (QEPD), nos dejó a los cachanillas algunos libros deleitables, evocadores y llenos de anécdotas originales.

Hoy nos referiremos a “Ecos apagados del Viejo Mexicali” publicado en 1990. Precisamente sobre aquel “Mexicali del Sol”, Lomelí Cota nos presenta sus “Crónicas Líricas” como muestra de su amor por esta ciudad en donde vivió por más de 50 años, en los cuales conoció su palpitar cotidiano, sus gentes, barrios, personajes, sucesos relevantes e historias de todo tipo.

“Es tal mi identidad con el palpitar de la ciudad que me emociono cuando algunas ramas con trinos engalanan sus avenidas, cuando una escuela limpia y bella surge en un barrio donde se alberga la miseria; me alegra ver los espacios donde queman sus energías juveniles la chiquillería que se dedica a los deportes; me emociono cuando alguna muchacha o algún muchacho publican sus primeros poemas en los periódicos, cuando aparece un libro, cuando surge una estatua que engalana una calle, cuando se remodela un barrio, cuando un andurrial se transforma en bello jardín, entonces mi corazón se colma de alegría…”.

El autor se refiere a Mexicali como un bello oasis en el desierto, un desierto donde los cachanillas levantaron a una ciudad infatigable, esforzada a más no poder, una ciudad y valles agrícolas habitados por familias de migrantes, cuya motivación principal es conseguir un mejor destino de vida.

Los “Ecos apagados del Viejo Mexicali” fueron dedicados a personas bastante apreciadas de la sociedad mexicalense: Sóstenes Gutiérrez Aguilar, Antonio Basich, Francisco Carballido, Adrián Manjarrez Quevedo, Mario Juárez, J. Jesús González Ledesma, Miguel Padilla, César Prieto, Carlos Rubio Parra, Armando Dipp Varela, José Viveros Acevedo y Aureliano Cruz Pérez, toda una generación de cachanillas que contribuyeron al desarrollo de nuestra comunidad, donde los “Mexi-Californianos” crearon vida productiva donde antes solo existían páramos insolados.

Caminar por la calle Melgar y llegar a la avenida Madero (antes Porfirio Díaz) nos permite recorrer los pasos de aquellos pioneros mexicalenses que buscaban la forma honesta de vivir en una ciudad en proceso de crecimiento. Por aquellas calles dejaron su huella los amigos del cronista Alejandro Lomelí Cota: Los siempre activos Enrique Acuña, Jesús González, Francisco Carballido y Abel Meléndez, en cuyo expendio llamado “La Oficina” se podían saborear las heladísimas cervezas Mexicali, aquellas robustas y escarchadas “Súper Catedrales” que deleitaron a los mexicalenses de antaño.

El Viejo Mexicali hace referencia a gobernantes de otra época que contribuyeron al desarrollo de nuestra ciudad solar: Esteban Cantú Jiménez, Inocente Lugo, Abelardo Rodríguez, Rodolfo Sánchez Taboada, Eligio Esquivel Méndez, Milton Castellanos Everardo. Todos ellos aportaron sus mejores esfuerzos para mejorar las condiciones de vida de los “Mexi-Californianos”.

Así escribe Lomelí Cota: “El calor era agobiante, por instinto cruzamos la Madero en la esquina del Banco de Comercio, sabedores de que pasos adelante encontraríamos ‘La Oficina’ donde refrescaríamos nuestros secos gaznates con heladísimas cervezas Mexicali. Con ambas manos sostuve la Catedral y serví su dorado contenido a la vez que con aire misterioso decía: Les propongo que le juguemos una trastada al tiempo…”.

“Mexicali es la ciudad más clara del orbe porque la circunda la luz del diamante solar”.

Archivo Histórico del Municipio de Mexicali. Imacum.


La Espiga de Neón


El cronista de Mexicali, Alejandro Lomelí Cota (QEPD), nos dejó a los cachanillas algunos libros deleitables, evocadores y llenos de anécdotas originales.

Hoy nos referiremos a “Ecos apagados del Viejo Mexicali” publicado en 1990. Precisamente sobre aquel “Mexicali del Sol”, Lomelí Cota nos presenta sus “Crónicas Líricas” como muestra de su amor por esta ciudad en donde vivió por más de 50 años, en los cuales conoció su palpitar cotidiano, sus gentes, barrios, personajes, sucesos relevantes e historias de todo tipo.

“Es tal mi identidad con el palpitar de la ciudad que me emociono cuando algunas ramas con trinos engalanan sus avenidas, cuando una escuela limpia y bella surge en un barrio donde se alberga la miseria; me alegra ver los espacios donde queman sus energías juveniles la chiquillería que se dedica a los deportes; me emociono cuando alguna muchacha o algún muchacho publican sus primeros poemas en los periódicos, cuando aparece un libro, cuando surge una estatua que engalana una calle, cuando se remodela un barrio, cuando un andurrial se transforma en bello jardín, entonces mi corazón se colma de alegría…”.

El autor se refiere a Mexicali como un bello oasis en el desierto, un desierto donde los cachanillas levantaron a una ciudad infatigable, esforzada a más no poder, una ciudad y valles agrícolas habitados por familias de migrantes, cuya motivación principal es conseguir un mejor destino de vida.

Los “Ecos apagados del Viejo Mexicali” fueron dedicados a personas bastante apreciadas de la sociedad mexicalense: Sóstenes Gutiérrez Aguilar, Antonio Basich, Francisco Carballido, Adrián Manjarrez Quevedo, Mario Juárez, J. Jesús González Ledesma, Miguel Padilla, César Prieto, Carlos Rubio Parra, Armando Dipp Varela, José Viveros Acevedo y Aureliano Cruz Pérez, toda una generación de cachanillas que contribuyeron al desarrollo de nuestra comunidad, donde los “Mexi-Californianos” crearon vida productiva donde antes solo existían páramos insolados.

Caminar por la calle Melgar y llegar a la avenida Madero (antes Porfirio Díaz) nos permite recorrer los pasos de aquellos pioneros mexicalenses que buscaban la forma honesta de vivir en una ciudad en proceso de crecimiento. Por aquellas calles dejaron su huella los amigos del cronista Alejandro Lomelí Cota: Los siempre activos Enrique Acuña, Jesús González, Francisco Carballido y Abel Meléndez, en cuyo expendio llamado “La Oficina” se podían saborear las heladísimas cervezas Mexicali, aquellas robustas y escarchadas “Súper Catedrales” que deleitaron a los mexicalenses de antaño.

El Viejo Mexicali hace referencia a gobernantes de otra época que contribuyeron al desarrollo de nuestra ciudad solar: Esteban Cantú Jiménez, Inocente Lugo, Abelardo Rodríguez, Rodolfo Sánchez Taboada, Eligio Esquivel Méndez, Milton Castellanos Everardo. Todos ellos aportaron sus mejores esfuerzos para mejorar las condiciones de vida de los “Mexi-Californianos”.

Así escribe Lomelí Cota: “El calor era agobiante, por instinto cruzamos la Madero en la esquina del Banco de Comercio, sabedores de que pasos adelante encontraríamos ‘La Oficina’ donde refrescaríamos nuestros secos gaznates con heladísimas cervezas Mexicali. Con ambas manos sostuve la Catedral y serví su dorado contenido a la vez que con aire misterioso decía: Les propongo que le juguemos una trastada al tiempo…”.

“Mexicali es la ciudad más clara del orbe porque la circunda la luz del diamante solar”.

Archivo Histórico del Municipio de Mexicali. Imacum.