/ viernes 21 de diciembre de 2018

Mexicali, un milagro del Río Colorado

La Espiga




El historiador, narrador y periodista Enrique Estrada Barrera, hizo una enorme aportación a la historia del Municipio de Mexicali.

Desde su arribo a nuestra región, inicia su estudio y observación de la historia y sociedad bajacalifornianas. Su pasión por la investigación documental la orientó principalmente hacia los valles y desiertos del Río Colorado.

Fueron varios los trabajos históricos que EEB le dedicó a Mexicali, la ciudad que lo atrapó para crear una familia bien cimentada, para desarrollar sus actividades periodísticas y para incursionar en nuestra historia local y regional. Uno de los primeros libros publicados de EEB se titula “Pioneros de Mexicali”, editado por el VII Ayuntamiento de Mexicali en marzo de 1973.

En este libro realiza una serie de entrevistas a viejos residentes de nuestra ciudad, en las cuales la información histórica se enriquece con un estilo narrativo directo y sencillo, como es el habla de los cachanillas de corazón.

Se trata de once testimonios de pioneros cachanillas que arribaron a esta región en los primeros años del siglo XX. Estas entrevistas nos brindan información original de protagonistas y testigos del primer poblamiento de Mexicali:

+ Cleofas Chacón Verdugo. Llegó a Mexicali en 1903. Su familia se acomodó en unas carpas bajo los mezquites; no había un poblado formado, venían de Real del Castillo para trabajar en las obras de canalización del Río Colorado.

Don Cleofas vivió de manera dramática las inundaciones de 1905-1907; participó en los primeros cultivos algodoneros, trabajó además en labores agrícolas en California y después cultivó su terreno propio aquí en Mexicali.

+ María Villarino Vda. de Urías. Llegó a Mexicali en 1902. Su familia provenía de Baja California Sur y de Ensenada; llegaron primero a la colonia Agrícola Castro y después a El Río, primer nombre que tuvo Mexicali. Su papá hizo su casa de adobe sentado y techo de tule; las puertas y sillas las hacían con palos de madera de los mezquitales, las tierras estaban enmontadas y con escasa población. Las familias sembraban verduras y frutales para subsistir, con mulas, palas y azadones, todo estaba por hacerse.

+ Alfredo Monreal Moreno. Nació en Mexicali en 1904 y fue registrado hasta el 6 de mayo de 1915. Su papá tenía un pequeño rancho ganadero. Recuerda a la perfección la llegada a Mexicali de los filibusteros en febrero de 1911; las familias salieron huyendo hacia Calexico.

Don Alfredo ingresó a la Escuela Cuauhtémoc en 1916; fue condiscípulo del Dr. Francisco Dueñas y de Joaquín Ramírez. Recibió clases de los profesores Matías Gómez y Vargas Piñera. Trabajó muy joven en la despepitadora “La Chinesca”.

+ Ramoncita Ochoa Vda. de Noriega. Nació en Yuma, Az., llegó a Mexicali en 1902. Sus padres originarios de Sonora y Arizona primero arribaron a Los Algodones y después a Mexicali, donde levantaron una casita en los terrenos de la antigua colonia Agrícola Castro.

Doña Ramoncita y su familia vivieron tiempos difíciles, sin comodidades ni lujos, solo carretas jaladas por caballos y fogones para hacer la comida. Era buena gente aquella que llegó en los primeros años de Mexicali. (Continuará)

La Espiga




El historiador, narrador y periodista Enrique Estrada Barrera, hizo una enorme aportación a la historia del Municipio de Mexicali.

Desde su arribo a nuestra región, inicia su estudio y observación de la historia y sociedad bajacalifornianas. Su pasión por la investigación documental la orientó principalmente hacia los valles y desiertos del Río Colorado.

Fueron varios los trabajos históricos que EEB le dedicó a Mexicali, la ciudad que lo atrapó para crear una familia bien cimentada, para desarrollar sus actividades periodísticas y para incursionar en nuestra historia local y regional. Uno de los primeros libros publicados de EEB se titula “Pioneros de Mexicali”, editado por el VII Ayuntamiento de Mexicali en marzo de 1973.

En este libro realiza una serie de entrevistas a viejos residentes de nuestra ciudad, en las cuales la información histórica se enriquece con un estilo narrativo directo y sencillo, como es el habla de los cachanillas de corazón.

Se trata de once testimonios de pioneros cachanillas que arribaron a esta región en los primeros años del siglo XX. Estas entrevistas nos brindan información original de protagonistas y testigos del primer poblamiento de Mexicali:

+ Cleofas Chacón Verdugo. Llegó a Mexicali en 1903. Su familia se acomodó en unas carpas bajo los mezquites; no había un poblado formado, venían de Real del Castillo para trabajar en las obras de canalización del Río Colorado.

Don Cleofas vivió de manera dramática las inundaciones de 1905-1907; participó en los primeros cultivos algodoneros, trabajó además en labores agrícolas en California y después cultivó su terreno propio aquí en Mexicali.

+ María Villarino Vda. de Urías. Llegó a Mexicali en 1902. Su familia provenía de Baja California Sur y de Ensenada; llegaron primero a la colonia Agrícola Castro y después a El Río, primer nombre que tuvo Mexicali. Su papá hizo su casa de adobe sentado y techo de tule; las puertas y sillas las hacían con palos de madera de los mezquitales, las tierras estaban enmontadas y con escasa población. Las familias sembraban verduras y frutales para subsistir, con mulas, palas y azadones, todo estaba por hacerse.

+ Alfredo Monreal Moreno. Nació en Mexicali en 1904 y fue registrado hasta el 6 de mayo de 1915. Su papá tenía un pequeño rancho ganadero. Recuerda a la perfección la llegada a Mexicali de los filibusteros en febrero de 1911; las familias salieron huyendo hacia Calexico.

Don Alfredo ingresó a la Escuela Cuauhtémoc en 1916; fue condiscípulo del Dr. Francisco Dueñas y de Joaquín Ramírez. Recibió clases de los profesores Matías Gómez y Vargas Piñera. Trabajó muy joven en la despepitadora “La Chinesca”.

+ Ramoncita Ochoa Vda. de Noriega. Nació en Yuma, Az., llegó a Mexicali en 1902. Sus padres originarios de Sonora y Arizona primero arribaron a Los Algodones y después a Mexicali, donde levantaron una casita en los terrenos de la antigua colonia Agrícola Castro.

Doña Ramoncita y su familia vivieron tiempos difíciles, sin comodidades ni lujos, solo carretas jaladas por caballos y fogones para hacer la comida. Era buena gente aquella que llegó en los primeros años de Mexicali. (Continuará)