/ miércoles 22 de septiembre de 2021

Mexicali, una mejor ciudad

EL MURO

Es bueno aspirar a ser una ciudad mejor, pero será aún mejor si la aspiración tiene un sustento sólido, demostrable y para eso están las escuelas de educación superior, para potenciar talentos dispuestos a apostar por Mexicali.

Aunque para conseguirlo sean necesarias modificaciones en el diseño y la aplicación de modelos educativos, tampoco es nada del otro mundo, básicamente es sentido común. De entrada, los elaboradores de planes de estudios universitarios deben conocer a Mexicali, pero no solo desde el punto de vista histórico localista, sino extender la mirada a todo el contexto.

La Facultad de Deportes seguirá desarrollando licenciados de calidad | UABC

Parece algo simple, pero no lo es. Prácticamente nadie, ni siquiera los propios residentes nativos, consideran a Mexicali como una entidad valiosa, digna de orgullo, tomando en cuenta eso, es sencillo comprender por qué el amor, la identificación, el sentimiento de arraigo es casi inexistente o el poco disponible está sostenido por delgados hilos ligados a aspectos como el calor, la cerveza, los terremotos.

Un planeador sensato debería contemplar el ejemplo de California y su rápido desarrollo, producto de visionarios, pero no solo el sur, sino incluso el norte de California, lugar donde Leland Stanford apostó por diversas empresas como la construcción del ferrocarril el cual llegó hasta nuestro pueblo a comienzos del siglo pasado, pero también por la universidad bautizada con su apellido, punta de lanza de un concepto conocido hoy como Silicon Valley. No somos un punto aislado del mundo nacido por el sufrido esfuerzo de unos cuántos, somos un punto del mundo, derivado del esfuerzo visionario de muchas personas, un ejemplo inexplicablemente hecho a un lado al momento de narrar la historia de nuestro origen.

Los planes de estudio parecen estar diseñados para cualquier ciudad menos para una como la nuestra, tan especial y a la vez, tan necesitada de atención. En Mexicali, los estudiantes de Ingeniería junto a los de ciencias químicas deberían abocarse a aportar soluciones eficaces a problemas cotidianos como el calor, la calidad de las calles, para ello contarían con el apoyo de sus docentes más allá del aula, es decir, ayudarían a contactar a los estudiantes con socios capitalizadores. La gente de humanidades y ciencias sociales nos mostrarían guías para entendernos como sociedad, para mejorar los entornos laborales, para incrementar la productividad sin descuidar la integridad de los trabajadores, para liberarlos de ataduras emocionales limitantes del desarrollo personal.

¿Suena risible e irreal esto? Más surrealistas son las clases universitarias actuales y nadie se queja ni dice pío.

vicmarcen09@gmail.com

EL MURO

Es bueno aspirar a ser una ciudad mejor, pero será aún mejor si la aspiración tiene un sustento sólido, demostrable y para eso están las escuelas de educación superior, para potenciar talentos dispuestos a apostar por Mexicali.

Aunque para conseguirlo sean necesarias modificaciones en el diseño y la aplicación de modelos educativos, tampoco es nada del otro mundo, básicamente es sentido común. De entrada, los elaboradores de planes de estudios universitarios deben conocer a Mexicali, pero no solo desde el punto de vista histórico localista, sino extender la mirada a todo el contexto.

La Facultad de Deportes seguirá desarrollando licenciados de calidad | UABC

Parece algo simple, pero no lo es. Prácticamente nadie, ni siquiera los propios residentes nativos, consideran a Mexicali como una entidad valiosa, digna de orgullo, tomando en cuenta eso, es sencillo comprender por qué el amor, la identificación, el sentimiento de arraigo es casi inexistente o el poco disponible está sostenido por delgados hilos ligados a aspectos como el calor, la cerveza, los terremotos.

Un planeador sensato debería contemplar el ejemplo de California y su rápido desarrollo, producto de visionarios, pero no solo el sur, sino incluso el norte de California, lugar donde Leland Stanford apostó por diversas empresas como la construcción del ferrocarril el cual llegó hasta nuestro pueblo a comienzos del siglo pasado, pero también por la universidad bautizada con su apellido, punta de lanza de un concepto conocido hoy como Silicon Valley. No somos un punto aislado del mundo nacido por el sufrido esfuerzo de unos cuántos, somos un punto del mundo, derivado del esfuerzo visionario de muchas personas, un ejemplo inexplicablemente hecho a un lado al momento de narrar la historia de nuestro origen.

Los planes de estudio parecen estar diseñados para cualquier ciudad menos para una como la nuestra, tan especial y a la vez, tan necesitada de atención. En Mexicali, los estudiantes de Ingeniería junto a los de ciencias químicas deberían abocarse a aportar soluciones eficaces a problemas cotidianos como el calor, la calidad de las calles, para ello contarían con el apoyo de sus docentes más allá del aula, es decir, ayudarían a contactar a los estudiantes con socios capitalizadores. La gente de humanidades y ciencias sociales nos mostrarían guías para entendernos como sociedad, para mejorar los entornos laborales, para incrementar la productividad sin descuidar la integridad de los trabajadores, para liberarlos de ataduras emocionales limitantes del desarrollo personal.

¿Suena risible e irreal esto? Más surrealistas son las clases universitarias actuales y nadie se queja ni dice pío.

vicmarcen09@gmail.com