/ viernes 26 de junio de 2020

México, ni lindo…ni querido…

QUO VADIS

Por muchas causas y efectos directos e indirectos de orden político, económico y social, México parece estar en franca decadencia de verse y sentirse como “lindo y querido”, como lo etiquetó el moreliano Chucho Monge, autor de esa tradicional canción hace más de 60 años.

Por igual lejos también se observa hacer realidad parte de nuestro himno nacional –el más hermoso del mundo-- cuando cita: “Piensa ¡oh patria querida! que el cielo un soldado en cada hijo te dio”…y esto no es retórica, es realidad…

Veamos, por ejemplo, sin subestimar nada de lo positivo que es más casual que ordinario en el país, qué de linda y querida pueden ver y sentir su tierra los mexicanos cautivos por el abandono, sometimiento, explotación, despojo, asesinato y/o desaparición por criminales que siguen operando bajo el manto de la corrupción e impunidad o que simplemente imponen condiciones a la fuerza pública que capitula antes de agotar su capacidad de defensa... ¿O será que en algunas letras chiquitas de nuestra Constitución esté prevista la “rendición”?…

¿Cuántos son los mexicanos que se suman para defender la dignidad humana y el derecho cuando peligrosamente se multiplican los que agreden y forman ríos de sangre de muchísimos compatriotas cobardemente asesinados o que por acción u omisión incurren en la dolorosa desventura –a veces mortal-- en que se encuentran enfermos y hambrientos?...

Por eso hay que reflexionar en qué parte de nuestra idiosincrasia se encuadra la confrontación, la animadversión y el ilícito en todas sus formas de manifestación que se contrapone a la nobleza y altruismo de nuestra gente, rica en propiedades que enaltecen el quehacer humano y que más de las veces no se ven, pero se sienten…se disfrutan, se viven.

Hoy en día, hay que admitirlo, los mexicanos estamos atrapados en lo material, en lo transitorio, lo efímero (cosas de todo tipo) que atrae la gravedad, tanto que la vida misma no vale nada o casi nada, con excepción de aquellos cuyo quehacer simple y honesto les brinda lo necesario para una vida digna. Por eso y muchas razones humanas y espirituales más, es urgente recapacitar y reconciliarnos para fortalecernos privilegiando y practicando afinidades sin renunciar a las diferencias, aunque lo más importante es admitir (antes de que el destino fatal nos alcance o nos cargue el payaso, como prefiera) que en la pobreza como en la riqueza los mexicanos sigamos perdiendo lo más por lo menos socialmente hablando o que en lo individual el confinamiento nos siga revelando indeseables realidades que nos tienen postrados, casi indefensos e insensibles que hasta la belleza cansa, como cita Manuel Alejandro en su hermosa canción “Cuando el amor acaba”, interpretada magistralmente por el inolvidable José José.

Así pues, sin amor y confrontados en cuerpo y alma buena parte de los mexicanos, ¿cómo cantar el México Lindo y Querido?…¿O no?

pibenavarro115@gmail.com


QUO VADIS

Por muchas causas y efectos directos e indirectos de orden político, económico y social, México parece estar en franca decadencia de verse y sentirse como “lindo y querido”, como lo etiquetó el moreliano Chucho Monge, autor de esa tradicional canción hace más de 60 años.

Por igual lejos también se observa hacer realidad parte de nuestro himno nacional –el más hermoso del mundo-- cuando cita: “Piensa ¡oh patria querida! que el cielo un soldado en cada hijo te dio”…y esto no es retórica, es realidad…

Veamos, por ejemplo, sin subestimar nada de lo positivo que es más casual que ordinario en el país, qué de linda y querida pueden ver y sentir su tierra los mexicanos cautivos por el abandono, sometimiento, explotación, despojo, asesinato y/o desaparición por criminales que siguen operando bajo el manto de la corrupción e impunidad o que simplemente imponen condiciones a la fuerza pública que capitula antes de agotar su capacidad de defensa... ¿O será que en algunas letras chiquitas de nuestra Constitución esté prevista la “rendición”?…

¿Cuántos son los mexicanos que se suman para defender la dignidad humana y el derecho cuando peligrosamente se multiplican los que agreden y forman ríos de sangre de muchísimos compatriotas cobardemente asesinados o que por acción u omisión incurren en la dolorosa desventura –a veces mortal-- en que se encuentran enfermos y hambrientos?...

Por eso hay que reflexionar en qué parte de nuestra idiosincrasia se encuadra la confrontación, la animadversión y el ilícito en todas sus formas de manifestación que se contrapone a la nobleza y altruismo de nuestra gente, rica en propiedades que enaltecen el quehacer humano y que más de las veces no se ven, pero se sienten…se disfrutan, se viven.

Hoy en día, hay que admitirlo, los mexicanos estamos atrapados en lo material, en lo transitorio, lo efímero (cosas de todo tipo) que atrae la gravedad, tanto que la vida misma no vale nada o casi nada, con excepción de aquellos cuyo quehacer simple y honesto les brinda lo necesario para una vida digna. Por eso y muchas razones humanas y espirituales más, es urgente recapacitar y reconciliarnos para fortalecernos privilegiando y practicando afinidades sin renunciar a las diferencias, aunque lo más importante es admitir (antes de que el destino fatal nos alcance o nos cargue el payaso, como prefiera) que en la pobreza como en la riqueza los mexicanos sigamos perdiendo lo más por lo menos socialmente hablando o que en lo individual el confinamiento nos siga revelando indeseables realidades que nos tienen postrados, casi indefensos e insensibles que hasta la belleza cansa, como cita Manuel Alejandro en su hermosa canción “Cuando el amor acaba”, interpretada magistralmente por el inolvidable José José.

Así pues, sin amor y confrontados en cuerpo y alma buena parte de los mexicanos, ¿cómo cantar el México Lindo y Querido?…¿O no?

pibenavarro115@gmail.com