/ jueves 25 de febrero de 2021

Mi opinión

Vientos


Leí, cuidadosamente, la columna “Camelot” del editorialista de “La Crónica” Francisco José Fiorentini Cañedo. Su capacidad ilustrativa le permite encapsular en 55 renglones (650 palabras más o menos) la historia larga y amarga de nuestro ser nacional independiente y soberano…

Debo confesar que me molestó el calificativo de “estúpida visión” que hace a lo que llama “unos cuantos que hoy gobiernan como si todo lo que haya sido en el pasado debiera ser condenado por el sólo hecho de provenir de un grupo político diferente al que hoy gobierna”. Igual sucedió con la historia que el señor Fiorentini encapsula durante el corto imperio de Iturbide, los sucesivos cambios hasta llegar a Las Leyes de Reforma con Juárez, luego con la Revolución Mexicana con Madero y hoy con la 4T del licenciado Andrés Manuel López Obrador.

“Estúpida visión” es expresión muy ofensiva y no cabe en una persona proveniente de una familia muy respetable y educada de nuestra comunidad. Como tampoco es aceptable que renglones adelante escriba “la idiotez de un gobierno federal altamente centralizado”. El idioma nuestro está admirablemente estructurado para, sin insultar, señalar y acusar lo que pretendemos negativo de nuestros gobiernos. El insulto, la procacidad, son vulgaridades propias de la incultura y las pasiones desbordadas, sin control, bárbaras. Además, ¿qué es lo que califica de “idiotez”? ¿En qué consiste?

Debo recordarle varias cosas al señor Fiorentini: la historia política universal en su proceso cronológico hubo de pasar por los mismos amargos hechos y acciones sangrientas como a nosotros nos sucedió, como fueron las guerras de Independencia y poco más tarde contra la invasión norteamericana y la serie de revoluciones internas. Eso sucedió en Francia y en Rusia; sin olvidar la guerra religiosa de España en contra del dominio largo de los árabes. Siempre se centralizan las fuerzas para lograr los triunfos que siempre son tras el poder. Por eso puso el gasto la Iglesia Católica en México para ir en contra de la Independencia que ya había otorgado de hecho la Constitución de Cádiz y, como ilustración, por eso se llama al Zócalo de la Ciudad de México “Plaza de la Constitución”.

Y como se está terminando el espacio escritural que se me dá, debo recordarle al señor Fiorentini que todos los gobiernos del mundo lo son por grupos políticos pequeños frente a sus poblaciones humanas. Se reducen a poderes legislativos, ejecutivos y judiciales y algunos incluyen como otro poder a sus ejércitos y policías que no manejan con tales intenciones (“abrazos no balazos”) el presidente López Obrador seguramente porque su religión (nueva o vieja) no se lo permite, lo cual este escribidor lo considera erróneo... pero, cada quien mata a las pulgas a su modo.

Finalmente, el presidente mexicano no acusa a todo el pasado gubernamental: Juárez, Madero, Cárdenas son de su aprecio y son muy diferentes. Por ejemplo, Juárez liberal, hoy sería un conservador; Madero un liberal frustrado con precisos rasgos conservadores por su cuna y Cárdenas un también frustrado socialista con rasgos populistas. ¿No decía el sabio que “todo es según el color del cristal con que se mira”?.

Nada es definitivo en nuestros procesos sociales y políticos. La mezcla de los partidos PAN-PRI-PRD y los que se sumen, es el mejor señalamiento de las fantasmagorías partidistas... y hasta las religiosas llegan a confundirse desnudando la elementalidad de los pueblos unidos por la fuerza de unas leyes que a veces son como sorpresivas cuando en lo personal nos afectan. En fin, señor Fiorentini, no deje que su posición todavía encerrada en concepciones anticomunistas lastime su inteligencia. Lo que ha de venir vendrá, nos guste o no, porque los votos del pueblo cuentan. Créalo: es el mejor veredicto.

Vientos


Leí, cuidadosamente, la columna “Camelot” del editorialista de “La Crónica” Francisco José Fiorentini Cañedo. Su capacidad ilustrativa le permite encapsular en 55 renglones (650 palabras más o menos) la historia larga y amarga de nuestro ser nacional independiente y soberano…

Debo confesar que me molestó el calificativo de “estúpida visión” que hace a lo que llama “unos cuantos que hoy gobiernan como si todo lo que haya sido en el pasado debiera ser condenado por el sólo hecho de provenir de un grupo político diferente al que hoy gobierna”. Igual sucedió con la historia que el señor Fiorentini encapsula durante el corto imperio de Iturbide, los sucesivos cambios hasta llegar a Las Leyes de Reforma con Juárez, luego con la Revolución Mexicana con Madero y hoy con la 4T del licenciado Andrés Manuel López Obrador.

“Estúpida visión” es expresión muy ofensiva y no cabe en una persona proveniente de una familia muy respetable y educada de nuestra comunidad. Como tampoco es aceptable que renglones adelante escriba “la idiotez de un gobierno federal altamente centralizado”. El idioma nuestro está admirablemente estructurado para, sin insultar, señalar y acusar lo que pretendemos negativo de nuestros gobiernos. El insulto, la procacidad, son vulgaridades propias de la incultura y las pasiones desbordadas, sin control, bárbaras. Además, ¿qué es lo que califica de “idiotez”? ¿En qué consiste?

Debo recordarle varias cosas al señor Fiorentini: la historia política universal en su proceso cronológico hubo de pasar por los mismos amargos hechos y acciones sangrientas como a nosotros nos sucedió, como fueron las guerras de Independencia y poco más tarde contra la invasión norteamericana y la serie de revoluciones internas. Eso sucedió en Francia y en Rusia; sin olvidar la guerra religiosa de España en contra del dominio largo de los árabes. Siempre se centralizan las fuerzas para lograr los triunfos que siempre son tras el poder. Por eso puso el gasto la Iglesia Católica en México para ir en contra de la Independencia que ya había otorgado de hecho la Constitución de Cádiz y, como ilustración, por eso se llama al Zócalo de la Ciudad de México “Plaza de la Constitución”.

Y como se está terminando el espacio escritural que se me dá, debo recordarle al señor Fiorentini que todos los gobiernos del mundo lo son por grupos políticos pequeños frente a sus poblaciones humanas. Se reducen a poderes legislativos, ejecutivos y judiciales y algunos incluyen como otro poder a sus ejércitos y policías que no manejan con tales intenciones (“abrazos no balazos”) el presidente López Obrador seguramente porque su religión (nueva o vieja) no se lo permite, lo cual este escribidor lo considera erróneo... pero, cada quien mata a las pulgas a su modo.

Finalmente, el presidente mexicano no acusa a todo el pasado gubernamental: Juárez, Madero, Cárdenas son de su aprecio y son muy diferentes. Por ejemplo, Juárez liberal, hoy sería un conservador; Madero un liberal frustrado con precisos rasgos conservadores por su cuna y Cárdenas un también frustrado socialista con rasgos populistas. ¿No decía el sabio que “todo es según el color del cristal con que se mira”?.

Nada es definitivo en nuestros procesos sociales y políticos. La mezcla de los partidos PAN-PRI-PRD y los que se sumen, es el mejor señalamiento de las fantasmagorías partidistas... y hasta las religiosas llegan a confundirse desnudando la elementalidad de los pueblos unidos por la fuerza de unas leyes que a veces son como sorpresivas cuando en lo personal nos afectan. En fin, señor Fiorentini, no deje que su posición todavía encerrada en concepciones anticomunistas lastime su inteligencia. Lo que ha de venir vendrá, nos guste o no, porque los votos del pueblo cuentan. Créalo: es el mejor veredicto.