/ sábado 26 de enero de 2019

Mitos y Leyendas de La Chinesca

La Espiga de Neón


En el libro titulado “Confesiones de un abogado criminalista”, de Aníbal Gallegos editado en la Ciudad de México en 1966, nos encontramos varios relatos interesantes, compuestos por un profesional del Derecho dotado de una indudable capacidad narrativa y de un sentido del humor que convierte la lectura en una experiencia disfrutable.

Varias de estas historias están ambientadas en Tijuana y Mexicali, para nuestra ciudad el autor presenta personajes y descripciones de lugares ligados a la gran prosperidad económica derivada del cultivo algodonero a gran escala.

Escribe Aníbal Gallegos: “Los viejos residentes de Mexicali no me dejarán mentir, a finales de la década de los veinte cuando todavía no se apagaba la fiebre de la música Dixieland había en esa ciudad más Chinos que Mexicanos…”.

“Para ir al Oriente no era preciso cruzar el océano, con solo deambular por las callejuelas con típico sabor asiático de La Chinesca se estaba más en ambiente que en la enigmática Shangai o en el europeizado Hong Kong”.

“Quien le puso La Chinesca a tal barrio mexicalense lo hizo muy bien, pues en aquella época, mientras la población mexicana frisaba los 10 mil habitantes, los asiáticos sobrepasaban con largueza la cifra de 30 mil… El caso es que por La Chinesca se podía ver todavía a los Chinos con sus trenzas y con sus legendarios trajes típicos… se podía ir al cine -y hablo de memoria, pues me tocó verlo- donde solo se exhibían películas chinas y el auditorio era ciento por ciento chino. Como todavía tales producciones no recibían los beneficios del cine parlante, las voces eran imitadas por actores también chinos que se colocaban bajo la pantalla y animaban a la perfección los parlamentos de los artistas. Eran pues, sin darse cuenta, los pioneros de una nueva industria: La del doblaje”.

El autor Aníbal Gallegos hace referencia a la campaña emprendida por el presidente Plutarco Elías Calles, quien promovió la expulsión de los chinos de varias ciudades mexicanas, incluido Mexicali.

En el relato del abogado Gallegos se alude a la solicitud de un oriental para traer a Mexicali de manera legal a un familiar residente en la China continental. El litigante acude a la Ciudad de México a la oficina del Subsecretario de Gobernación, quien autoriza el internamiento de la persona en cuestión, el problema se presenta con el inesperado fallecimiento del funcionario, lo que obliga a reiniciar los trámites migratorios.

Con la asesoría de otro abogado especialista en la internación de extranjeros a nuestro país el asunto empezó a solucionarse de una manera un tanto extraña. El abogado bastante perspicaz, declaró que él podría conseguir hasta la ciudadanía mexicana para quien se la solicitara previo pago de 100 mil pesos.

Así se solucionó el caso: “La cosa es sencilla... todos los chinos se parecen, cuando se muere uno, otro hereda sus papeles de internación. Lo único raro de este sistema es que por eso hay tantos chinos en nuestro país (y en especial en Mexicali) que tienen 150 años y todavía andan tan campantes...”.

Este relato perteneciente a nuestro Centro Histórico es parte de las antiguas leyendas y mitos que circulan en el barrio con más tradición de Mexicali: La Chinesca.

La Espiga de Neón


En el libro titulado “Confesiones de un abogado criminalista”, de Aníbal Gallegos editado en la Ciudad de México en 1966, nos encontramos varios relatos interesantes, compuestos por un profesional del Derecho dotado de una indudable capacidad narrativa y de un sentido del humor que convierte la lectura en una experiencia disfrutable.

Varias de estas historias están ambientadas en Tijuana y Mexicali, para nuestra ciudad el autor presenta personajes y descripciones de lugares ligados a la gran prosperidad económica derivada del cultivo algodonero a gran escala.

Escribe Aníbal Gallegos: “Los viejos residentes de Mexicali no me dejarán mentir, a finales de la década de los veinte cuando todavía no se apagaba la fiebre de la música Dixieland había en esa ciudad más Chinos que Mexicanos…”.

“Para ir al Oriente no era preciso cruzar el océano, con solo deambular por las callejuelas con típico sabor asiático de La Chinesca se estaba más en ambiente que en la enigmática Shangai o en el europeizado Hong Kong”.

“Quien le puso La Chinesca a tal barrio mexicalense lo hizo muy bien, pues en aquella época, mientras la población mexicana frisaba los 10 mil habitantes, los asiáticos sobrepasaban con largueza la cifra de 30 mil… El caso es que por La Chinesca se podía ver todavía a los Chinos con sus trenzas y con sus legendarios trajes típicos… se podía ir al cine -y hablo de memoria, pues me tocó verlo- donde solo se exhibían películas chinas y el auditorio era ciento por ciento chino. Como todavía tales producciones no recibían los beneficios del cine parlante, las voces eran imitadas por actores también chinos que se colocaban bajo la pantalla y animaban a la perfección los parlamentos de los artistas. Eran pues, sin darse cuenta, los pioneros de una nueva industria: La del doblaje”.

El autor Aníbal Gallegos hace referencia a la campaña emprendida por el presidente Plutarco Elías Calles, quien promovió la expulsión de los chinos de varias ciudades mexicanas, incluido Mexicali.

En el relato del abogado Gallegos se alude a la solicitud de un oriental para traer a Mexicali de manera legal a un familiar residente en la China continental. El litigante acude a la Ciudad de México a la oficina del Subsecretario de Gobernación, quien autoriza el internamiento de la persona en cuestión, el problema se presenta con el inesperado fallecimiento del funcionario, lo que obliga a reiniciar los trámites migratorios.

Con la asesoría de otro abogado especialista en la internación de extranjeros a nuestro país el asunto empezó a solucionarse de una manera un tanto extraña. El abogado bastante perspicaz, declaró que él podría conseguir hasta la ciudadanía mexicana para quien se la solicitara previo pago de 100 mil pesos.

Así se solucionó el caso: “La cosa es sencilla... todos los chinos se parecen, cuando se muere uno, otro hereda sus papeles de internación. Lo único raro de este sistema es que por eso hay tantos chinos en nuestro país (y en especial en Mexicali) que tienen 150 años y todavía andan tan campantes...”.

Este relato perteneciente a nuestro Centro Histórico es parte de las antiguas leyendas y mitos que circulan en el barrio con más tradición de Mexicali: La Chinesca.