/ viernes 8 de noviembre de 2019

Muy difícil…pero no imposible

Quo Vadis


Hace décadas los actos delictivos en México han crecido en forma y número desmesurada y exponencialmente sin que, por una parte, las leyes y normas estén a la altura y dimensión para acotarlos y quien delinque en cualquiera de sus formas, pague por ello de manera ejemplar.

También tenemos por otra parte insuficiente número de servidores públicos (policías preventivos, investigadores, fiscales, jueces, etc.) debidamente capacitados y equipados para cumplir cabalmente sus responsabilidades públicas, sin subestimar en ello ni a los verdaderos héroes que arriesgan sus vidas al combatir delincuentes, como tampoco a aquellos que por omisión o acción son cómplices de corrupción e impunidad.

En ese contexto y a la vista de las sonoras críticas que se hacen a autoridades de cualquier nivel u orden con nombre y apellido, ya sea en hechos de bajo o alto impacto, creo importante que la sociedad en su conjunto (insustituible por lógica) debe recapacitar en cumplir mejor su responsabilidad social para mejorar la seguridad pública y la justicia.

Veámoslo así, si se quiere: Los delincuentes son producto de realidades socio-económicas y/o prácticas insanas conscientes que ocurren en todos los ámbitos, es decir, en los asentamientos humanos más humildes y modestos como en los más encumbrados…hay de todo en la Casa del Señor y por infinidad de causas, por decirlo de una manera simple y coloquial.

En razón de ello y como ciudadano, no defiendo ni acuso a nadie: Ni a la sociedad ni a las autoridades, que quede claro. Solo comparto que como víctima de no uno, sino varios delitos de robo simple, consideré muy importante asumir medidas preventivas para reducir a su mínima expresión la posibilidad -siempre omnipresente- de ser víctima nuevamente en el hogar, la oficina, la calle, etc., y comparto esas medidas preventivas con mis seres queridos y amistades porque los consejos para vivir más seguro ahí están, a disposición de todos, pero solo una parte los adopta.

También y no menos importante es darle seguimiento a las denuncias, presionar a investigadores y fiscales para que cumplan con su deber o acudir ante un juez de control para revise y eventualmente les ordene cumplan su responsabilidad como está previsto en el Sistema de Justicia actual que ciertamente tiene mucho que corregírsele como también bondades desconocidas para la mayoría.

De las autoridades preventivas ni qué decir, deben ser nuestras mejores aliadas. Hay que estar atentos a su desempeño, pero también aprovechar los instrumentos para hacer denuncias anónimas y exigir efectividad.

En fin, creo que si queremos una mejor seguridad y justicia TODOS tenemos algo con qué contribuir más y mejor, porque si no nos decidimos a hacerlo ya sabemos nuestro devenir. De poco sirve, pues, una sociedad crítica, pero disipada; confrontada, “fracturada” e inestable, así como leyes, normas e insuficiencia de servidores públicos para darle a la delincuencia de cualquier tamaño su merecido.

El buen juez, recordemos, comienza en casa. ¿O no?

Quo Vadis


Hace décadas los actos delictivos en México han crecido en forma y número desmesurada y exponencialmente sin que, por una parte, las leyes y normas estén a la altura y dimensión para acotarlos y quien delinque en cualquiera de sus formas, pague por ello de manera ejemplar.

También tenemos por otra parte insuficiente número de servidores públicos (policías preventivos, investigadores, fiscales, jueces, etc.) debidamente capacitados y equipados para cumplir cabalmente sus responsabilidades públicas, sin subestimar en ello ni a los verdaderos héroes que arriesgan sus vidas al combatir delincuentes, como tampoco a aquellos que por omisión o acción son cómplices de corrupción e impunidad.

En ese contexto y a la vista de las sonoras críticas que se hacen a autoridades de cualquier nivel u orden con nombre y apellido, ya sea en hechos de bajo o alto impacto, creo importante que la sociedad en su conjunto (insustituible por lógica) debe recapacitar en cumplir mejor su responsabilidad social para mejorar la seguridad pública y la justicia.

Veámoslo así, si se quiere: Los delincuentes son producto de realidades socio-económicas y/o prácticas insanas conscientes que ocurren en todos los ámbitos, es decir, en los asentamientos humanos más humildes y modestos como en los más encumbrados…hay de todo en la Casa del Señor y por infinidad de causas, por decirlo de una manera simple y coloquial.

En razón de ello y como ciudadano, no defiendo ni acuso a nadie: Ni a la sociedad ni a las autoridades, que quede claro. Solo comparto que como víctima de no uno, sino varios delitos de robo simple, consideré muy importante asumir medidas preventivas para reducir a su mínima expresión la posibilidad -siempre omnipresente- de ser víctima nuevamente en el hogar, la oficina, la calle, etc., y comparto esas medidas preventivas con mis seres queridos y amistades porque los consejos para vivir más seguro ahí están, a disposición de todos, pero solo una parte los adopta.

También y no menos importante es darle seguimiento a las denuncias, presionar a investigadores y fiscales para que cumplan con su deber o acudir ante un juez de control para revise y eventualmente les ordene cumplan su responsabilidad como está previsto en el Sistema de Justicia actual que ciertamente tiene mucho que corregírsele como también bondades desconocidas para la mayoría.

De las autoridades preventivas ni qué decir, deben ser nuestras mejores aliadas. Hay que estar atentos a su desempeño, pero también aprovechar los instrumentos para hacer denuncias anónimas y exigir efectividad.

En fin, creo que si queremos una mejor seguridad y justicia TODOS tenemos algo con qué contribuir más y mejor, porque si no nos decidimos a hacerlo ya sabemos nuestro devenir. De poco sirve, pues, una sociedad crítica, pero disipada; confrontada, “fracturada” e inestable, así como leyes, normas e insuficiencia de servidores públicos para darle a la delincuencia de cualquier tamaño su merecido.

El buen juez, recordemos, comienza en casa. ¿O no?