/ lunes 23 de abril de 2018

Nada fácil el alza de salario

VIENTOS

El problema salarial en México tiene múltiples orígenes y no de hoy o de este gobierno: su cauda causal es de largo tiempo y confección. Para entenderlo habría que profundizar en varias áreas de especialistas en economía, finanzas y mercados internacionales, sobre todo cuando el neoliberalismo llegó apropiándose del bastón de mando mundial sin que sepamos bien a bien, quién es la cabeza.

Claro que quisiéramos que los mexicanos que desgastan su vida en el obrerismo industrial, en los arduos trabajos en el campo alimentario o en la empleomanía comercial de toda índole, recibieran un salario que nos permitiera justificar el ideal que enmarca con buena voluntad pero sin su logro, nuestra Constitución Política al respecto; y que nos permite -idealmente- tener suficiente para cubrir los renglones del alimento cotidiano, de la salud, del cubierto de los estudios de los hijos y sus uniformes, sus ropas en general, su calzado, sus libros, lápices y cuadernos; y que todavía nos sobrara para el ahorro, la diversión sana y el cubro correcto de unas vacaciones anuales. Eso sería ideal… pero es imposible. Ignoro si existe algún país que cubra en verdad tales añoranzas.

El problema al que nos referimos es de índole ajeno a nuestra voluntad: si se suben los salarios sube la inflación que termina por agotar el poder adquisitivo de lo incrementado al salario. Eso lo hemos visto con evidencias de “neón” ¿Qué sucede cuando se suben los salarios a pesar de lo reducido del alza? Que todo lo demás sube y nunca en la proporción debida, sino con abuso. Y si sube la gasolina y los combustibles, sube todo lo que se sustenta en el traslado de las mercancías fundamentales de la vida. Y los industriales y los comerciantes derivan los problemas impositivos fiscales al consumidor y por ahí va todo eso que se convierte en círculo vicioso y aplastante.

Lo más curioso es que todas las constituciones del mundo, contienen el principio del soporte del pueblo como primer beneficiario en forma individual. Y eso es POPULISMO, asunto que tiene sus orígenes desde hace miles de años y se presentó la pobreza, cuando el hombre se organizó, no importa si elementalmente, en forma civil para el beneficio de la familia, del clan, de la tribu, del pueblo, etcétera.

Más tarde llegaron los gobiernos de poder guerreo, los autocráticos, los monárquicos con sentido social, y muy tarde la democracia que ya se ve como un fracaso en su forma práctica.

Una columna de estas analíticas tan superficiales, no son suficiente asesoría. Se requieren muchos pliegos de papel y mucha materia gris de los oidores para entender que las promesas de igualdad, son promesas políticas. No puede haber igualdad simplemente porque todos los humanos somos distintos orgánicamente o intelectualmente. Hay quienes su destino los marcó para el campo mientras otros fueron para la industria, para ser meseros, enfermeros, burócratas, lo que sea, pero cada quien diferente. No puede ganar lo mismo y desde ahí los salarios son diferentes. Pero los aumentos de unos obligan a los aumentos de los otros y eso asciende como en los Estados Unidos que ya están siendo copados por un descenso de su poder adquisitivo salarial y piden más. ¿Hasta dónde? Ese es el problema, nada menos y nada más. Tarde que temprano la pirámide se derrumba y se hace añicos…y a volver a empezar. ¿Le gusta el escenario?

jaimepardoverdug@yahoo.com.mx


VIENTOS

El problema salarial en México tiene múltiples orígenes y no de hoy o de este gobierno: su cauda causal es de largo tiempo y confección. Para entenderlo habría que profundizar en varias áreas de especialistas en economía, finanzas y mercados internacionales, sobre todo cuando el neoliberalismo llegó apropiándose del bastón de mando mundial sin que sepamos bien a bien, quién es la cabeza.

Claro que quisiéramos que los mexicanos que desgastan su vida en el obrerismo industrial, en los arduos trabajos en el campo alimentario o en la empleomanía comercial de toda índole, recibieran un salario que nos permitiera justificar el ideal que enmarca con buena voluntad pero sin su logro, nuestra Constitución Política al respecto; y que nos permite -idealmente- tener suficiente para cubrir los renglones del alimento cotidiano, de la salud, del cubierto de los estudios de los hijos y sus uniformes, sus ropas en general, su calzado, sus libros, lápices y cuadernos; y que todavía nos sobrara para el ahorro, la diversión sana y el cubro correcto de unas vacaciones anuales. Eso sería ideal… pero es imposible. Ignoro si existe algún país que cubra en verdad tales añoranzas.

El problema al que nos referimos es de índole ajeno a nuestra voluntad: si se suben los salarios sube la inflación que termina por agotar el poder adquisitivo de lo incrementado al salario. Eso lo hemos visto con evidencias de “neón” ¿Qué sucede cuando se suben los salarios a pesar de lo reducido del alza? Que todo lo demás sube y nunca en la proporción debida, sino con abuso. Y si sube la gasolina y los combustibles, sube todo lo que se sustenta en el traslado de las mercancías fundamentales de la vida. Y los industriales y los comerciantes derivan los problemas impositivos fiscales al consumidor y por ahí va todo eso que se convierte en círculo vicioso y aplastante.

Lo más curioso es que todas las constituciones del mundo, contienen el principio del soporte del pueblo como primer beneficiario en forma individual. Y eso es POPULISMO, asunto que tiene sus orígenes desde hace miles de años y se presentó la pobreza, cuando el hombre se organizó, no importa si elementalmente, en forma civil para el beneficio de la familia, del clan, de la tribu, del pueblo, etcétera.

Más tarde llegaron los gobiernos de poder guerreo, los autocráticos, los monárquicos con sentido social, y muy tarde la democracia que ya se ve como un fracaso en su forma práctica.

Una columna de estas analíticas tan superficiales, no son suficiente asesoría. Se requieren muchos pliegos de papel y mucha materia gris de los oidores para entender que las promesas de igualdad, son promesas políticas. No puede haber igualdad simplemente porque todos los humanos somos distintos orgánicamente o intelectualmente. Hay quienes su destino los marcó para el campo mientras otros fueron para la industria, para ser meseros, enfermeros, burócratas, lo que sea, pero cada quien diferente. No puede ganar lo mismo y desde ahí los salarios son diferentes. Pero los aumentos de unos obligan a los aumentos de los otros y eso asciende como en los Estados Unidos que ya están siendo copados por un descenso de su poder adquisitivo salarial y piden más. ¿Hasta dónde? Ese es el problema, nada menos y nada más. Tarde que temprano la pirámide se derrumba y se hace añicos…y a volver a empezar. ¿Le gusta el escenario?

jaimepardoverdug@yahoo.com.mx