Voz Campesina
Mediante insultantes imágenes que ya dieron la vuelta al mundo, se observó que sopretexto de implementar medidas que anteceden a resolver sobre legítimas peticiones de asilo político, el gobierno de Estados Unidos mantiene a elevado número de niños de distintas nacionalidades no solo separados de sus padres, sino literalmente dentro de jaulas.
Al ser de pleno conocimiento que dichas familias escapan de la violencia y escasez de oportunidades en naciones centroamericanas, buscando una vida digna, tampoco faltan las de origen mexicano sometidas a separación por diversas ‘razones’ migratorias y cuya única ‘culpa’ igual radica en el anhelo de vivir mejor.
Lo irritante de tan inhumana situación es que el presidente Trump, aunque ‘suavice’ sus declaraciones, continúe haciendo y deshaciendo a libre antojo respecto a los derechos humanos de hipotética vigencia universal.
Ni ‘airados’ reclamos y/o protestas del Gobierno de México parecieran importarle y utiliza cual moneda de cambio en apoyo a sus muro-intenciones, a la niñez y la desintegración familiar. Suele simular (vía ‘Twitter’) que recapacita, pero los infames hechos siguen causando daño, quizá bajo leve matiz mediático.
Sin desconocer que todo país es dueño de su territorio y fronteras, no puede pasar desapercibido el respeto a la condición humana que deberá acatarse en cualquier caso, se abran o no las puertas a la migración legal. Algo que despierta dudas es si la responsabilidad de organismos internacionales (O.N.U., O.E.A., etc., etc.) alcanza para intervenir y sancionar este tipo de ofensas, dado que a la fecha se ignora si carecen de denuncia formal o requisitos de procedencia que les permitan llamar a rendir cuentas a Mr. Trump.
Imaginando -fundadamente- que el (indispensable) presupuesto de tales instituciones emana de cuotas de cada uno de los países miembros, consideramos merecido –mínimo- el respectivo posicionamiento oficial.