/ domingo 15 de julio de 2018

No hay PAN que por bien…

EL MURO

Teclear en Google la frase “Cómo pedir perdón”, arroja poco más de 27 millones de resultados (en inglés “How to ask for forgiveness” ofrece 65 millones), es decir, las distintas opciones disponibles en la red para los arrepentidos.

Alguna de esas deberían usar los panistas bajacalifornianos si quieren conservar el poder. Pero lo mejor que puede ocurrirles es perder porque los obligaría a reconstruir su estructura, regresar a operar desde sus principios de doctrina en una etapa de la política nacional en la que se necesita un contrapeso serio ante la morena marabunta que busca -entendiblemente- eternizarse y que -inevitablemente- terminará por corromperse porque “abierto el cajón, hasta el más honrado es ladrón”.

Si Baja California fue el laboratorio electoral donde se gestó el principio del fin de la hegemonía priísta, aquí también podría ser el inicio del rediseño de la oposición, aunque para ser sinceros sabemos que eso no ocurrirá porque más allá de supuestos “intereses oscuros” existen otros más terrenales, los de cientos de funcionarios que harán hasta lo imposible por no desprenderse de la ubre gubernativa.

Los panistas ganaron de la mano de una figura carismática solo porque los fundadores no lograron descifrar el galimatías electoral tricolor, pero por favor, que no critiquen la obsesión por el poder en otros, cuando algunos de sus pioneros se aferraron en el intento incluso en tres ocasiones, hasta conseguirlo.

Durante sus primeros años en la gobernación mejoraron procesos, se consolidaron, aniquilaron a la oposición y con ello arribó la etapa de la soberbia, la avaricia, de la visión sesgada de la realidad, del aprendizaje malicioso, de la falta de empatía ante el pueblo.

Por eso hoy están ante un espantoso dilema: Sufrieron una derrota completa en la pasada elección (algo similar vivieron en 1994, pero se recuperaron al año siguiente). Sin embargo, se niegan a reconocer públicamente la comisión de errores porque “ceder ciertamente es terrible, pero el abocar en desastre por oponerse con obstinación también lo es”, dijo Creonte el gobernante, en la tragedia griega “Antígona”.

“La persona humana tiene una eminente dignidad y un destino espiritual y material que cumplir, por lo que la colectividad y sus órganos deben asegurarle el conjunto de libertades y medios necesarios para cumplir dignamente ese destino”, es uno de los principios de la doctrina panista establecidos en 1939, que podría servirles como guía para comenzar a delimitar sus errores.

Ahora si lo que buscan es enmendar el camino, entonces que lean “An Exploration of the Structure of Effective Apologies”, un estudio que determinó seis pasos para una disculpa eficaz, solo que eso funciona para quien realmente siente que la regó, no para quien se dice víctima de ataques infundados (los pasos los puede leer en Twitter @VictorCeniceros).

Aunque al final del día eso no garantiza la reconciliación, así que deben estar preparados para abandonar la que fue su casa durante 30 años…

vicmarcen09@gmail.com


EL MURO

Teclear en Google la frase “Cómo pedir perdón”, arroja poco más de 27 millones de resultados (en inglés “How to ask for forgiveness” ofrece 65 millones), es decir, las distintas opciones disponibles en la red para los arrepentidos.

Alguna de esas deberían usar los panistas bajacalifornianos si quieren conservar el poder. Pero lo mejor que puede ocurrirles es perder porque los obligaría a reconstruir su estructura, regresar a operar desde sus principios de doctrina en una etapa de la política nacional en la que se necesita un contrapeso serio ante la morena marabunta que busca -entendiblemente- eternizarse y que -inevitablemente- terminará por corromperse porque “abierto el cajón, hasta el más honrado es ladrón”.

Si Baja California fue el laboratorio electoral donde se gestó el principio del fin de la hegemonía priísta, aquí también podría ser el inicio del rediseño de la oposición, aunque para ser sinceros sabemos que eso no ocurrirá porque más allá de supuestos “intereses oscuros” existen otros más terrenales, los de cientos de funcionarios que harán hasta lo imposible por no desprenderse de la ubre gubernativa.

Los panistas ganaron de la mano de una figura carismática solo porque los fundadores no lograron descifrar el galimatías electoral tricolor, pero por favor, que no critiquen la obsesión por el poder en otros, cuando algunos de sus pioneros se aferraron en el intento incluso en tres ocasiones, hasta conseguirlo.

Durante sus primeros años en la gobernación mejoraron procesos, se consolidaron, aniquilaron a la oposición y con ello arribó la etapa de la soberbia, la avaricia, de la visión sesgada de la realidad, del aprendizaje malicioso, de la falta de empatía ante el pueblo.

Por eso hoy están ante un espantoso dilema: Sufrieron una derrota completa en la pasada elección (algo similar vivieron en 1994, pero se recuperaron al año siguiente). Sin embargo, se niegan a reconocer públicamente la comisión de errores porque “ceder ciertamente es terrible, pero el abocar en desastre por oponerse con obstinación también lo es”, dijo Creonte el gobernante, en la tragedia griega “Antígona”.

“La persona humana tiene una eminente dignidad y un destino espiritual y material que cumplir, por lo que la colectividad y sus órganos deben asegurarle el conjunto de libertades y medios necesarios para cumplir dignamente ese destino”, es uno de los principios de la doctrina panista establecidos en 1939, que podría servirles como guía para comenzar a delimitar sus errores.

Ahora si lo que buscan es enmendar el camino, entonces que lean “An Exploration of the Structure of Effective Apologies”, un estudio que determinó seis pasos para una disculpa eficaz, solo que eso funciona para quien realmente siente que la regó, no para quien se dice víctima de ataques infundados (los pasos los puede leer en Twitter @VictorCeniceros).

Aunque al final del día eso no garantiza la reconciliación, así que deben estar preparados para abandonar la que fue su casa durante 30 años…

vicmarcen09@gmail.com