/ viernes 28 de septiembre de 2018

Nostalgia

Pensares


Hoy me he levantado feliz. Se presenta un buen verano por delante. Bueno, en realidad yo el verano ya lo empecé hace un mes aproximadamente, se supone que es mi verano más largo. Sin embargo, noto cómo cada día se desvanece como un suspiro.

Me he levantado feliz, sí, con la perspectiva de grandes planes para un futuro no muy lejano, pero también me he levantado nostálgico, de todo lo que fue y jamás volverá. Sé que suena oscurantista y en una ocasión leí lo siguiente: La nostalgia es aceptable desde el punto de vista poético, pero inadmisible si va a poner obstáculos a nuestra evolución personal.

Supongo que con esto ya debería confirmarme a mí mismo que realmente no es muy agradable levantarse nostálgico, pero desafortunadamente es algo que no puedo evitar e incluso me atrevería a decir que los demás tampoco.

Hay gente que aun aparentando una extrema frialdad que en el fondo no siente, no puede evitar sentir ese frágil y triste sentimiento llamado nostalgia. Pueden tratar de ocultarlo, sí; pueden disfrazarse bajo una inmutable máscara de sobriedad o de un efusivo y exagerado entusiasmo inexistente, pero nada de esto servirá realmente en el interior.

De manera que hay que tratar de llevar esta clase de días con el mayor positivismo. Pensemos si estoy nostálgico será porque en otros momentos he sido tan feliz, tan sumamente feliz que incluso cuando estamos nostálgicos sumergidos en una profunda oscuridad y dolor, podremos recordar con felicidad aquellos mágicos recuerdos y no pensar en ellos como algo que incrementa el dolor.

Afortunadamente no es mi caso, al menos hoy porque como ya he dicho, me he levantado feliz. Pero finalizar etapas que suponen un antes y un después en una vida, conllevan también una cascada de recuerdos.

Resulta extraño que en ocasiones por unas u otras razones no se es consciente de lo que está sucediendo hasta que ha pasado. En ocasiones se pasa peor en el antes y en el después, que en el momento que está ocurriendo. Normalmente se debe a una instintiva evasión de nosotros mismos y de lo que nos rodea para no caer por lo menos en el momento.

Aquí termino estos pensamientos que mientras escuchaba canciones de un coro de voces blancas, que nunca volveré a escuchar, me han venido a la mente.

Es lo que tiene pensar, jamás volveré allí, una mañana a todos los compañeros que desde hace varios años me han dado tantas sorpresas, a veces disgustos, pero sobre todo alegría día tras día. Por ellos y los que lean esto, no se olviden de ser felices.




Pensares


Hoy me he levantado feliz. Se presenta un buen verano por delante. Bueno, en realidad yo el verano ya lo empecé hace un mes aproximadamente, se supone que es mi verano más largo. Sin embargo, noto cómo cada día se desvanece como un suspiro.

Me he levantado feliz, sí, con la perspectiva de grandes planes para un futuro no muy lejano, pero también me he levantado nostálgico, de todo lo que fue y jamás volverá. Sé que suena oscurantista y en una ocasión leí lo siguiente: La nostalgia es aceptable desde el punto de vista poético, pero inadmisible si va a poner obstáculos a nuestra evolución personal.

Supongo que con esto ya debería confirmarme a mí mismo que realmente no es muy agradable levantarse nostálgico, pero desafortunadamente es algo que no puedo evitar e incluso me atrevería a decir que los demás tampoco.

Hay gente que aun aparentando una extrema frialdad que en el fondo no siente, no puede evitar sentir ese frágil y triste sentimiento llamado nostalgia. Pueden tratar de ocultarlo, sí; pueden disfrazarse bajo una inmutable máscara de sobriedad o de un efusivo y exagerado entusiasmo inexistente, pero nada de esto servirá realmente en el interior.

De manera que hay que tratar de llevar esta clase de días con el mayor positivismo. Pensemos si estoy nostálgico será porque en otros momentos he sido tan feliz, tan sumamente feliz que incluso cuando estamos nostálgicos sumergidos en una profunda oscuridad y dolor, podremos recordar con felicidad aquellos mágicos recuerdos y no pensar en ellos como algo que incrementa el dolor.

Afortunadamente no es mi caso, al menos hoy porque como ya he dicho, me he levantado feliz. Pero finalizar etapas que suponen un antes y un después en una vida, conllevan también una cascada de recuerdos.

Resulta extraño que en ocasiones por unas u otras razones no se es consciente de lo que está sucediendo hasta que ha pasado. En ocasiones se pasa peor en el antes y en el después, que en el momento que está ocurriendo. Normalmente se debe a una instintiva evasión de nosotros mismos y de lo que nos rodea para no caer por lo menos en el momento.

Aquí termino estos pensamientos que mientras escuchaba canciones de un coro de voces blancas, que nunca volveré a escuchar, me han venido a la mente.

Es lo que tiene pensar, jamás volveré allí, una mañana a todos los compañeros que desde hace varios años me han dado tantas sorpresas, a veces disgustos, pero sobre todo alegría día tras día. Por ellos y los que lean esto, no se olviden de ser felices.




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