/ miércoles 4 de agosto de 2021

Ocupo sí, necesito no

EL MURO

Durante un buen tiempo llegué a pensar que la expresión luego-luego como sinónimo de rapidez, era una particularidad lingüística propia de Mexicali, hasta que descubrí con cierta desilusión que es de uso común en el país.

Incluso la Academia Mexicana de la Lengua la considera exclusiva de México. En la versión 2010 del Diccionario de Mexicanismo dice “En México la expresión luego luego significa 'inmediatamente' o 'enseguida'”. Sin embargo sabía que no era así, recordaba haber visto esa expresión en un contexto diferente, de manera que averiguar el dónde me mantuvo piense y piense hasta que di con el clavo.

A comienzos de este siglo un supermercado culiacanense ofreció a precios muy muy baratos una serie de libros clásicos. En esa ocasión compré y luego leí casi todas novelas ejemplares de Miguel de Cervantes y fue justo en “El casamiento engañoso”, publicada en 1613, que encontré algo que me sorprendió hasta el pasmo: “Todos estos preambulos y encarecimientos que el alferez hazia, antes de contar lo que auia visto, encendian el desseo de Peralta, de manera que, con no menores encarecimientos, le pidio que luego luego le dixesse las marauillas que le quedauan por dezir”. Traducido al español del siglo XXI, el párrafo dice así: Todos estos preámbulos y encarecimientos que el alférez hacía, antes de contar lo que había visto, encendían el deseo de Peralta, de manera que con no menores encarecimientos, le pidió que luego luego le dijese las maravillas que le quedaban por decir”.

El casamiento engañoso de Miguel de Cervantes | Ilustración

Por si hubiera alguna duda del sentido de la expresión a la que hemos referido, el editor colocó la siguiente nota a pie de página “«Luego luego» es modismo que hemos oído frecuentemente al pueblo en Requena (Valencia), para dar a entender: «muy pronto»”. Así, de golpe y porrazo se quebró uno de mis principales pilares de mi cachanillidad, pero luego luego me recuperé al recordar que aún contamos con el uso del verbo ocupar como sinónimo de necesitar.

Esta particularidad lingüística mexicalense causa enojo en muchas personas, émulos de Marco Valerio Probo, aquel gramático romano que en siglo I se la pasaba corrigiendo a todos los nacos que ignoraban el latín culto. En aquel entonces, mientras los letrados se empeñaban en decir equus, la raza decía caballu y hoy nosotros decimos caballo. Lo mismo pasó con vocare/clamare/llamar, édere/comédere/comer, unde/de unde/donde, dóminum/domnu/dueño, loqui/fabulare/hablar, frater o soror/germanu/hermano.

Aunque les moleste a muchos, la lengua la hace el pueblo y es papel de los cultos someterse al dictado popular. No ocupamos quién nos corrija, bastantes problemas tenemos como para todavía tener que discutir por pequeñeces.

vicmarcen09@gmail.com


EL MURO

Durante un buen tiempo llegué a pensar que la expresión luego-luego como sinónimo de rapidez, era una particularidad lingüística propia de Mexicali, hasta que descubrí con cierta desilusión que es de uso común en el país.

Incluso la Academia Mexicana de la Lengua la considera exclusiva de México. En la versión 2010 del Diccionario de Mexicanismo dice “En México la expresión luego luego significa 'inmediatamente' o 'enseguida'”. Sin embargo sabía que no era así, recordaba haber visto esa expresión en un contexto diferente, de manera que averiguar el dónde me mantuvo piense y piense hasta que di con el clavo.

A comienzos de este siglo un supermercado culiacanense ofreció a precios muy muy baratos una serie de libros clásicos. En esa ocasión compré y luego leí casi todas novelas ejemplares de Miguel de Cervantes y fue justo en “El casamiento engañoso”, publicada en 1613, que encontré algo que me sorprendió hasta el pasmo: “Todos estos preambulos y encarecimientos que el alferez hazia, antes de contar lo que auia visto, encendian el desseo de Peralta, de manera que, con no menores encarecimientos, le pidio que luego luego le dixesse las marauillas que le quedauan por dezir”. Traducido al español del siglo XXI, el párrafo dice así: Todos estos preámbulos y encarecimientos que el alférez hacía, antes de contar lo que había visto, encendían el deseo de Peralta, de manera que con no menores encarecimientos, le pidió que luego luego le dijese las maravillas que le quedaban por decir”.

El casamiento engañoso de Miguel de Cervantes | Ilustración

Por si hubiera alguna duda del sentido de la expresión a la que hemos referido, el editor colocó la siguiente nota a pie de página “«Luego luego» es modismo que hemos oído frecuentemente al pueblo en Requena (Valencia), para dar a entender: «muy pronto»”. Así, de golpe y porrazo se quebró uno de mis principales pilares de mi cachanillidad, pero luego luego me recuperé al recordar que aún contamos con el uso del verbo ocupar como sinónimo de necesitar.

Esta particularidad lingüística mexicalense causa enojo en muchas personas, émulos de Marco Valerio Probo, aquel gramático romano que en siglo I se la pasaba corrigiendo a todos los nacos que ignoraban el latín culto. En aquel entonces, mientras los letrados se empeñaban en decir equus, la raza decía caballu y hoy nosotros decimos caballo. Lo mismo pasó con vocare/clamare/llamar, édere/comédere/comer, unde/de unde/donde, dóminum/domnu/dueño, loqui/fabulare/hablar, frater o soror/germanu/hermano.

Aunque les moleste a muchos, la lengua la hace el pueblo y es papel de los cultos someterse al dictado popular. No ocupamos quién nos corrija, bastantes problemas tenemos como para todavía tener que discutir por pequeñeces.

vicmarcen09@gmail.com