/ viernes 25 de junio de 2021

Ominoso destino pandémico

QUO VADIS

Dicen los que presumen saber que para el próximo septiembre la mayoría de los mexicanos (y quién sabe cuántas sociedades más en el mundo) afrontaremos una “tercera ola” del Covid-19, quizá más violenta, letal y complicada que la primera y segunda…aunque no para pocos es la misma ola desde la alerta china en diciembre del 2019.

Este ominoso destino pandémico agrava mis temores personales al Covid-19 y cómo no va a ser así si ya circula en casi un centenar de países una variante del virus que se considera más contagiosa y resistente a las vacunas como la B.1.617 o “Delta”, que está matando a miles en India; bueno, es tanta la preocupación que la Organización Mundial de Salud (OMS) considera que esta nueva “cepa” podría ser la “dominante” en el mundo en contraste con otras del mortal virus y, además, con justificadas perspectivas de que podría provocar un alto número de hospitalizaciones.

Al respecto, la OMS prevé: “En los próximos meses las vacunas seguirán llegando y adecuándose a las formas del virus que vengan. Por ahora, es prueba y error con las dosis que están disponibles y se estudia cuáles son más efectivas frente a algunas variantes”. Eso significa, sin ser fatalista, que para combatir el Covid-19 y sus variantes la humanidad sigue siendo conejillo de indias…o de pruebas, como usted quiera llamarle, a la par de insultantes como acertadas medidas preventivas para romper o contener las cadenas de contagio que no cesan en ninguna parte del mundo, ni siquiera en aquellas sociedades que presumen “inmunidad de rebaño” en función del alto porcentaje de su población vacunada.

¿Qué sigue?...lo mismo de antes: Pruebas…pruebas y pruebas…vacunarse y constante lavado de manos, no tocarse la cara, usar cubrebocas, máscara, guantes, etc., para evitar que el virus llegue a nariz, boca y ojos; evitar presencia en lugares no ventilados que tengan concentración de gente y, por supuesto, mantener limpios todos los productos que entran al hogar o el trabajo. En fin, ya hay en cada país, estado y municipio, “protocolos” que cumplir para reducir a su mínima expresión los riesgos.

Sin embargo, hay componentes que trastocan la salud pública, o sea, la de todos, como la permisibilidad al tránsito libre de personas y turistas sin requerirles uso obligatorio de cubrebocas y menos constancias de pruebas negativas o vacunación; también puede impactar, como al principio de la pandemia, la dimensión preventiva que se tenga en hospitales públicos y privados que en no pocos casos en México --como cité la semana anterior-- ya se desmantelan sin haber abasto garantizado de medicamentos.

La pandemia, hay que entenderlo, no está bajo control, nunca lo ha estado; al contrario, con lo mencionado antes, ante los miles de asintomáticos que siguen deambulando por todas partes y los también miles de irresponsables que no se cuidan, no queda más que extremar medidas en vez de una estéril repartición de culpas. ¿O no?

pibenavarro@gmail.com


QUO VADIS

Dicen los que presumen saber que para el próximo septiembre la mayoría de los mexicanos (y quién sabe cuántas sociedades más en el mundo) afrontaremos una “tercera ola” del Covid-19, quizá más violenta, letal y complicada que la primera y segunda…aunque no para pocos es la misma ola desde la alerta china en diciembre del 2019.

Este ominoso destino pandémico agrava mis temores personales al Covid-19 y cómo no va a ser así si ya circula en casi un centenar de países una variante del virus que se considera más contagiosa y resistente a las vacunas como la B.1.617 o “Delta”, que está matando a miles en India; bueno, es tanta la preocupación que la Organización Mundial de Salud (OMS) considera que esta nueva “cepa” podría ser la “dominante” en el mundo en contraste con otras del mortal virus y, además, con justificadas perspectivas de que podría provocar un alto número de hospitalizaciones.

Al respecto, la OMS prevé: “En los próximos meses las vacunas seguirán llegando y adecuándose a las formas del virus que vengan. Por ahora, es prueba y error con las dosis que están disponibles y se estudia cuáles son más efectivas frente a algunas variantes”. Eso significa, sin ser fatalista, que para combatir el Covid-19 y sus variantes la humanidad sigue siendo conejillo de indias…o de pruebas, como usted quiera llamarle, a la par de insultantes como acertadas medidas preventivas para romper o contener las cadenas de contagio que no cesan en ninguna parte del mundo, ni siquiera en aquellas sociedades que presumen “inmunidad de rebaño” en función del alto porcentaje de su población vacunada.

¿Qué sigue?...lo mismo de antes: Pruebas…pruebas y pruebas…vacunarse y constante lavado de manos, no tocarse la cara, usar cubrebocas, máscara, guantes, etc., para evitar que el virus llegue a nariz, boca y ojos; evitar presencia en lugares no ventilados que tengan concentración de gente y, por supuesto, mantener limpios todos los productos que entran al hogar o el trabajo. En fin, ya hay en cada país, estado y municipio, “protocolos” que cumplir para reducir a su mínima expresión los riesgos.

Sin embargo, hay componentes que trastocan la salud pública, o sea, la de todos, como la permisibilidad al tránsito libre de personas y turistas sin requerirles uso obligatorio de cubrebocas y menos constancias de pruebas negativas o vacunación; también puede impactar, como al principio de la pandemia, la dimensión preventiva que se tenga en hospitales públicos y privados que en no pocos casos en México --como cité la semana anterior-- ya se desmantelan sin haber abasto garantizado de medicamentos.

La pandemia, hay que entenderlo, no está bajo control, nunca lo ha estado; al contrario, con lo mencionado antes, ante los miles de asintomáticos que siguen deambulando por todas partes y los también miles de irresponsables que no se cuidan, no queda más que extremar medidas en vez de una estéril repartición de culpas. ¿O no?

pibenavarro@gmail.com