/ sábado 23 de mayo de 2020

Pensar en los demás

PENSARES

No hace mucho en la céntrica estación del tren subió a un vagón un señor con cinco niños entre los 3 y 10 años. El buen hombre tenía la mirada absorta.

Al poco tiempo comenzó un auténtico desorden en el vagón: El más pequeño de los niños perseguía a su hermano de lado a lado y dos de las niñas lloraban a pleno pulmón; el otro se dedicaba a dar saltos intentando colgarse de la barra más alta.

Como el vocerío crecía y con el la indignación, la chiquillada no parecía darse cuenta del malestar que estaban creando.

Un señor se le acercó, le tocó el hombro y le dijo:

-Oiga usted ¿se puede saber qué es lo que va a hacer con sus hijos?

El buen hombre mirándole serenamente balbuceó:

-La verdad no lo sé, estamos regresando del cementerio, acaban de perder a su madre; hay cientos de cosas que ella resolvía, yo no sé ni por dónde empezar.

Cuando algo raro de los demás nos moleste en lugar de empezar a pensar mal, pensemos que el otro puede necesitar nuestra ayuda. Es impresionante la necesidad que tenemos unos de los otros.

Ojalá no nos tenga que pasar una desgracia para darnos cuenta de ello. Es hermoso cuando uno vive en actitud de gratitud con todo y con todos. Y es que la gratitud ayuda a valorar lo que tenemos y lo que somos. No esperemos a perder lo que tenemos para darnos cuenta de lo que necesitamos.


PENSARES

No hace mucho en la céntrica estación del tren subió a un vagón un señor con cinco niños entre los 3 y 10 años. El buen hombre tenía la mirada absorta.

Al poco tiempo comenzó un auténtico desorden en el vagón: El más pequeño de los niños perseguía a su hermano de lado a lado y dos de las niñas lloraban a pleno pulmón; el otro se dedicaba a dar saltos intentando colgarse de la barra más alta.

Como el vocerío crecía y con el la indignación, la chiquillada no parecía darse cuenta del malestar que estaban creando.

Un señor se le acercó, le tocó el hombro y le dijo:

-Oiga usted ¿se puede saber qué es lo que va a hacer con sus hijos?

El buen hombre mirándole serenamente balbuceó:

-La verdad no lo sé, estamos regresando del cementerio, acaban de perder a su madre; hay cientos de cosas que ella resolvía, yo no sé ni por dónde empezar.

Cuando algo raro de los demás nos moleste en lugar de empezar a pensar mal, pensemos que el otro puede necesitar nuestra ayuda. Es impresionante la necesidad que tenemos unos de los otros.

Ojalá no nos tenga que pasar una desgracia para darnos cuenta de ello. Es hermoso cuando uno vive en actitud de gratitud con todo y con todos. Y es que la gratitud ayuda a valorar lo que tenemos y lo que somos. No esperemos a perder lo que tenemos para darnos cuenta de lo que necesitamos.


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