/ lunes 25 de junio de 2018

Pesadilla universitaria

EL MURO

En el mundo animal la enseñanza es simple, orientada a resultados comprobables, sensible y ajustable de acuerdo al nivel de competencia del aprendiz: El sueño de los que planifican la educación universitaria.

“Los maestros no obtienen ningún beneficio a menos que los alumnos aprendan y los beneficios diferidos de la enseñanza dependen tanto de la eficacia del profesor como de la aptitud del alumno”, establecen los expertos de la Universidad de Cambridge en “The evolution of teaching”. Planteamientos similares se encuentran en “Teachers in the wild”; “Identifying teaching in wild animals”; “Is there teaching in

non humans animals?”.

La educación universitaria tiene la desafortunada virtud de ser percibida como el único camino, la verdad y la vida, por lo que es el sueño de todos. La “Declaración Universal de los Derechos Humanos” en su artículo 26 establece “el acceso a los estudios superiores será igual para todos en función de los méritos respectivos”, lo cual se fortalece en el artículo 3 de la “Declaración mundial sobre la educación superior en el siglo XXI”: “… El acceso (…) debería estar basado en los méritos, la capacidad, los esfuerzos, la perseverancia y la determinación de los aspirantes”.

Decir que el sueño universitario puede terminar en una frustrante pesadilla profesional no debería ofender a nadie. El sistema falla porque con el paso del tiempo se fue desligando de su compromiso elemental: Conducir al prójimo por el camino del mejoramiento.

Hace 5 mil años en el protoindoeuropeo, la palabra “dewk” significaba jalar a alguien para llevarlo por el buen camino. De ahí mutó al latín ducere para finalmente terminar en “educar”.

La buena noticia es que desde la cúpula educativa se hacen esfuerzos para reparar la poderosa locomotora en movimiento. “Aprender a emprender y fomentar el espíritu de iniciativa deben convertirse en importantes preocupaciones de la educación superior, a fin de facilitar las posibilidades de empleo de los diplomados, que cada vez estarán más llamados a crear puestos de trabajo y no a limitarse a buscarlos”, señala la Unesco.

El político francés Jack Delors recomienda “adquirir una competencia que permita hacer frente a numerosas situaciones, algunas imprevisibles… Esta competencia y estas calificaciones se hacen más accesibles si alumnos y estudiantes cuentan con la posibilidad de evaluarse y de enriquecerse participando en actividades profesionales o sociales de forma paralela a sus estudios, lo que justifica el lugar más relevante que deberían ocupar las distintas posibilidades de alternancia entre la escuela y el trabajo”.

También la UABC en su “Modelo Educativo” (sus docentes deberían leer el interesante documento) plantea que en “la enseñanza universitaria no se puede partir de la premisa de que el estudiante es autónomo en su trabajo. La Universidad requiere propiciar el desarrollo para la autonomía de los estudiantes: Aprender por sí mismos…”.

La mala noticia es que rara vez las mejoras llegan -impuestas- desde lo más alto de la pirámide.

vicmarcen09@gmail.com



EL MURO

En el mundo animal la enseñanza es simple, orientada a resultados comprobables, sensible y ajustable de acuerdo al nivel de competencia del aprendiz: El sueño de los que planifican la educación universitaria.

“Los maestros no obtienen ningún beneficio a menos que los alumnos aprendan y los beneficios diferidos de la enseñanza dependen tanto de la eficacia del profesor como de la aptitud del alumno”, establecen los expertos de la Universidad de Cambridge en “The evolution of teaching”. Planteamientos similares se encuentran en “Teachers in the wild”; “Identifying teaching in wild animals”; “Is there teaching in

non humans animals?”.

La educación universitaria tiene la desafortunada virtud de ser percibida como el único camino, la verdad y la vida, por lo que es el sueño de todos. La “Declaración Universal de los Derechos Humanos” en su artículo 26 establece “el acceso a los estudios superiores será igual para todos en función de los méritos respectivos”, lo cual se fortalece en el artículo 3 de la “Declaración mundial sobre la educación superior en el siglo XXI”: “… El acceso (…) debería estar basado en los méritos, la capacidad, los esfuerzos, la perseverancia y la determinación de los aspirantes”.

Decir que el sueño universitario puede terminar en una frustrante pesadilla profesional no debería ofender a nadie. El sistema falla porque con el paso del tiempo se fue desligando de su compromiso elemental: Conducir al prójimo por el camino del mejoramiento.

Hace 5 mil años en el protoindoeuropeo, la palabra “dewk” significaba jalar a alguien para llevarlo por el buen camino. De ahí mutó al latín ducere para finalmente terminar en “educar”.

La buena noticia es que desde la cúpula educativa se hacen esfuerzos para reparar la poderosa locomotora en movimiento. “Aprender a emprender y fomentar el espíritu de iniciativa deben convertirse en importantes preocupaciones de la educación superior, a fin de facilitar las posibilidades de empleo de los diplomados, que cada vez estarán más llamados a crear puestos de trabajo y no a limitarse a buscarlos”, señala la Unesco.

El político francés Jack Delors recomienda “adquirir una competencia que permita hacer frente a numerosas situaciones, algunas imprevisibles… Esta competencia y estas calificaciones se hacen más accesibles si alumnos y estudiantes cuentan con la posibilidad de evaluarse y de enriquecerse participando en actividades profesionales o sociales de forma paralela a sus estudios, lo que justifica el lugar más relevante que deberían ocupar las distintas posibilidades de alternancia entre la escuela y el trabajo”.

También la UABC en su “Modelo Educativo” (sus docentes deberían leer el interesante documento) plantea que en “la enseñanza universitaria no se puede partir de la premisa de que el estudiante es autónomo en su trabajo. La Universidad requiere propiciar el desarrollo para la autonomía de los estudiantes: Aprender por sí mismos…”.

La mala noticia es que rara vez las mejoras llegan -impuestas- desde lo más alto de la pirámide.

vicmarcen09@gmail.com