/ miércoles 25 de mayo de 2022

Preferible vender tacos

EL MURO

Vender tacos es mil veces más honroso y rentable que contar con un poderosísimo título universitario en algo que ni siquiera estás ejerciendo, porque nunca aprendiste cómo sacarle provecho.

Por tal motivo, los estudiantes de quinto/sexto semestre de preparatoria en Mexicali deberían pensar seriamente, una vez concluida su formación media superior, en tomar al menos un año para dedicarlo a trabajar, aprender un oficio, desintoxicarse de la afrentosa rutina escolar, en vez de ingresar casi automáticamente a cualquier carrera universitaria.

Foto: Archivo | OEM

Un año es suficiente para acelerar el proceso de maduración, para comprender la realidad desde una perspectiva más cercana. Por si fuera poco, la evidencia científica muestra que los cerebros terminan de desarrollarse alrededor de los 20 años, en específico la parte de nuestro cerebro que nos facilita la toma de decisiones con serenidad, así que si se pueden dos años sabáticos, sería mucho mejor.

Otra cosa innegable porque la experiencia empírica me lo ha mostrado, es que un alumno de nuevo ingreso universitario a sus 20 años tiende a aprovechar mejor las oportunidades porque es más probable que ya sepa cuál es el objetivo por el cual se empeña.

Los preparatorianos deberían verse en el espejo de miles de egresados, para quienes, cuando el tiempo pasa y los estudios no cumplieron con la promesa de un trabajo bien remunerado, les quedan dos opciones: Aferrarse al supuesto estatus que brinda el título, aunque sin tener chamba, o bien, probar vendiendo cualquier cosa, pero siempre con el temor de ser criticado.

Los padres de familia sin estudios universitarios, que buscan brindar una carrera a sus hijos con la creencia de que les irá mejor en la vida, deberían ver que las carreras matan el espíritu emprendedor para sembrar dogmas seudo-científicos que no sirven para resolver problemas de la vida cotidiana. Por si fuera poco, los docentes no necesitan demostrar la utilidad práctica de lo que enseñan, ni tampoco su sueldo está directamente relacionado con la satisfacción del estudiante.

Ante esa realidad, resulta ofensivo que las escuelas continúen ofreciendo carreras en áreas prácticamente sin probabilidades de emplear a sus egresados. Peor aún, es que ni siquiera hagan el esfuerzo por realizar ajustes en las materias o una limpia en las profesiones que no son rentables, ni aportan a la sociedad.

Entre más personas comiencen a descubrir sus talentos desde jovencitos, entre más emprendedores tengamos, más probable será que empiecen a florecer innovaciones, las cuales sí nos ayudarán a crecer como sociedad y ahí no necesariamente cabe una carrera universitaria, a menos que garantice mejorar el conocimiento aprendido en la práctica.

vicmarcen09@gmail.com

EL MURO

Vender tacos es mil veces más honroso y rentable que contar con un poderosísimo título universitario en algo que ni siquiera estás ejerciendo, porque nunca aprendiste cómo sacarle provecho.

Por tal motivo, los estudiantes de quinto/sexto semestre de preparatoria en Mexicali deberían pensar seriamente, una vez concluida su formación media superior, en tomar al menos un año para dedicarlo a trabajar, aprender un oficio, desintoxicarse de la afrentosa rutina escolar, en vez de ingresar casi automáticamente a cualquier carrera universitaria.

Foto: Archivo | OEM

Un año es suficiente para acelerar el proceso de maduración, para comprender la realidad desde una perspectiva más cercana. Por si fuera poco, la evidencia científica muestra que los cerebros terminan de desarrollarse alrededor de los 20 años, en específico la parte de nuestro cerebro que nos facilita la toma de decisiones con serenidad, así que si se pueden dos años sabáticos, sería mucho mejor.

Otra cosa innegable porque la experiencia empírica me lo ha mostrado, es que un alumno de nuevo ingreso universitario a sus 20 años tiende a aprovechar mejor las oportunidades porque es más probable que ya sepa cuál es el objetivo por el cual se empeña.

Los preparatorianos deberían verse en el espejo de miles de egresados, para quienes, cuando el tiempo pasa y los estudios no cumplieron con la promesa de un trabajo bien remunerado, les quedan dos opciones: Aferrarse al supuesto estatus que brinda el título, aunque sin tener chamba, o bien, probar vendiendo cualquier cosa, pero siempre con el temor de ser criticado.

Los padres de familia sin estudios universitarios, que buscan brindar una carrera a sus hijos con la creencia de que les irá mejor en la vida, deberían ver que las carreras matan el espíritu emprendedor para sembrar dogmas seudo-científicos que no sirven para resolver problemas de la vida cotidiana. Por si fuera poco, los docentes no necesitan demostrar la utilidad práctica de lo que enseñan, ni tampoco su sueldo está directamente relacionado con la satisfacción del estudiante.

Ante esa realidad, resulta ofensivo que las escuelas continúen ofreciendo carreras en áreas prácticamente sin probabilidades de emplear a sus egresados. Peor aún, es que ni siquiera hagan el esfuerzo por realizar ajustes en las materias o una limpia en las profesiones que no son rentables, ni aportan a la sociedad.

Entre más personas comiencen a descubrir sus talentos desde jovencitos, entre más emprendedores tengamos, más probable será que empiecen a florecer innovaciones, las cuales sí nos ayudarán a crecer como sociedad y ahí no necesariamente cabe una carrera universitaria, a menos que garantice mejorar el conocimiento aprendido en la práctica.

vicmarcen09@gmail.com