/ jueves 8 de febrero de 2018

Prisma

Buscarán conocer situaciones bien conocidas

Sumamente halagador resulta la noticia difundida -de manera particular para la clase laboral del país- por el nuevo secretario del Trabajo y Previsión Social, Roberto Campa Cifrián, anunciando la celebración de un “debate en torno al aumento de los salarios mínimos”.

Dijo que el próximo mes de marzo -no dio fecha exacta- se reunirán los factores de la producción para analizar las condiciones que guarda la economía mexicana, “para saber si es posible lograr un consenso para un posible incremento a los salarios mínimos”. Es decir, los señores funcionarios públicos, líderes obreros y empresarios, “buscarán conocer una triste realidad que millones de trabajadores mexicanos conocen desde hace muchos años: La urgencia de ajustar salarios y prestaciones que desde hace décadas fueron rebasados por aumentos que han sido calificados como ‘una burla para el obrero mexicano”.

Valdría la pena echar un vistazo a los análisis y sesudos estudios realizados por especialistas, académicos y organizaciones obreras independientes, sobre los costos actuales de la canasta básica integrada por artículos de consumo necesario para corroborar nuestro aserto. Más se tarda la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos en autorizar anualmente un mísero incremento a las percepciones, que los comerciantes en elevar los precios, pulverizando el “tan cacareado aumento salarial”.

Claro que no faltan voceros oficiales y privados, anunciando que en México es reducido el número de trabajadores que percibe un salario mínimo. Sin embargo, información difundida por el INEGI -con fama de maquillista oficial- indica que son varios millones de mexicanos los que cobran de esa manera. Campa Cifrián recordó que con la fijación del salario mínimo en 88.36 pesos en diciembre pasado, la recuperación del poder adquisitivo es en términos reales de 19.40 por ciento respecto al inicio de la administración de Enrique Peña Nieto cuando la prestación era de 60.53 pesos. Lo que no dijo fue que en ese período los precios se elevaron de forma drástica, lo que causó la precarización salarial que vivimos en México.

El funcionario fiel a su jefe “solo cuenta lo bueno, pero no lo malo”. Por cierto, estará enterado que en materia salarial los gobiernos han venido violando la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que -si no ha sido modificada en ese punto- establece la fijación de salarios que permita a los ciudadanos poder comprar lo necesario para poder “vivir en un marco de bienestar”.Así las cosas, esperamos que el debate comentado no se burocratice y no tarde años en realizarse.

salgares4@gmail.com

Buscarán conocer situaciones bien conocidas

Sumamente halagador resulta la noticia difundida -de manera particular para la clase laboral del país- por el nuevo secretario del Trabajo y Previsión Social, Roberto Campa Cifrián, anunciando la celebración de un “debate en torno al aumento de los salarios mínimos”.

Dijo que el próximo mes de marzo -no dio fecha exacta- se reunirán los factores de la producción para analizar las condiciones que guarda la economía mexicana, “para saber si es posible lograr un consenso para un posible incremento a los salarios mínimos”. Es decir, los señores funcionarios públicos, líderes obreros y empresarios, “buscarán conocer una triste realidad que millones de trabajadores mexicanos conocen desde hace muchos años: La urgencia de ajustar salarios y prestaciones que desde hace décadas fueron rebasados por aumentos que han sido calificados como ‘una burla para el obrero mexicano”.

Valdría la pena echar un vistazo a los análisis y sesudos estudios realizados por especialistas, académicos y organizaciones obreras independientes, sobre los costos actuales de la canasta básica integrada por artículos de consumo necesario para corroborar nuestro aserto. Más se tarda la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos en autorizar anualmente un mísero incremento a las percepciones, que los comerciantes en elevar los precios, pulverizando el “tan cacareado aumento salarial”.

Claro que no faltan voceros oficiales y privados, anunciando que en México es reducido el número de trabajadores que percibe un salario mínimo. Sin embargo, información difundida por el INEGI -con fama de maquillista oficial- indica que son varios millones de mexicanos los que cobran de esa manera. Campa Cifrián recordó que con la fijación del salario mínimo en 88.36 pesos en diciembre pasado, la recuperación del poder adquisitivo es en términos reales de 19.40 por ciento respecto al inicio de la administración de Enrique Peña Nieto cuando la prestación era de 60.53 pesos. Lo que no dijo fue que en ese período los precios se elevaron de forma drástica, lo que causó la precarización salarial que vivimos en México.

El funcionario fiel a su jefe “solo cuenta lo bueno, pero no lo malo”. Por cierto, estará enterado que en materia salarial los gobiernos han venido violando la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que -si no ha sido modificada en ese punto- establece la fijación de salarios que permita a los ciudadanos poder comprar lo necesario para poder “vivir en un marco de bienestar”.Así las cosas, esperamos que el debate comentado no se burocratice y no tarde años en realizarse.

salgares4@gmail.com