/ miércoles 12 de mayo de 2021

Que el pueblo hable y los políticos callen 

CONTRASENTIDO

El país se cimbra por la tragedia nacional del accidente de la línea 12 del Metro en la Ciudad de México y nos recuerda las diversas urgencias que tenemos en materia de infraestructura y de reformas estructurales que aminoren los riesgos para la población y doten de mejores condiciones de desarrollo para todos. Pero la clase política, ni tarde ni perezosa, hizo suya la tragedia con el único fin de sacar raja.

Por si fuera poco, la tragedia del accidente llega en el clímax de una campaña electoral que se ha caracterizado por ser más negra que una noche sin luna en cuanto a propuestas trascendentales, por lo que queda como anillo al dedo para reactivar los ataques sin razón o propuesta de fondo, mucho menos representó la oportunidad de escuchar a un pueblo que ha sido lastimado históricamente.

Los procesos electorales se han recortado, se han limitado en cuanto a publicidad y delimitado en topes de gastos. Sin embargo y a pesar de las restricciones el proceso sigue siendo muy engorroso y asfixiante para la ciudadanía por la gran cantidad de información vacía que se genera. Estamos tan estancados que parece ser que las mismas propuestas, actitudes, estrategias y mañas son los límites de los cuales ningún candidato se atreve a romper.

Los políticos recorren cientos de kilómetros, abarrotan las plazas, regalan recuerdos y hasta se dan el tiempo de bailar con el pueblo, pero jamás para establecer un verdadero diálogo que nos permita encuadrar al país en un rumbo de progreso y desarrollo que tantos necesitamos. Es tiempo de que el mismo pueblo reaccione y no se estandarice en los procesos electorales, al contrario, se requiere romper el molde y exigir hablar de frente con cada candidato para exponer las ideas y no para hacer solicitudes que se irán al basurero o que quedarán como meras anécdotas.

Un diálogo nacional es necesario para reconstruir moralmente a nuestra nación. Pedir perdón por los errores del pasado sin que signifique impunidad, construir acuerdos y establecer un futuro común en el que quepamos todos deben ser la prioridad nacional. El pasar este proceso electoral con debates sosos solo es premiar las capacidades histriónicas de los candidatos, por lo contrario, requerimos un diálogo nacional en el que se establezcan acuerdos para cimentar las bases del México que queremos heredar a las futuras generaciones, pero si seguimos igual les vamos a dejar un país hecho añicos muy difícil de levantar.

¡Es tiempo de hacer algo extraordinario porque el país ya no aguanta más desgracias! Y la propuesta es sencilla: Que el pueblo hable y que los políticos callen.

glinarez@hotmail.com

CONTRASENTIDO

El país se cimbra por la tragedia nacional del accidente de la línea 12 del Metro en la Ciudad de México y nos recuerda las diversas urgencias que tenemos en materia de infraestructura y de reformas estructurales que aminoren los riesgos para la población y doten de mejores condiciones de desarrollo para todos. Pero la clase política, ni tarde ni perezosa, hizo suya la tragedia con el único fin de sacar raja.

Por si fuera poco, la tragedia del accidente llega en el clímax de una campaña electoral que se ha caracterizado por ser más negra que una noche sin luna en cuanto a propuestas trascendentales, por lo que queda como anillo al dedo para reactivar los ataques sin razón o propuesta de fondo, mucho menos representó la oportunidad de escuchar a un pueblo que ha sido lastimado históricamente.

Los procesos electorales se han recortado, se han limitado en cuanto a publicidad y delimitado en topes de gastos. Sin embargo y a pesar de las restricciones el proceso sigue siendo muy engorroso y asfixiante para la ciudadanía por la gran cantidad de información vacía que se genera. Estamos tan estancados que parece ser que las mismas propuestas, actitudes, estrategias y mañas son los límites de los cuales ningún candidato se atreve a romper.

Los políticos recorren cientos de kilómetros, abarrotan las plazas, regalan recuerdos y hasta se dan el tiempo de bailar con el pueblo, pero jamás para establecer un verdadero diálogo que nos permita encuadrar al país en un rumbo de progreso y desarrollo que tantos necesitamos. Es tiempo de que el mismo pueblo reaccione y no se estandarice en los procesos electorales, al contrario, se requiere romper el molde y exigir hablar de frente con cada candidato para exponer las ideas y no para hacer solicitudes que se irán al basurero o que quedarán como meras anécdotas.

Un diálogo nacional es necesario para reconstruir moralmente a nuestra nación. Pedir perdón por los errores del pasado sin que signifique impunidad, construir acuerdos y establecer un futuro común en el que quepamos todos deben ser la prioridad nacional. El pasar este proceso electoral con debates sosos solo es premiar las capacidades histriónicas de los candidatos, por lo contrario, requerimos un diálogo nacional en el que se establezcan acuerdos para cimentar las bases del México que queremos heredar a las futuras generaciones, pero si seguimos igual les vamos a dejar un país hecho añicos muy difícil de levantar.

¡Es tiempo de hacer algo extraordinario porque el país ya no aguanta más desgracias! Y la propuesta es sencilla: Que el pueblo hable y que los políticos callen.

glinarez@hotmail.com