/ lunes 7 de septiembre de 2020

Reactivación con cautela sugieren

PRISMA

Sociedad y gobierno enfrentan dos grandes disyuntivas, propiciadas por la crisis global derivada del terrífico corona virus, que mantiene al mundo entero en un clima de incertidumbre, desconcierto y pobreza.

La primera es acabar con la pandemia y evitar que esta siga causando daños -que pueden ser irreversibles-, a millones de seres humanos, golpeados por el temible flagelo que es la miseria y perdida de la salud.

La segunda es, lograr la reactivación económica para remediar los terribles daños provocados por la pandemia, derivadas de las medidas sanitarias decretadas para evitarlos. Una de ellas es el confinamiento personal que envió a sus casas a miles de trabajadores que se vieron privados de sus empleos y lo más importante, de ingreso alguno, por la paralización de la actividad productiva calificada como no esencial.

Surge aquí el imperativo: ¿Qué es más importante? ¿Proteger la salud de las personas, o reactivar la economía para evitar la pobreza, el desempleo y sus temidas consecuencias?

Por razones de espacio, solo abordaremos al segundo tema, comentando la opinión de Enrique Luna Gutiérrez, coordinador de la Licenciatura en Contaduría Pública del CETYS Universidad, Campus Mexicali, respecto a la reapertura de negocios.

Afirma el estudioso, que la reactivación de la actividad económica, “debe darse con mucha precaución, ya que, de lo contrario, podría elevarse el número de infecciones por el virus y seria rebasada la capacidad instalada del sistema de salud”.

Hay que recordar, agrego, que las empresas cerradas representan falta de dinero, empleos directos e indirectos, es decir, toda una cadena en la que, si falla un elemento, cumplir con las expectativas financieras que se requieren, se convertiría en una labor titánica.

Sin embargo, advirtió: El regreso a la actividad económica debe ser escalonado, conciso, precautorio y manteniendo siempre como prioridad, la salud para evitar un efecto negativo domino, en medio de la crisis mas fuerte que ha enfrentado México, en su historia.

De darse dicho fenómeno, se afectaría la circulación de efectivo, bajaría la producción de las empresas que dejarían de contratar trabajadores aumentando el desempleo, que limitaría seriamente su capacidad de consumo y el bienestar de sus familias.

Finalmente, señalo la urgencia que los empresarios -ante el impacto de la pandemia, sus problemas financieros, y la ausencia de estímulos gubernamentales-, reestructurar sus modelos de negocios, para adecuarlos a las circunstancias, respetando siempre los lineamientos dictados por las autoridades sanitarias.

Salgares4@gmail.com

PRISMA

Sociedad y gobierno enfrentan dos grandes disyuntivas, propiciadas por la crisis global derivada del terrífico corona virus, que mantiene al mundo entero en un clima de incertidumbre, desconcierto y pobreza.

La primera es acabar con la pandemia y evitar que esta siga causando daños -que pueden ser irreversibles-, a millones de seres humanos, golpeados por el temible flagelo que es la miseria y perdida de la salud.

La segunda es, lograr la reactivación económica para remediar los terribles daños provocados por la pandemia, derivadas de las medidas sanitarias decretadas para evitarlos. Una de ellas es el confinamiento personal que envió a sus casas a miles de trabajadores que se vieron privados de sus empleos y lo más importante, de ingreso alguno, por la paralización de la actividad productiva calificada como no esencial.

Surge aquí el imperativo: ¿Qué es más importante? ¿Proteger la salud de las personas, o reactivar la economía para evitar la pobreza, el desempleo y sus temidas consecuencias?

Por razones de espacio, solo abordaremos al segundo tema, comentando la opinión de Enrique Luna Gutiérrez, coordinador de la Licenciatura en Contaduría Pública del CETYS Universidad, Campus Mexicali, respecto a la reapertura de negocios.

Afirma el estudioso, que la reactivación de la actividad económica, “debe darse con mucha precaución, ya que, de lo contrario, podría elevarse el número de infecciones por el virus y seria rebasada la capacidad instalada del sistema de salud”.

Hay que recordar, agrego, que las empresas cerradas representan falta de dinero, empleos directos e indirectos, es decir, toda una cadena en la que, si falla un elemento, cumplir con las expectativas financieras que se requieren, se convertiría en una labor titánica.

Sin embargo, advirtió: El regreso a la actividad económica debe ser escalonado, conciso, precautorio y manteniendo siempre como prioridad, la salud para evitar un efecto negativo domino, en medio de la crisis mas fuerte que ha enfrentado México, en su historia.

De darse dicho fenómeno, se afectaría la circulación de efectivo, bajaría la producción de las empresas que dejarían de contratar trabajadores aumentando el desempleo, que limitaría seriamente su capacidad de consumo y el bienestar de sus familias.

Finalmente, señalo la urgencia que los empresarios -ante el impacto de la pandemia, sus problemas financieros, y la ausencia de estímulos gubernamentales-, reestructurar sus modelos de negocios, para adecuarlos a las circunstancias, respetando siempre los lineamientos dictados por las autoridades sanitarias.

Salgares4@gmail.com