/ miércoles 25 de noviembre de 2020

¿Revolución? 

CONTRASENTIDO

La evolución es el camino natural de toda sociedad. Como resultado de la evolución ahora tenemos o aspiramos a una mejor calidad de vida. Sin embargo, no todos los beneficios son para todos, porque es evidente que aún tenemos la asignatura pendiente del reparto de la riqueza y de la igualdad de oportunidades. Lo anterior y en colación con que acabamos de conmemorar un aniversario de nuestra Revolución, recobra sentido para obligarnos a repensar en la necesidad de una revolución.

A diferencia de la evolución, la revolución es un cambio trascendental que se da mediante un movimiento abrupto (violento o pacífico) que cimbra la estructura social para modificarla en beneficio de la colectividad. Nuestra Revolución de 1910 tenía y tiene vigente una filosofía de empoderar a los campesinos y obreros. Sin embargo, con el paso del tiempo pareciera que nos hemos olvidado de esos ideales y postulados que deberían ser la base del México moderno.

Las anteriores demandas se pusieron de manifiesto en la campaña electoral pasada. Y en gran medida se han tratado de instrumentar esos manifiestos en forma de políticas públicas que buscan beneficiar a los que menos tienen (que son los más), pero desafortunadamente no se han cuajado del todo en estos 2 años. Así que el riesgo de una irrupción social de los más necesitados es cada vez más latente en nuestro amado México. Un choque violento resquebrajaría la poca paz social que impera, pero pondría daría visibilidad a los grandes flagelos que arrastramos por políticas mal planeadas de administraciones pasadas.

Para los grupos hegemónicos que controlan la economía actual y por ende buscan tener el control político sería desastrosa una revolución porque perderían todo lo que han amasado mediante la explotación de los que menos tienen. En ese sentido, debería realizarse un gran pacto social entre los mexicanos para cimbrar a ese poder y lograr cristalizar los ideales de la Revolución de 1910 en un mejor espacio colectivo. Lo anterior solo puede lograrse mediante la reflexión y análisis de que nuestro país tiene que avanzar dejando en el olvido el individualismo para concretar una fiesta colectiva en la que quepamos todos.

¿Es necesaria una revolución? La respuesta es sí. Pero debemos tener cuidado de no caer en la desesperación y actuar violentamente porque significaría destruir lo poco que hemos avanzado, además una reconstrucción nacional sería prácticamente imposible. Así que debemos buscar la vía pacífica para acabar con la pobreza, desigualdad y falta de oportunidades cuanto antes.

glinarez@hotmail.com


CONTRASENTIDO

La evolución es el camino natural de toda sociedad. Como resultado de la evolución ahora tenemos o aspiramos a una mejor calidad de vida. Sin embargo, no todos los beneficios son para todos, porque es evidente que aún tenemos la asignatura pendiente del reparto de la riqueza y de la igualdad de oportunidades. Lo anterior y en colación con que acabamos de conmemorar un aniversario de nuestra Revolución, recobra sentido para obligarnos a repensar en la necesidad de una revolución.

A diferencia de la evolución, la revolución es un cambio trascendental que se da mediante un movimiento abrupto (violento o pacífico) que cimbra la estructura social para modificarla en beneficio de la colectividad. Nuestra Revolución de 1910 tenía y tiene vigente una filosofía de empoderar a los campesinos y obreros. Sin embargo, con el paso del tiempo pareciera que nos hemos olvidado de esos ideales y postulados que deberían ser la base del México moderno.

Las anteriores demandas se pusieron de manifiesto en la campaña electoral pasada. Y en gran medida se han tratado de instrumentar esos manifiestos en forma de políticas públicas que buscan beneficiar a los que menos tienen (que son los más), pero desafortunadamente no se han cuajado del todo en estos 2 años. Así que el riesgo de una irrupción social de los más necesitados es cada vez más latente en nuestro amado México. Un choque violento resquebrajaría la poca paz social que impera, pero pondría daría visibilidad a los grandes flagelos que arrastramos por políticas mal planeadas de administraciones pasadas.

Para los grupos hegemónicos que controlan la economía actual y por ende buscan tener el control político sería desastrosa una revolución porque perderían todo lo que han amasado mediante la explotación de los que menos tienen. En ese sentido, debería realizarse un gran pacto social entre los mexicanos para cimbrar a ese poder y lograr cristalizar los ideales de la Revolución de 1910 en un mejor espacio colectivo. Lo anterior solo puede lograrse mediante la reflexión y análisis de que nuestro país tiene que avanzar dejando en el olvido el individualismo para concretar una fiesta colectiva en la que quepamos todos.

¿Es necesaria una revolución? La respuesta es sí. Pero debemos tener cuidado de no caer en la desesperación y actuar violentamente porque significaría destruir lo poco que hemos avanzado, además una reconstrucción nacional sería prácticamente imposible. Así que debemos buscar la vía pacífica para acabar con la pobreza, desigualdad y falta de oportunidades cuanto antes.

glinarez@hotmail.com