/ martes 17 de abril de 2018

Riesgos geológicos

Voz Campesina

Confirmada ayer mediante amplio reportaje en LA VOZ (incluye declaraciones de directivos de Protección Civil, expertos sobre el tema) la existencia de fallas geológicas de riesgo sísmico (temblores pues) que rodean a Mexicali y su valle, además de la actividad que algunas han mantenido en mayor y menor grado dentro de los últimos años, se ratifica que nuestra región es zona de elevada posibilidad a sufrir movimientos telúricos (terremotos) como el del 10 de abril del 2010.

Se explica también el evento de la licuefacción, que aquel tristemente célebre día provocara enorme cuan penosa sorpresa en los habitantes del área rural, donde sucedió bajo inédita fuerza, causando graves daños.

El contenido del trabajo periodístico abarca una serie de medidas preventivas de parte de la autoridad, que indica deben observarse antes, durante y después del sismo. Y servirían para afrontar cualquier terremoto con mejores probabilidades de –opinamos- proteger la integridad física personal.

Hasta ahí todo parece ser idóneo listado de instrucciones, en plausible intención de salvaguardar a moradores cachanillas del valle y ciudad capital. Sin embargo -perdóneseme lo necio-, considero de similar urgente utilidad se contemple el acopio de diversos artículos de logística y alimentos no perecederos, que ya nos dimos cuenta, son requeridos al buscar re-activarse la normalidad en poblaciones rurales y/o colonias urbanas afectadas.

La experiencia del 10 de abril mostró necesaria inmediatez en el suministro de insumos básicos, máxime en materia de alimentación, servicio eléctrico, agua potable, etc., etc. a quienes mientras arribaba el Ejército Mexicano aplicando el Plan DN3, se les dificultó atender a la familia en algo elemental a la subsistencia. Admitiendo ignorar a qué organismo público le corresponda asumir dicha vertiente preventiva, bien podrían los sistemas DIF, Secretarías de Desarrollo Social (en ambos fueros) instrumentarla.

Estamos seguros que al poner los gobiernos el ejemplo, no faltarán integrantes de la sociedad civil, asociaciones filantrópicas, empresarios altruistas (los hay) que se sumarían al esfuerzo, estimando no oponerse en modo alguno, darle seguimiento a las citadas líneas de prevención y adelantar el almacenaje preventivo que impulsaría la reconstrucción momentánea y de la cotidianeidad escolar, laboral etc., etc. en centros poblacionales que resulten mayormente dañados.

vozcampesinahotmail.com

Voz Campesina

Confirmada ayer mediante amplio reportaje en LA VOZ (incluye declaraciones de directivos de Protección Civil, expertos sobre el tema) la existencia de fallas geológicas de riesgo sísmico (temblores pues) que rodean a Mexicali y su valle, además de la actividad que algunas han mantenido en mayor y menor grado dentro de los últimos años, se ratifica que nuestra región es zona de elevada posibilidad a sufrir movimientos telúricos (terremotos) como el del 10 de abril del 2010.

Se explica también el evento de la licuefacción, que aquel tristemente célebre día provocara enorme cuan penosa sorpresa en los habitantes del área rural, donde sucedió bajo inédita fuerza, causando graves daños.

El contenido del trabajo periodístico abarca una serie de medidas preventivas de parte de la autoridad, que indica deben observarse antes, durante y después del sismo. Y servirían para afrontar cualquier terremoto con mejores probabilidades de –opinamos- proteger la integridad física personal.

Hasta ahí todo parece ser idóneo listado de instrucciones, en plausible intención de salvaguardar a moradores cachanillas del valle y ciudad capital. Sin embargo -perdóneseme lo necio-, considero de similar urgente utilidad se contemple el acopio de diversos artículos de logística y alimentos no perecederos, que ya nos dimos cuenta, son requeridos al buscar re-activarse la normalidad en poblaciones rurales y/o colonias urbanas afectadas.

La experiencia del 10 de abril mostró necesaria inmediatez en el suministro de insumos básicos, máxime en materia de alimentación, servicio eléctrico, agua potable, etc., etc. a quienes mientras arribaba el Ejército Mexicano aplicando el Plan DN3, se les dificultó atender a la familia en algo elemental a la subsistencia. Admitiendo ignorar a qué organismo público le corresponda asumir dicha vertiente preventiva, bien podrían los sistemas DIF, Secretarías de Desarrollo Social (en ambos fueros) instrumentarla.

Estamos seguros que al poner los gobiernos el ejemplo, no faltarán integrantes de la sociedad civil, asociaciones filantrópicas, empresarios altruistas (los hay) que se sumarían al esfuerzo, estimando no oponerse en modo alguno, darle seguimiento a las citadas líneas de prevención y adelantar el almacenaje preventivo que impulsaría la reconstrucción momentánea y de la cotidianeidad escolar, laboral etc., etc. en centros poblacionales que resulten mayormente dañados.

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