/ domingo 19 de septiembre de 2021

Rubén Vizcaíno Valencia

LA ESPIGA

En el libro del abogado y periodista Aníbal Gallegos “Nosotros los Mexicanos” de 1965 no podía faltar un célebre personaje bajacaliforniano: El maestro Rubén Vizcaíno Valencia, a quien conocimos y tratamos en la UABC cuando el boom literario de los años ochenta tomó por asalto el panorama cultural de nuestra entidad.

Aníbal Gallegos conoció a Vizcaíno Valencia en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, su amistad le permitió a Gallegos referirse de manera franca a Vizcaíno a quien le receta varios epítetos juveniles: “Aprendiz de todo y oficial de nada”, “el loco Vizcaíno” apodo este último por el que se le conocía en sus tiempos estudiantiles.

Vizcaíno era nativo de Colima y su título de profesor le permitió visualizar otros campos del conocimiento: El Derecho y la Filosofía. Dice Gallegos que cuando su amigo Rubén se enteró que el filósofo mexicano Antonio Caso ganaba 150 pesos al mes en ese momento abandonó la filosofía y se convirtió en agente de ventas de calendarios, trabajo en el que percibía mil pesos a la semana.

Precisamente como vendedor de calendarios llega a Mexicali en los años cincuenta, su vocación por la cátedra lo convierte en profesor de la recién creada Escuela Preparatoria “Mexicali” ubicada en el edificio de la Esc. Cuauhtémoc.

En el tiempo disponible empieza a escribir obras literarias muy al estilo costumbrista. Al mudarse a Tijuana inicia como director de un suplemento cultural de larga trayectoria en el cual publicamos todos los iniciados en el oficio escritural. En ese medio apoya a jóvenes valores de las artes regionales, Vizcaíno se convierte en un prodigioso Mecenas encargado de alentar a poetas, dramaturgos, pintores, fotógrafos…toda su experiencia de vida la emplea para fomentar el aprecio por las artes y las humanidades.

De regreso al relato de Gallegos tenemos que de joven Vizcaíno se interesó por la lucha olímpica y por la oratoria. Con esta habilidad de estupendo orador participa en la campaña política del candidato presidencial Adolfo López Mateos. Dice Gallegos que el joven Rubén en el deporte pretendió ser campeón mundial y en política quiso ser gobernador de Baja California, como novelista pudo considerar el Premio Nobel de Literatura.

Una labor trascendental de Vizcaíno fue como presidente del Comité Organizador de la Asociación de Escritores de Baja California. En este terreno incursionó como editor de libros y revistas. Dentro de la UABC el Mtro. Rubén Vizcaíno Valencia desarrolló una intensa labor al frente del Dpto. de Actividades Culturales, en el cual dio voz y presencia a gran cantidad de artistas y creadores de Baja California.

En el suplemento dominical “Identidad”, la generosidad de Vizcaíno no tuvo límites, cuanto narrador, poeta o ensayista se cruzaba por su camino la invitación cordial a colaborar en su publicación estaba asegurada.

De sus tiempos como residente cachanilla nos proporcionó una novela memorable ambientada en el Valle durante las temporadas de pizcas del algodón. Vizcaíno conoció la vida de la población migrante que llegaba a Mexicali para dedicarse a labores agrícolas en ranchos y ejidos; su narrativa nos traslada a aquellos años de la fiebre del “oro blanco”.

Vizcaíno como intelectual y como Mecenas del arte y la cultura bajacalifornianos dejó una huella imborrable.

oscarh1955@yahoo.com.mx

LA ESPIGA

En el libro del abogado y periodista Aníbal Gallegos “Nosotros los Mexicanos” de 1965 no podía faltar un célebre personaje bajacaliforniano: El maestro Rubén Vizcaíno Valencia, a quien conocimos y tratamos en la UABC cuando el boom literario de los años ochenta tomó por asalto el panorama cultural de nuestra entidad.

Aníbal Gallegos conoció a Vizcaíno Valencia en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, su amistad le permitió a Gallegos referirse de manera franca a Vizcaíno a quien le receta varios epítetos juveniles: “Aprendiz de todo y oficial de nada”, “el loco Vizcaíno” apodo este último por el que se le conocía en sus tiempos estudiantiles.

Vizcaíno era nativo de Colima y su título de profesor le permitió visualizar otros campos del conocimiento: El Derecho y la Filosofía. Dice Gallegos que cuando su amigo Rubén se enteró que el filósofo mexicano Antonio Caso ganaba 150 pesos al mes en ese momento abandonó la filosofía y se convirtió en agente de ventas de calendarios, trabajo en el que percibía mil pesos a la semana.

Precisamente como vendedor de calendarios llega a Mexicali en los años cincuenta, su vocación por la cátedra lo convierte en profesor de la recién creada Escuela Preparatoria “Mexicali” ubicada en el edificio de la Esc. Cuauhtémoc.

En el tiempo disponible empieza a escribir obras literarias muy al estilo costumbrista. Al mudarse a Tijuana inicia como director de un suplemento cultural de larga trayectoria en el cual publicamos todos los iniciados en el oficio escritural. En ese medio apoya a jóvenes valores de las artes regionales, Vizcaíno se convierte en un prodigioso Mecenas encargado de alentar a poetas, dramaturgos, pintores, fotógrafos…toda su experiencia de vida la emplea para fomentar el aprecio por las artes y las humanidades.

De regreso al relato de Gallegos tenemos que de joven Vizcaíno se interesó por la lucha olímpica y por la oratoria. Con esta habilidad de estupendo orador participa en la campaña política del candidato presidencial Adolfo López Mateos. Dice Gallegos que el joven Rubén en el deporte pretendió ser campeón mundial y en política quiso ser gobernador de Baja California, como novelista pudo considerar el Premio Nobel de Literatura.

Una labor trascendental de Vizcaíno fue como presidente del Comité Organizador de la Asociación de Escritores de Baja California. En este terreno incursionó como editor de libros y revistas. Dentro de la UABC el Mtro. Rubén Vizcaíno Valencia desarrolló una intensa labor al frente del Dpto. de Actividades Culturales, en el cual dio voz y presencia a gran cantidad de artistas y creadores de Baja California.

En el suplemento dominical “Identidad”, la generosidad de Vizcaíno no tuvo límites, cuanto narrador, poeta o ensayista se cruzaba por su camino la invitación cordial a colaborar en su publicación estaba asegurada.

De sus tiempos como residente cachanilla nos proporcionó una novela memorable ambientada en el Valle durante las temporadas de pizcas del algodón. Vizcaíno conoció la vida de la población migrante que llegaba a Mexicali para dedicarse a labores agrícolas en ranchos y ejidos; su narrativa nos traslada a aquellos años de la fiebre del “oro blanco”.

Vizcaíno como intelectual y como Mecenas del arte y la cultura bajacalifornianos dejó una huella imborrable.

oscarh1955@yahoo.com.mx