/ martes 18 de septiembre de 2018

Sabiduría pápago

El Muro


Como la mayoría de las tribus, los Pápago resultaron afectados a lo largo de los años por actos u omisiones de los gobiernos, por ello su sabiduría parece inspirada en los inconvenientes sufridos: “Si andas en la estepa buscando la vara de gobierno, recuerda que es más fácil hablar cuando se pide, que cumplir lo que se debe dar”.

Es un “Te lo digo Juan, para que lo entiendas Pedro” o una variante de los mensajes que muchas personas envían actualmente a través de las redes sociales como un desahogo ante el enojo o la frustración por malas decisiones gubernamentales. Seguramente el aforismo (que forma parte del “Pensamiento de los O’otham” -nombre con que se autodenominan, que significa “gente del desierto”-) fue motivado por tanta promesa incumplida.

Claro que también existen los señalamientos directos, como éste del programa de radio “La voz de los Pápago”, transmitido el 23 de agosto de 1981: “Hermanos O’otham y de todo el país, les hablo para decirles la inquietud de la problemática que tenemos con las dependencias oficiales. Pido a ustedes (…) que no nos desanimemos ante estos problemas, sabemos que vamos a triunfar porque así está escrito…”.

De experiencias repetidas hasta el hartazgo, como la anterior, pudo surgir: “Vale más un hombre honrado durante toda la vida, que un mal gobierno durante seis inviernos”.

Los Pápago son una tribu establecida en Sonora y parte de Arizona, cuya forma de organización sociopolítica en México fue modificada por influencia de los españoles (que llegaron en 1698, encabezados por el padre Eusebio Kino), quienes impusieron el sistema político tradicional, el de un gobernador: “Los O’otham están bajo la vara del gobierno mexicano; cuando tú la tengas regresa aquí, a nuestra enramada, para escuchar cómo es la voz que te otorgó I’itoi”.

Los Pápago de Estados Unidos poseen una organización distinta, con un territorio dividido en 11 distritos, cada uno con su consejo gobernante e incluso poseen una oficina que se encarga de la relación con sus hermanos mexicanos.

Para algunos miembros de la tribu, Pápago es despectivo, ya que aparentemente deriva de “papabotas” que significa algo así como “comedor de frijoles” o “frijolero”. Su lengua, rica y muy completa, ha sido objeto de estudio de lingüistas de todo el mundo (la “Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes” le dedica un apartado para analizar su morfología), ya que crearon poesía de vanguardia muy interesante: “El mar es muy bonito y tan grande como la tierra; el mar es el otro mundo que nos dio nuestro creador. Para que lo cuidemos no echándole basuras, nos dijo que ahí tenemos nuestro alimento…”.

Su sabiduría es genial -como la de todos los pueblos que otorgan valor a la observación del comportamiento de la naturaleza- siempre dispuesta para advertir a las nuevas generaciones: “Un hombre sabio conoce que no todos los mezquites dan péchita dulce”. Otra, dedicada al que manda: “Cuando tienes la vara de mando, sólo a ti te pega el sol”.


El Muro


Como la mayoría de las tribus, los Pápago resultaron afectados a lo largo de los años por actos u omisiones de los gobiernos, por ello su sabiduría parece inspirada en los inconvenientes sufridos: “Si andas en la estepa buscando la vara de gobierno, recuerda que es más fácil hablar cuando se pide, que cumplir lo que se debe dar”.

Es un “Te lo digo Juan, para que lo entiendas Pedro” o una variante de los mensajes que muchas personas envían actualmente a través de las redes sociales como un desahogo ante el enojo o la frustración por malas decisiones gubernamentales. Seguramente el aforismo (que forma parte del “Pensamiento de los O’otham” -nombre con que se autodenominan, que significa “gente del desierto”-) fue motivado por tanta promesa incumplida.

Claro que también existen los señalamientos directos, como éste del programa de radio “La voz de los Pápago”, transmitido el 23 de agosto de 1981: “Hermanos O’otham y de todo el país, les hablo para decirles la inquietud de la problemática que tenemos con las dependencias oficiales. Pido a ustedes (…) que no nos desanimemos ante estos problemas, sabemos que vamos a triunfar porque así está escrito…”.

De experiencias repetidas hasta el hartazgo, como la anterior, pudo surgir: “Vale más un hombre honrado durante toda la vida, que un mal gobierno durante seis inviernos”.

Los Pápago son una tribu establecida en Sonora y parte de Arizona, cuya forma de organización sociopolítica en México fue modificada por influencia de los españoles (que llegaron en 1698, encabezados por el padre Eusebio Kino), quienes impusieron el sistema político tradicional, el de un gobernador: “Los O’otham están bajo la vara del gobierno mexicano; cuando tú la tengas regresa aquí, a nuestra enramada, para escuchar cómo es la voz que te otorgó I’itoi”.

Los Pápago de Estados Unidos poseen una organización distinta, con un territorio dividido en 11 distritos, cada uno con su consejo gobernante e incluso poseen una oficina que se encarga de la relación con sus hermanos mexicanos.

Para algunos miembros de la tribu, Pápago es despectivo, ya que aparentemente deriva de “papabotas” que significa algo así como “comedor de frijoles” o “frijolero”. Su lengua, rica y muy completa, ha sido objeto de estudio de lingüistas de todo el mundo (la “Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes” le dedica un apartado para analizar su morfología), ya que crearon poesía de vanguardia muy interesante: “El mar es muy bonito y tan grande como la tierra; el mar es el otro mundo que nos dio nuestro creador. Para que lo cuidemos no echándole basuras, nos dijo que ahí tenemos nuestro alimento…”.

Su sabiduría es genial -como la de todos los pueblos que otorgan valor a la observación del comportamiento de la naturaleza- siempre dispuesta para advertir a las nuevas generaciones: “Un hombre sabio conoce que no todos los mezquites dan péchita dulce”. Otra, dedicada al que manda: “Cuando tienes la vara de mando, sólo a ti te pega el sol”.